Toño FraguasToño Fraguas, responsable de La Fragua, considera que se ha instalado en la política un nuevo tipo de populismo: el del ladrillo. En radiocable.com  lamenta que el PP esté lanzando mensajes del tipo «con la burbuja inmobiliaria vivíamos mejor«, porque existe un problema de fondo de nuestra  economía que hay que cambiar: la inercia del atajo y del dinero fácil que desde hace siglos triunfan en España. La construcción favoreció esa tendencia e hizo ganar dinero a mucha gente, pero ahora la coyuntura y el medio ambiente hacen imprescindible buscar otro modelo y otra fuente de riqueza.   

Toño Fraguas explica que con la proximidad de las elecciones y los datos que apuntan a que la burbuja inmobiliaria está estallando, ha detectado que el PP está enarbolando una especie de discurso de populismo del ladrillo. Cree que la construcción ha hecho ganar mucho dinero a mucha gente, tanto ilegitimo en comisiones como legitimo al beneficiarse otros muchos sectores -electricistas, transportes, fontaneros…- de lo que mueve el ladrillo.

Pero ahora parece que ese El Dorado de dinero fácil y trabajo abundante se está terminando y Toño Fraguas cree que desde las filas de la oposición parece que están intentado seducir a la gente con la posibilidad de volver a eso en breve. Y lamenta que todos los gobiernos de la democracia parecen apostar siempre por la misma fórmula económica.

El responsable de La Fragua apunta que el problema es que habría que poner freno a la inercia, que no es sólo de los últimos 30 años, sino de hace siglos, de: «primar y aplaudir siempre el atajo, el dinero fácil, llegar rapidamente al gran premio,… desdeñando el trabajo de cada día, el ir poco a poco y la laboriosidad de otros países». Como ejemplo cita la admiración que suscita siempre el ganador del Gordo de la Lotería o el que se enriquece facilmente aunque sea con metodos ilegales.

España ha sido el país el atajo, siempre en busca de algo que devuelva la grandez imperial y que no haga necesario el trabajar. Toño Fraguas cree que otros países como Irlanda o Finlandia han revertido esa tendencia y han demostrado que se puede cambiar de modelo económico apostando por el conocimiento, la sociedad de la información y la especialización. Además el medioambiente indica que no queda otra opción, no se puede seguir saturando las costas.

Y apunta tamién que es necesario buscar alternativas porque quienes están siendo más perjudicados por la crisis de la construcción son los trabajadores inmigrantes que podrían quedar doblemente excluídos. Por ello cree que: «al margen del bla, bla político, ésta es la madre del cordero… el problema del modelo económico de España, la productividad y el cómo hacemos dinero, porque con el ladrillo ya no se puede».   

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