Un estudio con participación española ha encontrado residuos plásticos en ecosistemas de agua dulce donde el impacto del ser humano es pequeño. El trabajo recoge muestras de 38 lagos de 23 países de todo el planeta y muestra cómo la contaminación por plásticos y microplásticos ha impactado a escala mundial y ha llegado a afectar a lugares remotos donde la presencia humana es mínima.

Un estudio publicado en Nature confirma, por primera vez, que las concentraciones de plástico que se encuentran en varias masas de agua dulce son más altas que las de algunos giros oceánicos que acumulan grandes cantidades de residuos y que se conocen como islas de plástico. En la investigación, liderada por la Universidad de Milano-Bicocca, participan el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), así como investigadores de la Universidad de A Coruña, entre otros centros españoles.

“Los lagos son como centinelas de la contaminación, ya que en ellos se acaban acumulando los residuos plásticos que se dispersan a través de diversas fuentes como los embalses o la atmósfera. Además, una vez que llegan a sus aguas, los lagos pueden retener, modificar y transportar los desechos plásticos a través de las cuencas hidrográficas hacia los océanos”, contextualiza el investigador del IDAEA-CSIC, Miguel Cañedo-Argüelles.

Entre los lagos donde se ha identificado la mayor contaminación por desechos plásticos se encuentra el Maggiore (Italia), el Lugano (entre Suiza e Italia), el Tahoe (EE. UU.), el Neagh (Reino Unido) o el Pantà de Sau, en Cataluña, que es uno de los que comparativamente muestran peores niveles de microplásticos. Las masas de agua estudiadas en Galicia (el embalse de Abegondo-Cecebre, la laguna litoral de Doniños y el lago de Meirama) se alinean con lo observado en las tendencias globales.

Estos lagos actúan como las principales fuentes de agua potable de las poblaciones que los circundan. Son, además, zonas fundamentales para sus respectivas economías ya que en su entorno se desarrollan numerosas actividades recreativas.

“La relevancia de estos resultados estriba en que, además de impactar negativamente en el agua potable que necesitamos, la contaminación plástica tiene efectos nocivos sobre los organismos acuáticos y el funcionamiento de los ecosistemas”, explica Verónica Nava, científica de la Universidad de Milano-Bicocca.

La colaboración de casi 80 investigadores ha hecho posible tomar muestras de agua superficial, utilizando redes de plancton, de 38 lagos ubicados en 23 países diferentes, repartidos en 6 continentes. Esta diversidad ha permitido representar diferentes condiciones ambientales.

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