La aprobación en el Congreso con los votos de PSOE, PP, CiU y PNV de una enmienda que elimina el límite de 40 años de vida útil para las nucleares en España se analiza en la red como la culminación del viraje pronuclear del Gobierno de Zapatero. Algunos defienden que puede servir para iniciar un debate en profundidad sobre temas energéticos, pero la mayoría habla de claudicación, mentira, transformación, bandazos…

Un bidón nuclear

Juantxo Lopez de Uralde habla en su blog de la «claudicación» del PSOE frente al lobby nuclear. «La renuncia a poner un techo de 40 años a la vida de las centrales nucleares es un paso más en la historia de esta claudicación», que junto con «el recorte implacable y continuado de las ayudas a las fuentes renovables y el mantenimiento de las ayudas al carbón» promoverá a medio plazo un «modelo energético cada vez más sucio».

Javier Perez de Albeniz considera en El descodificador que «el Gobierno confirma su gran mentira medioambiental: amplia la vida de las centrales nucleares… Olvida que fue él, Zapatero, quien convirtió en promesa electoral que las centrales debían tener un límite de vida de 40 años y que debía establecerse por ley».

Jose Cavero destaca la «transformación nuclear» de Zapatero. Recuerda que «en el diálogo con los sindicatos en el marco del pacto social, fuentes de Moncloa ya apuntaron que el Gobierno estaba dispuesto a revisar la decisión sobre Garoña» y destaca que «el giro del Gobierno -Soraya Sáenz de Santamaría dijo el martes que el Gobierno había cambiado ??siete veces? su posición pro o anticuclear-, ha sembrado el malestar entre los grupos antinucleares».

Hugo Morán en su blog defiende que «nuestro país acoge un sentimiento ciudadano mayoritario contra la energía nuclear, pero hay una minoría de españoles que creen que debe impulsarse esta tecnología por distintas razones. El PSOE repite en su estructura, la misma composición de opinión. Pero en la composición política parlamentaria se invierte el orden de posiciones.»

Rafael García Almazan desde Kabila ironiza sobre los bandazos de Zapatero «y qué casualidad, siempre los da en la misma dirección: a la derecha. Es como si hubiera empezado a gobernar totalmente vestido con prendas de izquierda y cada cierto tiempo se quitara una prenda. Hoy Zapatero se ha desnudado del todo y ahí le tienen, es más de derechas que el grifo del agua fría».

Mireia Arroyo ve en su blog la decisión del Gobierno como de un «dribling» pero para un debate necesario: «Urge una política energética, urge ser responsables y abrir el debate nuclear, urge entender que un país es moderno y competitivo si es autosuficiente en la energía que necesita…

Anton Castromil en La ardilla roja apunta que «escuchando a Soraya Sáez de Santamaría criticar los vaivenes del Gobierno en materia nuclear (ahora sí jubilo a los 40, ahora no jubilo a los 40?) parecería que la derecha no ha votado con los socialistas. Pero no. Lo han hecho los dos grandes partidos juntos de la manita». Aunque defiende que es necesario iniciar el debate sobre la energía nuclear.

David Gamella argumenta en su blog Un ratito di me que la decisión sobre la energía nuclear demuestra «cómo una vez más «el político» es ese especimen farragoso de débil memoria y baja cualificación que igual que promete, despromete (léase engaña) con la misma sonrisa tonta».

Pelayo García en su Cuaderno afirma que «el modelo energético de un país lo ha de ser para un período muy largo de tiempo, se hace inevitable el consenso entre las fuerzas políticas. Necesariamente las energías renovables deben convivir por un periodo más amplio con las nucleares, hasta que su desarrollo sea tal, que incline a su favor, la balanza de forma inequívoca».

En el blog Aqui las noticias consideran que «el Gobierno y el PSOE acaban de dar el penúltimo paso en su viraje nuclear. De forma lenta pero inexorable, el Ejecutivo ha pasado de anunciar un calendario de cierre de las nucleares a asumir de facto que funcionarán más allá de los 40 años, el plazo que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció como el máximo de vida para una nuclear».

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