La celebración del día de la Hispanidad, oficialmente el día de la Fiesta Nacional, mediante un desfile militar sigue generando opiniones contrarias. En internet el tema ha generado muchso debates, en los que también se habla de los habituales abucheos a los presidentes de Gobierno en este tipo de ceremonias…

El periodista Javier Casal considera que «las Fuerzas Armadas tienen ya su día para exhibir su fuerza y conmemorar su necesaria existencia. Pero no me parece que este país deba celebrar su día como lo hacía hace cincuenta años. Los tiempos han cambiado y salvo el recorte presupuestario, la fiesta ha evolucionado lo justo». En los comentarios, Javier Espiña añade que «no puedo estar más de acuerdo sobre su necesaria existencia y sobre la inutilidad de este paripé. El ejército debe ser tomado mucho más en serio.»

Asimismo, Ángel Lázaro de El Cascarrabias dice que «realmente no sé muy bien lo que celebramos. Porque si se trata de exaltar los sentimientos nacionales, la verdad que los tenemos un poco dormidos. Tampoco creo que resulte exitoso recordar los lazos que nos unen con otros países del otro mundo, donde fuimos conquistadores y expoliamos sus riquezas. Y menos aún acordarnos de la raza, porque fuimos culpables del exterminio de muchos pueblos (sin llegar nunca a lo que hicieron con los indios americanos pueblos que presumen de ser más civilizados que el nuestro).

El ex presidente de Telefónica y experto en asuntos militares, Luis Solana, también habla del tema. Solana se fija en los abucheos dirigidos contra Zapatero y dice que «nadie podrá probar nada, pero tengo la seguridad que esos abucheos provenían mayoritariamente de familiares de militares». «Les pido a los familiares de militares que mediten sobre el tremendo error que cometen al abuchear al Presidente de su Gobierno justamente el día que sus parientes uniformados reciben el homenaje del Gobierno, de las instituciones y de la inmensa mayoría de la Nación (…)  Hubiera querido que esos parientes de militares hicieran callar a los exaltados políticos que nada bueno aportaban con sus gritos».

Sobre esta cuestión también ha escrito en su blog Manolo Saco. «Hemos pasado, pues, de celebrar el Día de la Raza a recuperar la fiesta del Día de la Extrema Derecha (DEX), donde la cabra, aunque parezca imposible, parece un animal mucho más cuerdo y elegante que aquella pandilla de abucheadores vociferantes, banderita en mano, de la tribu de los oseas. O sea», sentencia.

Mientras tanto, Iñaki Anasagasti dice que se trata de una «curiosa manera de celebrar una fiesta de este tipo que además tiene como mención el del «descubrimiento» de América, como eufemísticamente se le llama ahora, ??el encuentro de dos culturas». La cultura no casa muy bien con fusiles, tanques y bombarderos, ni con un jefe del estado vestido con uniforme militar y saludando como tal. Incongruencias de la pacífica España que además no quiere embarcar Infantes de Marina para proteger empresas atuneras en el Índico».

Lluís Bassets, del blog De alfiler a Elefante,  considera el acto de celebración una «antigualla». «El fallo, no hay duda alguna, está en la base. En la sustancia y en el carácter de esta fiesta. Que no celebra lo único que pueden celebrar estas festividades: la capacidad de los ciudadanos para gobernarse libre y decentemente a sí mismos, que eso es una buena democracia. En el día escogido, evocador vergonzante de pasados imperiales. En los protagonismos: el Ejército y quien luce del título de su jefe máximo. No son coincidencias, no es gratis: está en el fraseo de la constitución donde había que agradar a la derecha», añade.

Por último, la diputada socialista Fátima Aburto felicita al «ejército moderno» de nuestro país. «Hoy en que se cumplen los 20 años de las misiones de Paz españolas yo estoy orgullosa de su trabajo y auque ??nos quieran poco a los socialistas? yo les aprecio como el ejercito de la España democrática, moderna y solidaria. Hoy los golpistas son los que abuchean al PTE Zapatero en el desfile militar sin importarles ni la Paz por la que mueren nuestros soldados, ni el Rey que es su Jefe militar, ni el gobierno que representa nuestro presidente», comenta.

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