En los seis meses de guerra en la Franja, se han destruido porcentualmente más viviendas e infraestructuras civiles que en cualquier otro conflicto del que se tenga memoria. Esta destrucción sistemática y generalizada constituye un crimen contra la humanidad. Pero además expertos en DDHH, algunos de ellos pertenecientes a la ONU, han señalado el uso de herramientas de inteligencia artificial en la campaña militar israelí -se ha reportado en este sentido el programa Lavender con el que se dirigían los bombardeos- y el «alto precio» que ha supuesto.


Expertos independientes en derechos humanos afirmaron que el supuesto uso de inteligencia artificial (AI) contra objetivos en Gaza por parte del Ejército israelí se ha cobrado un «precio sin precedentes» en la vida de civiles y en el daño a las viviendas y servicios.

«Transcurridos seis meses de la actual ofensiva militar, en Gaza se han destruido porcentualmente más viviendas e infraestructuras civiles que en cualquier otro conflicto del que se tenga memoria», afirmaron los expertos, entre los que se encontraba Francesca Albanese, relatora especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados desde 1967.

En una declaración, los expertos estimaron que entre el 60% y el 70% de todas las viviendas de Gaza, y hasta el 84% de las viviendas del norte de Gaza, habían quedado totalmente destruidas o parcialmente dañadas.

Destrucción sistemática y generalizada

Esta «destrucción sistemática y generalizada» constituye un crimen contra la humanidad, insistieron los expertos -que no forman parte del personal de la ONU y no reciben salario alguno por su trabajo- antes de señalar «numerosos crímenes de guerra y actos de genocidio», denunciados por Albanese en su informe al Consejo de Derechos Humanos.

«Con los funcionarios públicos israelíes sumándose a los llamamientos para que los palestinos abandonen Gaza, para que (Israel) ‘recupere Gaza’ y vuelva a construir asentamientos, y el ostensible entusiasmo expresado por destacados ex funcionarios del gobierno estadounidense por las propiedades ‘frente a la playa de Gaza’, hay pocas dudas de que la intención de Israel va mucho más allá de los propósitos de derrota militar de Hamás», sostuvieron los expertos.

Los daños en la Franja se estiman en 18.500 millones de dólares, el 97% de la economía total de Gaza y Cisjordania. Más del 70% de esta estimación corresponde a la reposición de viviendas, mientras que otro 19% es el coste de las infraestructuras civiles, incluidos el agua y el saneamiento, la electricidad y las carreteras.

«Las viviendas han desaparecido y, con ellas, los recuerdos, las esperanzas y las aspiraciones de los palestinos y su capacidad para hacer realidad otros derechos, como el derecho a la tierra, a la alimentación, al agua, al saneamiento, a la salud, a la seguridad y a la intimidad (especialmente de las mujeres y las niñas), a la educación, al desarrollo, a un medio ambiente sano y a la autodeterminación», afirmaron los expertos en derechos humanos.

Lavender, el sistema de IA del Ejercito israelí

Una investigación periodística de +972 Magazine y Local Call, de la que se hizo eco CTXT,  reveló que el ejército israelí ha desarrollado un programa basado en inteligencia artificial conocido como “Lavender” ha desempeñado un papel fundamental en el bombardeo sin precedentes de palestinos, especialmente durante las primeras etapas de la guerra. En concreto la IA se utilizó para marcar como posibles objetivos de bombardeo a todos los sospechosos de pertenecer al brazo armado de Hamás y la Yihad Islámica Palestina.

Y se asumieron como buenas las listas de objetivos a matar que generaba Lavender sin necesidad de mayores comprobaciones humanas a pesar de saberse que el sistema comete lo que se consideran “errores” en aproximadamente el 10% de los casos y de que, en ocasiones, marca a personas que apenas tienen una ligera conexión con grupos militantes o ninguna conexión en absoluto.

Además, el ejército israelí atacaba sistemáticamente a las personas marcadas como objetivos cuando se encontraban en sus hogares –generalmente de noche, con toda la familia presente– y no en el transcurso de las actividades militares. Según las fuentes, esto se debía a que, desde el punto de vista de los servicios de inteligencia, era más fácil localizarlas en sus domicilios particulares. Otros sistemas automatizados, incluido uno llamado “¿Dónde está papá?”, cuya existencia también desveló +972 Magazine, se utilizaban para localizar a personas concretas y llevar a cabo los atentados con bombas cuando entraban en los domicilios de sus familias.

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