En abril de 2008, Junichi Sato, coordinador de Greenpeace Japón, y Toru Suzuki se apoderaron de una caja con 23 kilos de carne de ballena cazada por el buque Nissin Maru. Querían demostrar que se estaba vendiendo ilegalmente. Pero las autoridades japonesas consideraron su acción como robo, les detuvieron durante 23 días y ahora se enfrentan a un juicio en el que podrían ser condenados a 10 años de carcel. De nuevo como en el caso de los 4 de Copenhague, un gobierno trata de frenar a Greenpeaceen los tribunales.

 

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En Japón, sólo está permitida la caza de ballenas para fines científicos. Sin embargo, hay denuncias que aseguran que existe un mercado de contrabando de la carne de estos cetáceos, muy apreciada en el país. Para demostrarlo, los dos ecologistas interceptaron una caja que iba destinada a la tripulación del barco ballenero Nissin Maru.

Las autoridades sin embargo les han procesado a ellos acusándoles de haber robado la carne para venderla en el mercado negro. Los activistas japoneses sostienen que su acción tan sólo perseguía hacer pública esta práctica y que entregaron a la policía y a los fiscales todas las pruebas que lo demuestran.

En la primera jornada del jucio, que ha empezado este lunes 15 de febrero, se han declarado inocentes. En estos últimos días Greenpeace ha llevado a cabo varias acciones en apoyo de Junichi Sato y Toru Suzuki, pidiendo que tengan un juicio justo y que se juzgue «la caza de ballenas no a quien demuestra su ilegalidad».

 

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