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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

 

La conclusión más extendida sobre el resultado electoral es que ni el PSOE se merecía haber caído tan poquito, ni el PP debía haber subido tanto. Puede parecer naïf, pero encierra muchas verdades.

Dijo ayer Mariano Rajoy algo así como que el PSOE debería preguntarse por qué la gente vuelve a votar al PP después de conocer como gobiernan. Y tiene razón, es una pregunta pertinente especialmente ahora que los recortes de Zapatero van a parecer los de un aficionado, si toma el relevo el PP.

No entremos en la oposición desleal de ese partido durante las dos últimas legislaturas, sino en cosas más concretas. Por ejemplo en Madrid es fácil percibir la subida de impuestos (en casos como las basuras la subida llega a ser escandalosa), o las megaconstrucciones que asfixian los presupuestos y que saltan a la vista en cada esquina. En la Comunidad no andamos tampoco lejos y ya he denunciado aquí el deterioro de servicios tan básicos como la Sanidad pública que he tenido que sufrir en primera persona y si nos vamos a Murcia o Valencia…

En otras comunidades, salpicadas por importantes casos de corrupción, la pregunta es aún más pertinente: ¿Cómo es posible que la sociedad española tolere e incluso premie la corrupción? Una clave la proporcionaba hoy en radiocable.com Cristina, la oyente que hace unos días llamó indignada a RNE:

??Los votantes reales han sido unos 23 millones de ciudadanos, pero ha habido una abstención de casi 12 millones (?) Nadie se puede quedar con ninguna victoria con tantas personas que se quedan fuera de la política, cuando la política está en cada una de las decisiones de nuestra vida cotidiana.
La participación ha aumentado y la abstención ha disminuido. Esto es significativo -añade-: la gente tiene ganas de participar en las cosas que influyen en su vida cotidiana, pero no está creado el marco para que la gente decida votar de forma masiva?.

En efecto, uno de los mayores problemas de nuestra democracia es la enorme cantidad de personas que deciden mantenerse al márgen de las urnas, algo para lo que, seguramente, el movimiento del 15m tenía una explicación bien razonable.

La responsabilidad del PSOE en la caída no es menor tampoco. El gobierno buscará muchos culpables fuera pero el principal está dentro y no debería cerrar los ojos: las medidas tomadas chocan frontalmente con su programa electoral, ¿de verdad pensaba el partido que no le pasaría factura la política de austeridad?

Ni siquiera se trata de cuestionar si era o no necesaria pero ¿por qué no se hicieron guiños paralelamente a la izquierda? ¿Donde está la ley de libertad religiosa? ¿Donde está la de transparencia? ¿Por qué no se han tomado medidas económicas contra los más favorecidos?. El Psoe ha afrontado la crisis eligiendo un modelo y no era el que mejor encajaba en su marco ideológico.

En definitiva: España puede que tenga lo que se merece, el PSOE también, pero el PP desde luego que no.

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