Está siendo la «cara» de la crisis sanitaria en España y la voz de referencia para la inmensa mayoría de la población. Quizá por ello Fernando Simón está siendo objeto de virulentas críticas políticas. Pero su labor ha sido reconocida por políticos, científicos y ciudadanos y su figura ha crecido tanto que medios internacionales como el New York Times o el Süddeutsche Zeitung le han dedicado perfiles de reconocimiento y le incluyen entre los referentes europeos.

Pero además la pandemia ha servido para conocer más sobre el director del Centro Nacional Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y portavoz del Ministerio de Sanidad para la crisis de la Covid19. Entre otras cosas que ha dedicado su vida a la medicina y las epidemias, que trabajó tres años en un hospital de Burundi, sobreviviendo a la guerrilla y curando y formando a centenares de personas y que además es aficionado a la escalada.

Fernando Simón Soria nació en Zaragoza en 1963. Se licenció en medicina en la Universidad de Zaragoza, se especializó en epidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y estuvo también en el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Colegiado en Huesca, trabajó al principio de su carrera en Atención Primaria en esta localidad y en Zaragoza. Algunos medios han cuestionado de esta parte de su curriculum asegurando que no hizo el MIR, algo que él nunca ha afirmado y que como explican en Maldita.es citando a la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, antes de 1995 no era necesario para hacer trabajar en Atención Primaria.

Ejerció posteriormente la medicina en Guatemala, Ecuador y Francia, en el Instituto de de Vigilancia Epidemiológica. Aunque uno de los lugares en los que más tiempo estuvo, nueve años, fue en África. Allí fue director del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de Manhica (Mozambique), especializado en malaria, sida y tuberculosis, voluntario de Medicos Mundi y durante tres años médico del Hospital de Ntita, en el norte de Burundi, coincidiendo con la guerra civil que se desató en el país entre las etnias hutus y tutsis.

Sobre su labor en este país y en este entorno, Marco Pascual ha publicado en Internet los recuerdos de una visita que le hizo a Fernando Simón en 1991. El tuitero Observatorio 14 también la ha divulgado por esta red social: «A menudo es el único médico en el hospital de Ntita que cubre un área de 40km y unos cien mil habitantes. Cada mañana atendía a unos 120 pacientes y luego seguía a los 60 hospitalizados que, de media, había en el centro».


Y además de estas tarea, el médico española desarrolla por su cuenta un programa de formación en salud pública. Con profesores de más de cien pequeñas localidades de la zona, coordina cursos de salud e higiene a la población para prevenir enfermedades.  También desarrolla campañas de vacunación diarias, programas de construcción de letrinas, de recuperación de fuentes, potabilización de agua, así como cursos para la prevención del SIDA y la creación de una granja de pollos y conejos para alimentar a los pacientes del hospital.

Aunque entonces la situación en Burundi no era aún de guerra abierta, ya existía un conflicto de guerrillas y en noviembre de 1991, el Palipehutu (Partido para la Liberación del Pueblo Hutu) había atacado la ciudad de Bujumbura, matando a más de 200 personas. Pascual recuerda: «Como solo puede obtener en la ciudad medicamentos, Fernando tuvo que ir para abastecerse, aún conociendo la prohibición de circular y el toque de queda. Le acompañaba otra persona, y cuando iban a comprar las medicinas fueron tiroteados por los militares. Por suerte ese día salvaron la vida, pero por poco, los impactos de bala dieron en la parte lateral trasera de su todoterreno. Después de detener el coche, en la revisión de papeles y vehículo, encontraron el dinero que llevaba en un bolso para comprar las medicinas, y los militares se quedaron con él. Luego les dejaron seguir».

A finales de la década de los 90, Simón y su familia -está casado y tiene tres hijos- deciden volver a España. Dirige entre 2003 y 2011 el programa del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) desde el Carlos III y en 2014, en plena crisis del ébola, es nombrado director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad por la entonces ministra Ana Mato y su sustituto como portavoz gubernamental sobre el virus que afectó a varios misioneros españoles y a Teresa Romero. En 2019 también le tocó explicar el brote de listeriosis y desde el estallido de la pandemia es el portavoz del Ministerio de Sanidad contra la Covid19 en España.

La prensa internacional también ha destacado la labor y la figura de Fernando Simón. En abril, el New York Times le incluyó en la lista de los principales científicos de Europa que han destacado y emergido durante la pandemia como referencias, junto con Christian Drosten, Massimo Galli o Anthony Fauci. Del español en concreto aseguraban que «se ha revelado como una entrañable figura de héroe científico». Y añadía que había estado comunicando actualizaciones y observaciones sobre la crisis con su voz ronca, haciendo casi de psicólogo de ciudadanos ansiosos que le bombardeaban con preguntas on line, incluso sobre si debían descalzarse al llegar a casa».

Por su parte el Süddeutsche Zeitung afirmaba que se había convertido en un «favorito» de los españoles. El diario alemán recordaba que ha sido la «cara de la crisis en España» y que primero fue «odiado» por ser el mensajero de las malas noticias y algunos errores propios, pero con el tiempo su relación con el público se ha vuelto mucho más suave e «incluso de cariño». El perfil que firmaba Sebatian Schoepp resaltaba que Fernando Simón ha demostrado que no tiene miedo a admitir errores y se ha convertido en una figura de referencia -comparándole con una versión española del Dr Drosten, la eminencia médica alemana que gestiona allí la crisis- tanto como autoridad sobre la enfermedad como en tema más ligeros.

Y durante la cuarentena, también se ha conocido que es aficionado a la montaña y a la escalada. En esta entrevista en Desnivel, el propio Simón explica que siempre le había llamado la atención, pero no fue hasta 2003 cuando empezó a practicarla en serio: «Yo de joven fui más de deportes náuticos. Pasábamos mucho tiempo en Caspe, un pueblo de Huesca donde hay un pantano muy grande y entonces hacía windsurf, piragüismo, vela ligera, siempre con material muy cutre de segunda mano que arreglábamos. Y cuando me instalé en Madrid, descubrí la sierra y el rocódromo Espacio Acción. Y empecé a escalar. Buscaba también un deporte para hacer con mis hijos y que quisieran seguir saliendo conmigo a la montaña. Y al final me olvidé de mis hijos y me enganché yo y me encanta».

Hsasta el punto que lleva más 10 años siendo un habitual del rocódromo Espacio Acción y ha llegado a ser campeón de veteranos en 2019 en  Y asegura: «La escalada me ha cambiado. Mi trabajo requiere mucha concentración, pero cuando me escapo a entrenar me olvido de todo. Desaparece el mundo. Me preocupo solo de mi rato de escalar, de donde poner el pie, como solucionar el problema. Y eso me hace volver a la oficina como nuevo… Y cuando puedo salir a la montaña a la roca es como una liberación. Me quito de encima toda la ciudad y los problemas. Es como desaparecer del mundo habitual y me hace olvidar de las presiones que habitualmente tengo.» Este es Fernando Simón, el responsables de coordinar la pandemia y la desescalada en España.

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