Cuatro días después de la devastación causada por los sismos registrados el pasado 6 de febrero, cuando decenas de miles de voluntarios y ayuda procedente de todo el mundo inundaba Turquía, al norte de Siria no había llegado ayuda de ningún tipo a pesar de los miles de muertos, los edificios e infraestructuras derruidos y la falta de luz, agua o medicamentos. Lo desvela y denuncia tras conseguir autorización para visitar la zona, Oscar Camps en esta entrevista en el programa La Cafetera de Radiocable.com. El fundador de OpenArms apunta que la población siria afectada estaba sorprendida de que nadie les ayudara y les preguntaban si Europa y el mundo sabían que habían sufrido un terremoto.

Camps señala que la ayuda humanitaria apenas llega al norte de Siria en parte por el bloqueo del régimen de Basher Al Asad, pero critica la reacción de la comunidad internacional: «no se mira, ni escucha, porque es una situación incómoda. Posicionarse es incómodo. Pero ni siquiera delante de una catástrofe de estas dimensiones hemos sido capaces de posicionarnos ante los más vulnerables». Y detalla cómo están y se puede colaborar para enviar ayuda a los hospitales de la zona.

Oscar Camps explica que a Turquía llegaron «decenas de miles de bomberos y voluntarios» de todas partes del mundo para ayudar tras el terremoto. «Era admirable la voluntariedad y la solidaridad. Pero nosotros nos preguntamos que pasaba con Siria que había sido igualmente devastada y no se comentaba nada y ni siquiera había imágenes». Asegura que «los españoles fuimos los únicos que solicitamos entrar» a suelo sirio y tras conseguirlo denuncia «hemos estado muy solos allí con una organización local. Y hemos escuchamos las opiniones que nos preguntaban si Europa y el mundo sabían que Siria había tenido el terremoto porque estaban sorprendidos de que nadie les ayudara».

El fundador de Open Arms señala que el cuarto día tras el terremoto no había llegado ayuda humanitaria de ningún tipo a Siria a pesar de los «miles de muertos, de que el 85% de los edificios quedó devastado y el resto está para tirar porque han quedado muy dañados». Recuerda que en su viaje se toparon con decenas de camiones y maquinarias que iban a Turquía a desescombrar, pero ni uno a Siria «quitaban escombros a mano oyendo los gritos de quienes estaban enterrados durante días». Y denuncia que esto debería ser un toque de atención a la comunidad internacional: «no tenemos ojos ni oídos para los lamentos de una zona donde llevan 12 años de guerra civil».

Camps detalla cómo la ayuda humanitaria que llegó a Aleppo u otras zonas de Siria controladas por el gobierno de Bashar Al Asad no fue enviada a las zonas más afectadas y controladas por grupos rebeldes: «¿Cómo va a llegar ayuda si Asad, dos horas después de un terremoto de 5,2, bombardeó un pueblo del norte de Siria? Es impensable que envíe ayuda». Pero denuncia sobre todo la reacción de la comunidad internacional «no se mira, ni escucha, porque es una situación incómoda, supongo. Posicionarse es incómodo. Pero ni siquiera delante de una catástrofe de estas dimensiones hemos sido capaces de posicionarnos ante los más vulnerables. Una línea en el suelo o una línea en el mar, decide quien vive y quien no vive».

Ante todo esto Open Arms está colaborando con el Hospital Clinic, con el Doce de Octubre y la Generalitat para enviar equipos médicos a estas zonas: «los hospitales de la zona están superados y tienen material y electro medicina de hace 30 años y las necesidades son básicas» describe Oscar Camps que subraya que además de la destrucción y devastación de todas las infraestructuras de estas zonas con el terremoto, tampoco hay ni luz, ni agua y muchas carreteras están inutilizables: «la situación es muy precaria y ahora aparece el cólera. Y se habla mucho de los muertos, pero no tanto de los cientos de miles de heridos que tienen que ser atendidos en centros desbordados y sin analgésicos, ni medicamentos».

[Entrevista completa a Oscar Camps a partir del min 31:00]

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