Parece que ya no ven solo oportunidades de negocio en la vivienda en España, sino también en las armas, sobre todo tras comprometerse el gobierno ha subir el presupuesto en Defensa hasta el 2% del PIB en los próximos años. Eso es al menos lo que parecen pensar varios fondos e inversores extranjeros que en los últimos meses han incrementado significativamente la adquisición de acciones y el control sobre las principales empresa españolas que fabrican armamento. Indra, que ya era señalada por medios internacionales como Bloomberg como la pieza clave de la estrategia del gobierno para impulsar en gasto en armamento, es el ejemplo más claro. Pero no el único


Los aires belicistas expandidos por Europa tras la invasión rusa de Ucrania y los anuncios del aumento del gasto en defensa por parte de distintos gobiernos, entre ellos el español, han despertado, según resalta un artículo de Publico.es que firma Eduardo Bayona, el interés de los instrumentos financieros internacionales que se han lanzado a la compra de acciones en esta industria que tiene perspectivas de hasta triplicar su actual facturación.

Y España, parece uno de los «bocados más apetitosos» en este banqueta. De hecho Pedro Sánchez acaba de aprobar una partida extraordinaria de 1.000 millones de euros para gastos en defensa este mismo año y su compromiso de aumentar el presupuesto en este ramo hasta el 2% del PIB implica destinar 28.000 millones a empresas armamentísticas.

Algo que ya está atrayendo al capital internacional. Si desde hace años es frecuente la adquisición por parte de fondos buitres e inversores extranjeros de grandes paquetes de vivienda en España, en los últimos meses las oportunidades de negocio parece que se han trasladado a las empresas de la industria de defensa. Y desde esta primavera, se ha intensificado, la adquisición de acciones en las principales empresas del sector.

En España, la filial de Airbus, Navantia e Indra son los gigantes de la industria armamentística y copan el 80% de la facturación. Y salvo la segunda que pertenece íntegramente a la Sepi (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), las otras dos ya contaban con capital internacional. En el caso de Airbus, una treintena de fondos y de inversores institucionales han tomado participaciones o ampliado las que tenían en lo que va de año, aunque son minoritarias.

Pero en Indra, la «piedra angular» sobre la que el gobierno español quiere desarrollar su ambicioso plan de aumento de presupuesto en Defensa, ha habido movimientos mucho más significativos. En vísperas de la invasión rusa de Ucrania, los bancos Norges (banco central de Noruega) y Deustche ampliaron sus participaciones al 3,6% y el 5%.

Pero además a primeros de junio el fondo Amber Capital y su principal ejecutivo avanzaban hasta el 3,23% y 4,18% y unas semanas después, a finales de mes, entraba T. Rowe Price con un 3,52%. Estas últimas adquisiciones de acciones suponen que el 35,02% del capital de la tercera empresa de armamento de España esté en manos de inversores extranjeros, entre los que también se incluyen los fondos Fidelity y FMR.

Pero además hay otras empresas españolas del sector de defensa y armamentos con importantes participaciones extranjeras. ITP, que fabrica motores para aeronaves militares y comerciales y factura más de 700 millones al año, está en proceso de quedar bajo control de un grupo de empresas liderado por el fondo estadounidense Bain Capital; Hisdesat, la operadora de satélites, en la que el fondo estadounidense Black Rock tiene un 2,8% o Santa Barbara, propiedad de General Dymanic, en donde están fondos de inversión como The Vanguard Group, Evercore y Longview y de pensiones como Capital Group.

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