New York Times, Wall Street Journal o CNN son algunos de los medios internacionales que recogen cómo tras la abdicación del Rey Juan Carlos el debate sobre si la monarquía debe seguir en España se ha instalado. Señalan que quienes piden abolirla son de momento una minoría con pocas posibilidades de conseguir sus fines, pero que expresa sus peticiones de referéndum cada vez con mayor resonancia. También apuntan que el republicanismo es especialmente fuerte entre los más jóvenes y que sus peticiones están siendo ignoradas por los responsables políticos.

New York Times resalta que tras la abdicación muchos españoles cuestionan que España necesite la monarquía. Sostiene: «No hay duda de que el rey Juan Carlos jugó un papel esencial en el alumbramiento de la democracia en España y más tarde mantuvo una respetada voz que podía hablar por su país en el extranjero y proporcionar un bálsamo necesario en momentos críticos para sanar viejas heridas y mediar en las disputas en casa por encima de la refriega política. Sin embargo su anuncio de que iba a abdicar, inmediatamente planteó la cuestión de si España necesita una monarquía. Los que en realidad podría votar para abolir la monarquía son probablemente una minoría. Aun así, menos del 50% de los españoles dijo apoyar la monarquía en una encuesta en enero de El Mundo.»

 

Los problemas del rey han ido mucho más allá de cuestiones de salud y edad, tocando los nervios cada vez más tensos sobre el sentido de privilegio que ha aislado a las élites españolas de los dolores de la austeridad. Podemos apoya el referencum argumentando que los españoles tienen derecho a decidir sobre el futuro de la monarquía y que, si se les ignora, se podría `profundizar ya muy grave crisis de legitimidad del sistema´. Pero esa petición ha caído en oídos sordos.»

Wall Stree Journal resalta que la abdicación ha llegado a un debate sobre la monarquía. Dice: «Aunque el rey Juan Carlos es percibido como una figura clave en la transición de España de la dictadura a la democracia y  ha mantenido el apoyo de los españoles que vivieron esa época, muchos jóvenes españoles dicen que no se identifican con la monarquía. Algunos piensan que el príncipe heredero Felipe,es diferente y proyecta una `imagen de una monarquía moderna´. Pero para Miguel Domenech, de 30 años, la idea de una monarquía moderna es un oxímoron. Dice que sus padres y otros españoles mayores de 50 años valoran el rey como alguien que a finales de 1970 `realmente ayudó al país a convertirse en un Estado democrático´. Pero en el otro lado, los jóvenes españoles que no recuerdan la dictadura de Franco, `preferirían uqe no hubiera rey´.»

CNN apunta que hay una minoría que quiere abolir al monarquía, pero están siendo ignorados por los legisladores: «La mayor tarea de Felipe será hacer más transparente al palacio real. Su familia tiene una reputación de ser relativamente austera en comparación con otras monarquías europeas, pero ha ido aumentando el resentimiento en España sobre el coste de la familia real para el erario publico. La apertura ha hecho poco para silenciar a una minoría en España que quieren para ver la corona abolida por completo. Tras el anuncio de Juan Carlos, miles salieron a las calles para pedir un referéndum nacional sobre el futuro de la monarquía. Los legisladores han ignorado en gran medida esas peticiones».

The Guardian observa que hay una división generacional sobre la monarquía. Su crónica subraya: «Tal vez el mayor desafío que enfrenta el príncipe Felipe es la brecha generacional que marca la actitud española hacia la monarquía, dijo Jordi Rodríguez Virgili, profesor de la Universidad de Navarra. `Para los españoles mayores de 50 años, Juan Carlos fue quien dirigió la transición y fue un actor principal en llevar la democracia a España´, dijo. Pero el 60% de la población nació después de la transición a la democracia y para ellos, dijo, `la monarquía está ahí, pero no tienen ninguna conexión emocional con ella´.»

Der Standard defiende que el pueblo español debe ser consultado. Un editorial del diario de centro izquierda austriaco apunta: «No es una reivindicación radical, sino un derecho democrático básico. Por que la monarquía actual nunca ha sido aceptada libremente por los españoles. En 1978, una mayoría de la población aprobó una Constitución que ha aceptado la monarquía. Era la única alternativa, ya que cualquier otra opción habría amenazado a la joven democracia. Hoy en día, nadie tiene miedo del pasado sangriento. El plan de 1978 es el blanco de las críticas. Los dos grandes partidos están pasando por una crisis profunda. Muchos españoles quieren reformas profundas en la dirección de una mayor participación ciudadana. La aspiración a la elección del jefe de Estado parece lógico libremente.»

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