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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Las palabras de la comisaria de justicia Viviane Reding no fueron esta vez, como ha dicho Zapatero, «desafortunadas y fuera de lugar». Porque, pese a quien le pese, la mejor y más honrada definición de lo que está sucediendo en Francia con las expulsiones de rumanos la dió ella: Francia está llevando a cabo una política «asquerosa», en efecto. Suena contundente, pero lo retrata con mucha precisión.

No hay que esperar demasiado -«a que se resuelva el procedimiento», como ha dicho Zapatero-  para saber que es ilegal e inmoral. «La Unión Europea (UE) es una comunidad política de Derecho nacida para propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los pueblos y de los Estados de Europa», -recuerda la wikipedia.

El artículo 19 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea recoge explicitamente:

«se prohíben las expulsiones colectivas».

El artículo 21 añade :

«Se prohíbe toda discriminación, y en particular la ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes
étnicos o sociales, características genéticas, lengua, religión o convicciones, opiniones políticas o de
cualquier otro tipo, pertenencia a una minoría nacional, patrimonio, nacimiento, discapacidad, edad u
orientación sexual.
«Se prohíbe toda discriminación por razón de nacionalidad en el ámbito de aplicación del Tratado
constitutivo de la Comunidad Europea y del Tratado de la Unión Europea y sin perjuicio de las
disposiciones particulares de dichos Tratados.»

Y el artículo 45 sobre la Libertad de circulación y de residencia anuncia :

 «Todo ciudadano de la Unión tiene derecho a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros».

Zapatero, sin embargo, se inclinó por evitar la crítica a Sarkozy en la polémica de los gitanos y valoró así las palabras de Reding:

«Hablar de política asquerosa o comparar las deportaciones con las de la Segunda Guerra Mundial no es lo adecuado» -dijo.

Zapatero eligió la equidistancia y se escudó en la responsabilidad de su cargo. Son tiempos de realpolitik, de pragmatismo y de la conocida como métrica política.

Pero lo que está ocurriendo en Francia no sólo es ilegal -Rumanía es miembro de la UE desde 2007 y sus ciudadanos, por tanto, gozan de todos los privilegios de su pertenencia-, es puro racismo a manos del inefable Sarkozy, pues experiencia no le falta.

Pero no se preocupen en todo caso, porque si Zapatero se ha equivocado por no emplear toda la contundencia moralmente obligada contra su colega francés, ya está aquí Mariano Rajoy para reclamar su parcela de atención mediática:

«En asuntos de inmigración lo importante es el orden y el control«, -ha afirmado tajante Rajoy durante la rueda de prensa que ha dado en su visita a Melilla. «Estoy convencido de que el Gobierno francés hizo esto dentro de la legalidad, como no podía ser de otra manera», -ha dicho

Lo dice uno que reivindica paralelamente las raices cristianas de Europa y que presume de ser católico, pero para quien ya no significan nada las palabras misericordia y compasión. Por lo menos debería recordar el concepto de justicia.

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