El gobierno japonés ha asegurado que para 2022 la compañía propietaria de la central de Fukushima se habrá quedado sin espacio donde almacenar el agua radiactiva de la planta tras el accidente de 2011. Y según el ministro de Medio Ambiente, Yoshiaki Harada: «no hay más opción que vertérla al mar y diluirla». El anuncio ha provocado alarma entre los pescadores y países vecinos.

(Foto: Flickr/IAEA)

Desde que el 11 de marzo de 2011 se produjo el accidente de la planta atómica Fukushima Daiichi, la compañía propietaria, Tokyo Electric Power Company (Tepco), ha acumulado más de 1 millón de toneladas de agua altamente radiactiva usada para refrigerar los reactores dañados en tanques que se construyen especialmente para ello. Cada uno con capacidad para recibir entre 1.000 y 1.200 toneladas de agua y tarda en llenarse entre siete y diez días.

Pero la empresa calcula que de mantenerse el ritmo actual,  en tres años se quedará sin espacio para almacenar esta agua contaminada. Tepco y el gobierno japonés están buscando opciones alternativas y se espera que un panel de expertos presente un informe en breve al respecto que podría incluir almacenamiento en tierra o vaporización del agua.

(Foto: Flickr/IAEA)

Pero el ministro de Medio Ambiente nipón, Yoshiaki Harada, ha sorprendido al anunciar -un día antes de dejar previsiblemente el cargo por una reforma del gobierno- que su opinión personal es que la única opción será echar el agua al mar y diluirla. Y aunque ha explicado que el agua contaminada se somete a un tratamiento para eliminar todos los isótopos radiactivos a excepción del tritio que no se considera peligroso para la salud humana en determinados umbrales, sus palabras han causado preocupación y alarma entre los pescadores y los países vecinos.

Las cofradías de pescadores de Fukushima han recordado que solo hace dos años que se reanudaron las subastas de pescado de la zona y sus ventas siguen aún un 20% por debajo de lo que estaban en 2011. Y han pedido un debate calmado sobre las opciones. Por su parte Corea del Sur también ha pedido explicaciones a Japón sobre sus planes con respecto a verter al mar las aguas contaminadas. El gobierno nipón de momento ha respondido asegurando que no se ha tomado aún ninguna decisión en firme.

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