Después de que Francia las convirtiera en delito, el Parlamento de Nueva Zelanda ha aprobado este martes una ley que prohíbe las terapias de conversión que pretenden cambiar a la fuerza la orientación o identidad sexual de los miembros de la comunidad LGTBIQ. Y en Israel también han dado un paso en contra de estas prácticas al prohibirse explícitamente a los médicos participar en ellas.

Nueva Zelanda se ha convertido en el segundo país que actúa de forma legislativa en menos de un mes en contra de las terapias de conversión para homosexuales. El pasado 25 de enero, el Parlamento francés ya había votado de forma unánime a favor de una ley que convertía en delito estas prácticas y ahora ha sido el neozelandés le ha seguido los pasos al prohibir las «crueles» terapias que pretenden cambiar a la fuerza la orientación, expresión o identidad sexual de los miembros de la comunidad LGTBIQ.

Esta ley era una promesa electoral de la primera ministra Jacinda Ardern y ha sido aprobado por 112 votos a favor y ocho en contra. La nueva norma contempla penas de hasta cinco años de cárcel, en el caso de que cause un daño grave a la persona, cualquiera que sea su edad. Asimismo, dispone penas de hasta tres años si se aplica este tipo de terapias a un menor de edad o a una persona incapacitada para tomar decisiones.

Y en Israel, el gobierno ha prohibido a los trabajadores médicos practicar terapias de conversión para homosexuales, bajo amenaza de fuertes multas e incluso de la retirada de sus permisos para seguir ejerciendo la profesión sanitaria. Israel prohíbe a los médicos practicar ‘terapias de conversión’ para homosexuales.

El ministro de Sanidad, Nitzan Horowitz, ha sido el encargado de anunciar esta medida, recordando que no se trata de ningún «tratamiento» sino que es un «abuso cruel» contra quienes lo sufren. Estas pseudoterapias, ha añadido, «matan el alma y a veces también el cuerpo», reconociendo el riesgo asociado de suicidio.

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