Trabajos recientes han mostrado que ciertas características de la llamada “personalidad oscura” –como el sadismo y la psicopatía subclínica- contribuyen a predecir de manera significativa una acusada inclinación a trolear en internet. Los autores de este texto de TheConversation explican ademas que tambien existen otros rasgos.



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Ginés Navarro Carrillo, Universidad de Jaén; Hugo Carretero Dios, Universidad de Granada y Jorge Torres-Marín, Universidad de Granada

La irrupción de las redes sociales en nuestras vidas ha provocado el nacimiento de nuevas formas de interacción que requieren la atención de la psicología como disciplina. Uno de estos fenómenos emergentes recibe el nombre de troleo online.

Este término hace referencia a una forma de conducta dañina. Se basa en la provocación de otras personas sin una finalidad instrumental clara y se expresa en distintas plataformas virtuales como Facebook o Twitter.

Definir y evaluar los comportamientos de troleo en internet no es una tarea sencilla. Es una manifestación reciente y tiene un carácter polifacético, lo que ha llevado a la comunidad científica a plantearse numerosas preguntas. El objetivo es ampliar el conocimiento sobre su naturaleza y sobre el perfil de aquellas personas denominadas troles.

Una de las líneas de investigación más estimulantes y productivas pretende dilucidar las características de personalidad más distintivas de las personas que trolean en redes.

Hasta la fecha, trabajos recientes han mostrado que ciertas características de la llamada “personalidad oscura” –como el sadismo y la psicopatía subclínica– contribuyen a predecir de manera significativa una acusada inclinación a trolear en internet.

No obstante, existen otros rasgos de personalidad que pueden ayudar a “dibujar” la personalidad de los troles. Son particularmente aquellos que describen diferencias individuales en comportamientos más específicos. En nuestro caso, nos preguntábamos si la inclinación hacia un comportamiento humorístico de carácter hostil (lo que también se conoce como el lado oscuro del humor) podría arrojar algo de luz sobre la naturaleza del troleo y, con miras más ambiciosas, sobre las posibles motivaciones que fundamentan esta práctica en redes.

El lado oscuro del humor

Antes de describir de manera pormenorizada nuestros resultados, es importante aclarar algunos conceptos previos.

En primer lugar, debemos destacar las dificultades asociadas al propio estudio de estas temáticas. El sentido del humor constituye uno de los fenómenos psicológicos más complejos y controvertidos.

Desde un punto de vista conceptual, este término comprende diferentes manifestaciones y experiencias vinculadas a la diversión o jocosidad. Se entiende como una predisposición de las personas a percibir, interpretar y generar material divertido. Pero también como la habilidad de utilizar el humor para afrontar situaciones de adversidad.

Si bien buena parte de las investigaciones desarrolladas hasta la fecha, que suelen partir de aproximaciones cercanas a la psicología positiva, han coincidido en destacar la naturaleza benévola y adaptativa del humor, cada vez más investigadores abogan por abordar su naturaleza dual.

Lo anterior pasa por reconocer que no todas las manifestaciones humorísticas presentan un carácter genuinamente beneficioso a nivel personal o social. De hecho, existen varias expresiones que, bajo el paraguas del humor, pueden perseguir connotar intenciones negativas de una forma socialmente más aceptable.

Un ejemplo de ello es la ridiculización, a través de la cual se busca rechazar o humillar a otras personas durante las interacciones sociales.

Personalidad humorística oscura: katagelasticismo y humor agresivo

La investigación psicológica ha utilizado diferentes modelos de humor, estudiados y validados, para identificar la relación entre ciertas manifestaciones humorísticas hostiles y características de personalidad oscura.

En este sentido, nuestras investigaciones han confirmado, por ejemplo, que el rasgo conocido como “katagelasticismo” (disfrutar riéndose de otras personas o exponiéndolas a situaciones donde terceros se puedan reír de ellas) se relaciona con dimensiones de la personalidad oscura como el maquiavelismo, el narcisismo y la psicopatía subclínica.

En concreto, en un estudio reciente encontramos que el maquiavelismo (caracterizado por la frialdad emocional y la manipulación para alcanzar los objetivos personales) y la psicopatía subclínica (definida por una elevada impulsividad y la expresión de conductas antisociales) eran determinantes para explicar la personalidad de quienes se inclinaban hacia el katagelasticismo.

Asimismo, otros estudios han revelado que las personas con un estilo de humor agresivo (basado en la burla o ridiculización de otros para denotar superioridad) presentan también una menor habilidad para ponerse en el lugar del otro y una mayor tendencia a expresar conductas agresivas físicas y verbales.

Conductas hostiles online: el caso del troleo

Teniendo en cuenta lo anterior, parece lógico pensar que el lado oscuro del humor pueda relacionarse con conductas interpersonales de naturaleza hostil en redes como, por ejemplo, el troleo.

En consonancia con nuestras hipótesis, los resultados obtenidos mostraron que los troles tendían a disfrutar riéndose de los demás (katagelasticismo) y hacían un uso frecuente del humor agresivo. Además, cabe destacar que los efectos del katagelasticismo en el troleo no fueron completamente explicados por otras disposiciones como el sadismo o la psicopatía.

En conclusión, la búsqueda de la mera diversión ridiculizando a otras personas parece ser una característica distintiva de los troles, más allá del impacto de otras características generales de la personalidad oscura.The Conversation

Ginés Navarro Carrillo, Profesor e investigador en el área de Psicología Social, Universidad de Jaén; Hugo Carretero Dios, Profesor de Métodos y Diseños de Investigación en Psicología. Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento., Universidad de Granada y Jorge Torres-Marín, Profesor e Investigador en el Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento., Universidad de Granada

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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