El sur de Europa tiende a verse más afectado por las enfermedades relacionadas con el calor, las que transmiten los mosquitos, la inseguridad alimentaria, la sequía y los incendios forestales. Así lo señala un estudio de The Lancet Countdown donde se apuntan mayores efectos en mujeres y en las comunidades más desfavorecidas. Lo detallan en Sinc, donde también enfatizan que desde 1990 y hasta 2019, más de 150.000 personas murieron debido a las olas de calor, según el primer mapa global que relaciona decesos y altas temperaturas. Y otras investigaciones inciden en la mayor vulnerabilidad de las personas mayores y las mujeres.

El cambio climático actúa y mata en Europa. Así lo advierten los 69 participantes del informe Europa 2024 de la iniciativa Lancet Countdown (cuenta atrás, en inglés), publicado en la revista Lancet Public Health. Rastreando los vínculos entre el cambio climático y la salud en toda la región, el estudio explora 42 indicadores que vigilan las repercusiones del primero en el segundo, así como las oportunidades perdidas de la acción climática en este continente.

Este segundo informe ha sido dirigido por el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal un centro apoyado por la «Fundación la Caixa») y otras 40 instituciones de toda Europa. Los resultados de los indicadores muestran que los efectos negativos del cambio climático sobre la salud han ido en aumento en comparación con los niveles de referencia, y que la mayoría de los efectos superan los niveles registrados anteriormente.

Son numerosos los datos que aporta el informe. Se estima que las muertes relacionadas con el calor han aumentado en la mayor parte de Europa, con un incremento medio de 17 muertes por cada 100.000 habitantes entre 2003-2012 y 2013-2022. Las horas de riesgo para la actividad física debido al riesgo de estrés térmico aumentaron entre 1990-2022 tanto para actividades medias (por ejemplo, ciclismo o fútbol) como extenuantes (por ejemplo, rugby o ciclismo de montaña), lo que posiblemente se traduzca en una reducción de la actividad física y, por tanto, en un aumento del riesgo de enfermedades no transmisibles.

Por otra parte, la idoneidad climática para diversos patógenos y vectores de enfermedades sensibles al clima ha aumentado en Europa. Por ejemplo, bacterias Vibrio, virus del Nilo Occidental, dengue, chikungunya, Zika, malaria, leishmaniasis y garrapatas, que propagan la enfermedad de Lyme y otras enfermedades transmitidas por garrapatas.

Desigualdades a varios niveles

Los efectos negativos sobre la salud relacionados con el clima y la responsabilidad del cambio climático no son iguales en Europa ni en todo el mundo, y a menudo reflejan desigualdades socioeconómicas y marginación. Los autores también reflexionan sobre estos aspectos, destacando los grupos de riesgo en Europa y la responsabilidad del continente en la crisis climática.

La mortalidad relacionada con el calor fue dos veces mayor en las mujeres que en los hombres, los hogares con bajos ingresos tenían una probabilidad sustancialmente mayor de experimentar inseguridad alimentaria, las muertes atribuibles a una dieta desequilibrada fueron mayores entre las mujeres y la exposición al humo de los incendios forestales fue mayor en las zonas muy desfavorecidas.

Envejecer en un mundo que se calienta

Las olas de calor son uno de los efectos más evidentes del cambio climático. Estos periodos (siempre superiores a tres días) en el que las temperaturas máximas y mínimas se encuentran por encima de los valores climatológicamente normales para esa época del año afectan negativamente a la salud.

Un equipo de la Universidad de Monash (Australia) ha llevado a cabo el primer mapa mundial de la mortalidad relacionada con las olas de calor durante tres décadas, de 1990 a 2019. Los expertos han descubierto que estos ciclos provocaron más de 153.000 muertes adicionales, casi la mitad de ellas en Asia.

En comparación con 1850-1990, la temperatura global de la superficie ha aumentado un 1,14 ºC en 2013-2022 y se espera que aumente otro 0,41-3,41 ºC para 2081-2100. Es más, con el creciente impacto del cambio climático, se ha observado que las olas de calor están aumentando no solo en frecuencia, sino también en gravedad y magnitud. El estudio, publicado en PLOS Medicine y dirigido por el profesor Yuming Guo, analizó datos sobre muertes diarias y temperatura de 750 localidades de 43 países o regiones. Así, entre 1990 y 2019 las olas de calor provocaron un aumento de 236 muertes por cada diez millones de habitantes en cada estación cálida del año.

Las regiones con más muertes relacionadas con las olas de calor se encontraban en Europa meridional y oriental, en zonas con climas polares y alpinos, y donde los residentes tenían ingresos altos.

Otro estudio publicado esta semana en Nature Communications apunta que hasta 246 millones más de adultos mayores de todo el mundo estarán expuestos a un calor agudo y peligroso de aquí a 2050.

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