E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson-Washington. Soy cauto con la opinión generalizada de que el Partido Demócrata está a punto de ser arrollado por una apisonadora Republicana. Los expertos en encuestas no están tan seguros como les gustaría de quién es un «votante probable» y quién no. Es fácil imaginar que los Demócratas, enfrentándose a predicciones casi unánimes de ser barridos, pueden movilizarse para reducir la brecha de entusiasmo a lo justo para convertir una «racha» electoral potencial en el desgaste legislativo común que sufre el partido en el poder.

Pero por otra parte, los Demócratas pueden reaccionar a la perspectiva de sufrir grandes derrotas liándose la manta a la cabeza y quedándose en casa. Si esto sucede, los Republicanos pueden hacerse de forma viable no sólo con la Cámara sino también con el Senado. América enviará a Washington un mensaje — y Washington seguirá, básicamente, como siempre.

Los conservadores y los activistas fiscales seguros de que van a alterar de forma fundamental la relación entre los ciudadanos y su gobierno quedarán exactamente igual de desencantados que los progresistas y los independientes seguros de estar alterando de forma fundamental esa relación en el año 2008. Dentro de dos años, nos podemos enfrentar a otra racha más — soplando en la dirección contraria. Nuestra política se ha convertido en una marea.

Comencemos por el argumento central que los Republicanos, y los del movimiento fiscal en especial, vienen vertiendo: que la administración federal, bajo el Presidente Obama en especial, es aberrantemente colosal y tiránicamente intrusiva.

Si el Partido Republicano se hace con el control de una o las dos cámaras del Congreso, los votantes van a esperar medidas para recortar el tamaño de la bestia federal. Vale, los presupuestos del ejercicio 2010 rondaban los 3,5 billones de dólares. ¿Por dónde van a meter la tijera los cazadores de bestias?

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Si suma todos los puntos considerados en general obligatorios — la seguridad social, Medicare, Medicaid, la prestación por desempleo, la servidumbre de la deuda nacional — habrá gastado ya alrededor de las dos terceras partes del total. Añada los 667.000 millones de dólares destinados a defensa, que los Republicanos consideran sagrada, y habrá gastado las cuatro quintas partes del presupuesto. Esto deja apenas un quinto para los programas «administrativos», muchos de los cuales no tienen nada de administrativo. Dudo que muchos estadounidenses quieran arriesgarse a vivir sin control alimentario, digamos, o sin el control del tráfico aéreo, o sin el FBI.

Es cierto, no obstante, que no podemos seguir registrando déficits enormes — en el caso del ejercicio 2010, alrededor de 1,3 billones de dólares, según la Oficina Presupuestaria del Congreso. Hay dos formas de cuadrar el balance. Una de ellas, subir los impuestos, supone la excomunión del Partido Republicano actual y ha sido descartada por los líderes de la formación. La otra, rebajar drásticamente el gasto público, significa meter la tijera a las prestaciones sociales. Los Republicanos, con vistas a la campaña presidencial de 2012, no van a hacer nada aparte de simular que cortan flecos.

De acuerdo, si los revolucionarios de la derecha no van a ser dados a realizar ninguna tentativa seria de meter en cintura el presupuesto federal — y, en realidad, cualquiera que se niegue al menos a debatir subir los impuestos no es serio — entonces por lo menos pueden invertir parte de lo que ha hecho Obama, ¿no? No, en realidad no.

El Presidente seguirá teniendo poder de veto, lo que hace discutible todo lo de «invertir Obama». Pero vamos a dejar esta parte un momento. Examinemos el logro más polémico del presidente, la reforma sanitaria. Los Republicanos prometen derogarla. Pero en su manifiesto «Compromiso con América», prometen reemplazar el sistema que llaman «Obamacare» con… elementos del «Obamacare» que el Partido Republicano aspira a rebautizar. Por ejemplo, los Republicanos dicen que quieren prohibir a las aseguradoras no dar cobertura a causa de enfermedades anteriores a la firma de las pólizas — igual que prohíbe el paquete de reforma del presidente. Pero quieren hacer esto sin un reglamento que obligue por ley a los estadounidenses a contratar seguro médico, y sin ese mandato las cifras no cuadran.

Todo esto es imagen para la galería, no legislación. He aquí el verdadero interrogante: ¿Van a trabajar los Republicanos al frente de una o las dos cámaras del Congreso con la administración Obama, o simplemente van a ponerle obstáculos a la menor oportunidad? Si eligen lo primero, los verdaderos fieles les acusarán de ayudar y colaborar con el enemigo. Si es lo segundo, se exponen a acusaciones de permitir que cuestiones políticas se impongan en terrenos en donde deben imperar los principios, en un momento en el que a duras penas la nación se puede permitir tal imprudencia.

Puede dar por descontado el obstruccionismo. Eso será malo para el país, pero será un regalo para una Casa Blanca que aspira a conservar su peso político. Cada vez que Obama tienda la mano al legislativo y sea rechazado, más independientes — frustrados con el partidismo y la inacción — volverán a su columna. Partirá de una buena posición en 2012.

Eso es lo que tienen las rachas electorales: Se estrellan contra las peligrosas costas de la realidad.

Eugene Robinson
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El periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung publica un editorial en portada titulado así: ??Maestro de mantenimiento del poder?. ??Zapatero ha vuelto a sacar una vez más la cabeza de la soga. La oposición tiene que seguir esperando? -añade.

??Al gobierno de minorías de Zapatero le faltan siete votos en el Parlamento. De manera discreta, ágil y sin ningún tipo de consideración con sus propios barones regionales, se los ha comprado ahora con máxima urgencia recurriendo a los nacionalistas vascos y a los regionalistas canarios. El pacto ha sido caro para alguien que ya sólo manda disponiendo de arcas vacías. Varios cientos de millones de euros fluirán al norte y a las islas. Zapatero no sólo ha logrado que así sus Presupuestos superen el obstáculo, sino que también se ha asegurado la permanencia en su cargo para el último año y medio de su segunda legislatura?.

??Lo que para él supone un triunfo de la estabilidad política del país, representa para la oposición conservadora una gran decepción. Puesto que ni su presidente ni su programa cuentan con un perfil claro y atractivo, y a pesar de toda la miseria, los conservadores no pueden contar con que el éxito les caiga en el regazo. Quien subestima a Zapatero, su ambición y su capacidad de transformación, suele hacerlo en perjuicio propio. Así lo ha
demostrado mediante una amplia remodelación de gobierno, una vez que tenía en el bolsillo los Presupuestos Generales del Estado.?

La publicación por parte de Wikileaks de 400.000 documentos secretos sobre la guerra de Irak que demuestran la muerte de miles de civiles, abusos, mentiras y torturas ha provocado un gran revuelo también en Internet. La corriente mayoritaria en la blogosfera considera muy graves las denuncias contra el Gobierno de EEUU, que sale muy malparado, y que podría ver resentidas sus relaciones con países aliados.

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Lluis Bassets en De alfiler a elefante cree que: «la publicación siembra también la cizaña entre Estados Unidos y sus aliados, que no pueden tomar estos numerosos datos meramente a beneficio de inventario, tal como se ha podido comprobar ya en Reino Unido y Dinamarca. Son numerosos los gobiernos y las instituciones internacionales que quieren pedir explicaciones a Washington».

Hugo Martinez Abarca en Quien mucho abarca reflexiona «si alguien hubiera escrito un relato sobre el grado de implicación en crímenes de nuestros aliados (de nuestros propios gobiernos) se le habría acusado de conspiranoico antiamericano que ladra su rencor por las esquinas. Wikileaks ha cometido el terrible pecado de publicar el autorretrato del ejército estadounidense

Iñigo Saenz de Ugarte en Guerra eterna apunta que «los documentos demuestran la complicidad norteamericana al encubrir crímenes responsabilidad de las fuerzas de seguridad iraquíes. También desvela que el Pentágono ha mentido reiteradamente al afirmar que nunca ha llevado un recuento de víctimas en la guerra de Irak.»

Javier Madrazo en su blog considera que «un Gobierno democrático, en lugar de arremeter contra esta información, debería ser el primer interesado en esclarecer actuaciones de esta naturaleza e investigarlas hasta sus últimas consecuencias. […] Se puede dar la paradoja de que los investigadores de Wikileaks sean procesados por espionaje, mientras los inductores y los responsables de abusos, torturas, violaciones y asesinatos de civiles  escapan a la acción de la justicia.

Felix Soria en Im-pulso habla del baño de sangre que es hoy Irak y de las implicaciones para EEUU: «Las últimas revelaciones de WikiLeaks no dejan lugar a dudas: Las autoridades estadounidenses han convertido la mentira y la desinformación en uno de los pilares de su política exterior»

Ignacio Escolar cree que lo peor de los crímenes de guerra en Irak, desvelados por Wikileaks, «está en los detalles, en ese relato íntimo del día a día en Irak donde cada muerte quedaba reflejada en un aséptico parte burocrático, escrito con la misma implicación emocional del que redacta el manual de instrucciones de una lavadora.»

Antonio Rodriguez en Amanece que no es poco critica la reacción de EEUU: «Como siempre el culpable es el mensajero. Es espelúznante que la muerte de manera irregular, por decirlo de manera fina, de 15.000 civiles se haya mantenido oculta y sus responsables amparados en una ilegal impunidad.»

Magin Revillo en su blog asegura que «no queda títere con cabeza y los buenos acaban siendo peores que los malos. Es la ley del ventilador la que mejor funciona. La guerra sigue siendo tan maloliente como siempre. Asesinatos, violaciones y torturas son las monedas de cambio. Todos meten mano, hasta aquellos ayatholas iranies del eje del mal convertidos casi en hermanitas de la caridad comparados con la mano que mece la cuna.»

Iroel Sanchez en el blog La pupila insome considera que «la retórica de Estados Unidos sobre los derechos humanos está en graves dificultades a partir de este  22 de octubre. Los documentos filtrados por el sitio web Wikileaksevidencian un desprecio total de las instituciones  norteamericanas por la vida y la integridad de los seres humanos.

Manuel Calleja se fija en que «Wikileaks recibirá millones de visitas en estos días pero la inmensa mayoría de los ciudadanos se quedará con la información publicada en los medios de comunicación convencionales, aunque sea en sus portales 2.0, de forma que no se altera en lo fundamental el orden clásico: unas fuentes que le dan datos a unos medios que elaboran una información.»

Alec Brownstein encontró hace unos meses una manera ingeniosa y barata de conseguir empleo en una de las mejores agencias de publicidad de Nueva York. Decidió demostrarles a 5 directores creativos que era el hombre que necesitaban para triunfar en el nuevo entorno digital. Y lo hizo dando un ejemplo de sus capacidades aprovechándose del servicio de anuncios de Google Ads y… de la vanidad de esos ejecutivos.  ?l mismo cuenta como lo logró en este video.

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Tituló su idea como «The Google Job Experiment» y se dirigió a 5 grandes directores creativos: David Drogba, Tony Granger, Gerry Graf, Ian Reichenthal y Scott Vitrone. Montó una campaña publicitaria de Google Ads de tal modo que cuando cada uno de ellos buscaba su propio nombre en Google, lo primero que veían era un mensaje suyo pidiendo trabajo: «Buscar el propio nombre en Google es divertido. También lo es contratarme a mí».

Llamó lo suficientemente la atencion de cuatro de estos directivos para que concertaran con el una entrevista de trabajo. Dos de ellos le hicieron una oferta en firme y finalmente trabaja en Y&R New York. El coste de toda la operación fue de apenas 6 dólares (menos de 5 euros). (Fuente: Perogrullo)

Un contrato de venta de entre 200 y 270 carros de combate Leopard 2E que podría suponer más de 3.000 millones de euros de ingresos. Eso es lo que un principe saudi viene a negociar a España en un viaje a principios de noviembre, según revela El País. Arabia Saudí está modernizando su Ejercito y de concretarse esta operación, sería la mayor venta de armas española de la historia.

De momento no ha habido reacción a esta noticia de las ONG´s que critican la venta de armas en España. Sin embargo, un reciente informe avalado por Greenpeace, Amnistía Internacional, Fundació per la Pau e Intermon Oxfam revelabo que en el último semestre del año 2009 el Gobierno autorizó la venta de material de defensa a al menos 17 países que atraviesan una delicada situación política, donde se violan los derechos humanos o existen conflictos armados. Y citaban expresamente a Arabia Saudí.

El príncipe Khaled bin Sultan es ministro adjunto de Defensa y Aviación e inspector general para Asuntos Militares de Arabia Saudí. Viene a negociar la adquisición de carros de combate y aunque ya disponen de varios cientos de Abrams norteamericanos y AMX franceses, quieren diversificar los modelos para no depender de un solo proveedor. Y ahi entran los Leopard 2E, la adaptación española del tanque aleman que se fabrica en Sevilla por General Dynamics-Santa Bárbara Sistemas.

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En una visita del Rey Juan Carlos a Yeda en mayo de 2008 se establecieron los primeros contactos hispano-saudíes por el Leopard, pero aún no se ha concretado la operación. Si se firma el contrato en este viaje del Príncipe Khaled, los primeros 50 carros podrían entregarse en 2011, ya que el Ministerio de Defensa español tiene ese pedido pendiente de recibir, pero dados los apuros económicos, estaría encantado de derivarlo a otro cliente, según El País.

Se estima que el importe total de la operación -a falta de concretar los detalles- superará los 3.000 millones de euros e incluirá la instrucción del personal y el mantenimiento. Para hacerse una idea del volumen de este contrato, sirve recuperar los datos de la venta de armamento militar en 2009 que registró su récord histórico con un incremento del 44,1% respecto a 2008. Pues bien las ventas totales alcanzaron los 1.346 millones de euros.

La operación garantizaría carga de trabajo a Santa Bárbara durante casi una década y beneficiaría a decenas de empresas españolas, como Indra. Aunque requerirá el visto bueno de Alemania, que tiene las patentes del tanque y debe dar la licencia para exportar el Leopard.

 

 

E. Robinson

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Eugene Robinson – Washington. Vale, quiero cerciorarme de que lo entiendo. Hace dos años, enfrentándose la nación a un abanico amplio de problemas difíciles y complejos, los electores pusieron al frente de la administración a un nutrido grupo de personas reflexivas y de sólida formación. Ahora muchos de esos mismos electores, descontentos e impacientes, han decidido que las cosas mejorarán si unos cuantos ignorantes dementes cortan el bacalao. ¿En serio?

Creí haberme reconciliado con todo lo del movimiento fiscal, en serio. Me convencí de que se podía analizar como fenómeno político, una expresión del descontento, una reacción al cambio económico, social y demográfico que inquieta y perturba a algunos estadounidenses, bla, bla, bla. Pero entonces se celebró el debate del miércoles en Delaware — protagonizado por Christine O’Donnell, en estado puro y sin censuras — y todo mi raciocinio se vino abajo. Esto no es política, es un problema mental.

Sé que O’Donnell probablemente va a perder frente al Demócrata Chris Coons. Pero se supone que hasta el día de las elecciones — al menos — la debemos tomar en serio como candidata Republicana al Senado de los Estados Unidos. Lo lamento, pero ya no puedo más con ello.

Tampoco puedo simular que Carl Paladino, el toro bravo de Búfalo, tenga la experiencia o el temperamento de su parte como cualificación para ser gobernador de Nueva York. Ni que Sharron Angle, cuya filosofía partidaria de la administración reducida es tan extrema para ser incoherente, tenga posibilidades de hacer una aportación digna como senadora. Ni que Rich Lott, cuya idea de pasatiempo de fin de semana es calzarse el uniforme Nazi de las SS y retozar por los bosques, sea remotamente aceptable como candidato a la Cámara.

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¿Cuándo se han celebrado unas elecciones en las que se postula tanto tarado bajo el estandarte de una de las principales formaciones? No es que sean ultraconservadores, ni siquiera que algunos estén convencidos de que sus poderes psíquicos les permiten saber lo que habrían dicho los Padres de la Nación, digamos, sobre la investigación con células madre. Hay Republicanos contrarios radicales a la intervención pública que también son inteligentes y reflexivos. Paul Ryan, de Wisconsin, es un ejemplo.

Es sólo que hay un mundo entre ser inteligente pero estar equivocado, y ser O’Donnell.

No le fue tan mal como le podría haber ido en el debate del miércoles — lo que es parte del problema: las expectativas eran abismalmente bajas. Después de todo lo que hemos conocido de su incompleto pasado, después de todos los vídeos de sus declaraciones infumables, y después del primer anuncio televisivo de la historia política estadounidense que dice «No soy una bruja», O’Donnell no podría haber decepcionado.

Pero medida por cualquier rasero razonable, fue mediocre y a menudo ridícula. Preguntada por el moderador Wolf Blitzer si ratificaba o no su afirmación de que la evolución es «un mito», O’Donnell respondía que «las escuelas locales deben tomar esa decisión» — lo que significa, explicaba, que piensa que los centros escolares locales deben poder impartir el creacionismo como explicación igualmente válida a la forma en que evolucionamos nosotros y las criaturas de nuestro entorno.

Pero no lo es. Si usted cree un mínimo en las ciencias y el método científico, entonces usted cree en la evolución. Y si piensa que es correcto negar a los escolares estadounidenses un conocimiento básico que aprenden de forma rutinaria los escolares de todo el resto del mundo, entonces ¿de qué podría valer su presencia en el Senado? En un momento en que hay una inquietud legítima y generalizada por la competitividad estadounidense en el siglo XXI, O’Donnell haría nuestro sistema educativo más estúpido, no más inteligente.

O’Donnell decía en Fox News hace poco que si sale elegida, le gustaría formar parte del Comité de Relaciones Exteriores. Es de imaginar que Vladimir Putin o Hu Jintao no sintieron escalofríos.

La candidata mostraba su dominio de la geopolítica no diciendo nada remotamente reflexivo o perceptivo de la implicación estadounidense en Afganistán, menos para repetir los lemas Republicanos — criticar el calendario de retirada del Presidente Obama, insistir en que tenemos la responsabilidad de «acabar el trabajo» y traicionar cualquier prueba de haber pensado la cuestión en profundidad.

Hace cuatro años, durante una infructuosa campaña al Senado, O’Donnell anunció que China tenía «un plan estratégico cuidadosamente calculado para tomar América», y decía que ella tenía conocimiento de esto a través de «información clasificada a la que tengo acceso privilegiado». Durante el debate del miércoles, insistía en haber recibido de verdad algunos «informes clasificados» mientras trabajaba con un colectivo humanitario que hacía planes de visitar China. Sólo caben dos posibilidades: Se ha inventado el asunto de principio a fin, o tiene que contactar con la nave nodriza.

Le he dado muchas vueltas. Seamos honestos. Si ella está preparada para ser senadora, yo soy el rey de Prusia.

Bien, ¿puede alguien prevenirla por favor de que tendrá problemas para ubicar Prusia en el mapa?

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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Entre estas dos fotografías ha pasado un año. Las tomé en Preciados (Madrid) mientras paseaba. Hay algunas diferencias entre ellas, pero una que llama la atención especialmente.

El rincón es fácilmente reconocible pues desde hace años se detiene allí un grupo de músicos que interpreta piezas clásicas con gran éxito del público paseante. Tanto éxito, que hay, incluso, vídeos suyos que sube la gente a youtube.

Desde que vivo aquí, el conjunto ha sufrido variaciones: nuevos músicos que se incorporan, otros que se marchan por un tiempo, una soprano…aunque siempre mantienen un repertorio parecido.

Como digo frente a este lugar se para la gente a escuchar. A veces se forman grandes grupos de personas que esperan al final de la primavera de Vivaldi, o del Ave María de Schubert.

Algunos aguardan allí a sus familiares y otros simplemente paseaban con sus hijos cuando les sorprendió la música. Algunos mueven los pies, mientras leen apoyados en la fachada de la Fnac, otros se besan con pasión, y otros como la niña de la foto se afanan por dirigir a la orquesta.

Los tímidos huyen sin echar moneda, haciéndose los distraidos, pero los más, aplauden y se sacuden los bolsillos.

Bien, pues una mañana apareció en esa misma fachada, un nuevo elemento. Un monitor gigante proyecta anuncios de perfumes, de cremas, y de otros productos del Corte Inglés.

Porque ¿alguien pensaba que toda esa gente se iba a parar allí sin rendir pleitesía al dios consumo? ¿qué se habrán creido? Malditos poetas.

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Nueva York. El pasado abril, Christine Quinn, portavoz del consistorio del municipio de Nueva York, distinguía a los miembros de la Unidad Especial de Delitos de Odio del departamento de policía y decía bromeando que esperaba con impaciencia el día de poder mandarlos al paro. Desde esa fecha, la ciudad parece haberse entregado a un festival del delito de odio, poniendo a principios de este mes el colofón con la tortura de tres caballeros en el Bronx presuntamente por ser homosexuales. Muy pronto, dirá usted, para disolver la Unidad de Delitos de Odio. Se equivocará.

Casi tan mala como los propios delitos de odio es la tipificación. Constituye una pequeña muestra de disparate totalitario, una forma que tienen los fiscales de castigar a los malhechores por sus ideas o su expresión pública, cosas las dos que solían estar amparadas por la Constitución (soy originalista en este aspecto). Ya no es el delito lo que importa, sino la creencia que puede haber provocado el delito. Por esto, a usted le pueden caer alrededor de cinco años más en el talego.

Vea el triste caso de Tyler Clementi. El novato de la Rutgers University se lanzó desde el Puente George Washington tres días después de que su compañero de habitación en el colegio mayor y otra persona colocaran presuntamente una webcam para ver a Clementi mantener relaciones sexuales con otro hombre y a continuación lo emitieron para otros por la red. Inmediatamente se escuchó el grito de «delito de odio» por todo el país y las autoridades anunciaron que estaban considerando presentar ese cargo. (No hay decisión clara aún). Pero Clementi, un caballero muy sensible según todas las versiones, pudo haber reaccionado a ese espionaje de la misma forma si su compañero de relación sexual hubiera sido una mujer — o si estuviera casado y la relación se hubiera mantenido con una mujer diferente a su esposa. ¿Es, de alguna forma, la vida de un homosexual más valiosa que la vida de un heterosexual?

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El fundamento estándar del código de delitos de odio es que los delitos de odio, citando la circular que difundieron ese día Quinn y el comisario de policía, «desgarran el tejido mismo de nuestra sociedad libre». A saber, si un homosexual es agredido, otros homosexuales se sienten intimidados. Una clase entera de personas se ve afectada. Puede que sí. Pero si se produce una violación en el parque, las mujeres se abstienen de ir. Y hay zonas enteras de la ciudad — de cualquier ciudad — en las que yo no me aventuraría en un coche blindado a causa del miedo a la delincuencia. La delincuencia afecta a todo hijo de vecino.

La tortura de esos tres caballeros del Bronx está comprendida sobradamente dentro de un amplio abanico de leyes — agresión, secuestro, etc. Las víctimas no eran más o menos víctimas a causa del odio a los homosexuales de sus agresores. Su tortura no fue más dolorosa porque sus torturadores les odiaran. Lo que importaba era la propia tortura. Y si la presunta banda de acusados de los delitos no fuera de alguna forma consciente de que hay leyes que prohíben la tortura o no les importara de cualquier forma, ¿por qué creemos que una ley más referente al odio va a disuadirles?

Las leyes de delitos de odio combinan la conmovedora fe conservadora en la infalible eficacia de la disuasión (que alcanza su absurdo y repugnante apogeo en las ejecuciones) con la creencia izquierdista en que cuando hablamos de grupos concretos, los derechos básicos se pueden anular. De esa forma llegamos a una discriminación positiva en la cual gente concreta tiene ventaja a expensas del resto totalmente en función de la raza o la etnia. Esta tierna sensibilidad hacia las minorías debe de explicar el motivo de que los colectivos de derechos civiles hayan guardado tan decepcionante silencio con la legislación de delitos de odio.

El resultado combina a Orwell con Kafka. ¿Cuál es el delito? ¿Homicidio en grado de tentativa? ¿U homicidio en grado de tentativa con agravante de odio? ¿A quién odia el autor material del delito y cuánto odia a la víctima? En Long Island, unos cuantos matones sintieron la solemne obligación de limpiar de hispanos la zona. Puro y simple odio. Pero uno de los autores materiales tenía amigos negros y amigos hispanos — y también una esvástica tatuada en su pierna. ¿Era un racista o, como sostiene su padre, es simplemente un menor imbécil? ¿Odiaba de verdad a los hispanos o sólo a los inmigrantes hispanos y, de todas formas, importa? Su víctima está muerta — el delito definitivo. ¿Deben sus asesinos ser condenados a cadena perpetua por su muerte — y a otros cinco años por lo que pensaban de ella?

Los fiscales tienen enorme autoridad. La mayor parte de ellos son personas prudentes y decentes con un sano respeto a la ley. Pero las leyes de delitos de odio dotan a los flagrantemente ambiciosos entre sus filas de la licencia para pedir penas por opiniones políticas impopulares y a menudo terribles — por pensar. Esos tres tipos del Bronx fueron presuntamente torturados por los miembros homófobos de una banda que merecen penas de cárcel. Su odio, sin embargo, merece censura.

Richard Cohen
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Uno de los asuntos que abordó Valeriano Gómez, el nuevo Ministro de trabajo, el jueves cuando debatimos en CNN+, fue el de los nuevos yacimientos de empleo como esperanza para atacar el paro. Citó por ejemplo el de las energías renovables, entre otros.

Esta argumentación suele despertar incredulidad pues esos sectores siempre parecen futuribles, mientras que el de la construcción o el del turismo, sabemos que están instalados, ya, hoy. Pero no es tan aventurado como pudiera parecer.

El pasado miércoles asistí a un acto organizado por la Fundación Banesto para emprendedores que quieren dar el salto a Silicon Valley. A través de uno de sus proyectos se dota de mecanismos a quienes quieren hacerlo y el resultado está siendo un éxito: Más de 60 empresas españolas se han aproximado ya a Silicon Valley gracias a este programa denominado Global Business Trip.


Mayte Pascual, Carlos Barrabés, Bernardo Hernández,
Francesc Fajula -
gerente de la Fundación Banesto- y Albert Armengol

En este evento tuve la oportunidad de conocer a Bernardo Hernández. Bernardo es un emprendedor de gran éxito en España -fundador de idealista.com, accionista de Tuenti…-, y en la actualidad es uno de los pocos ejecutivos españoles de alto nivel en Google.

Cuando en un auditorio surgen estas dudas, -sobre lo importante de mantener los ojos abiertos en el mundo en el que vivimos-, Bernardo Hernández pregunta sobre la Expo 92, ¿cuantos de sus pabellones se refiririeron a la World Wide Web aquel año? ¿en cuales se hizo referencia a ella? . Y resulta que la feria tecnológica más importante del mundo, no fue capaz de prever ni la industria de Internet, ni su formidable explosión.

Lo vertiginoso de los cambios, y la ceguera endémica, hizo que en unos pocos años, tantos como caben en dos manos, irrumpiera este poderoso sector casi por sorpresa.

Nanomedicina, renovables y videojuegos españoles seducen a los inversores extranjeros

España y Portugal de la mano con la nanotecnología

Ya hay en España más de medio millón de empleos ??verdes?, un 235% más que hace 10 años

Los inversores privados españoles apuestan por las redes sociales, el cloud computing, y la biotecnología

Les Echos: ??España líder europeo de la alta velocidad?

Conviene, por tanto, mantener los ojos abiertos ante los nuevos espacios disruptivos españoles tanto en biotecnología, nanotecnología, programación, renovables, transportes, etc.. Pues es en estos donde todavía puede posicionarse el país como locomotora de vanguardia.

 

 

E. Robinson

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Eugene Robinson – Washington. La apropiación Republicana del Congreso está siendo financiada por una manada de lobos disfrazados con piel de cordero. Qué dulces e inocentes parecen estas organizaciones misteriosas de nombres como Estadounidenses por la Estabilidad Laboral. ¿Quién podría discutir con eso? ¿Quién quiere precariedad laboral?

Resulta, según el Washington Post, que una entidad llamada Estadounidenses por la Seguridad Laboral ha registrado casi 7,5 millones de dólares en gastos de campaña «independiente» este año, terminando el 88% del total apoyando a candidatos Republicanos. ¿Quién está poniendo todo ese dinero? Nunca se sabrá, porque Estadounidenses por la Seguridad Laboral — que está registrada como «asociación empresarial» — no está obligada a dar a conocer la fuente de su financiación.

De igual forma, el Fondo Futuro Estadounidense ha dedicado 6,8 millones de dólares a campañas este año, beneficiando cada centavo de esa cantidad a los Republicanos. El colectivo de nombre patriota — en serio, ¿quién no quiere que América tenga futuro? — está ubicado en Iowa y nunca antes ha sido uno de los grandes jugadores del Gran Juego de la financiación de campañas. Ahora, de pronto, tiene la dote de una reina para ir repartiendo.

¿De quién es ese dinero? El Fondo Futuro Estadounidense no lo dirá.

Y luego está Encrucijada Estadounidense, que por lo menos está «asesorado» por algunas personas que le van a sonar — los estrategas Republicanos Karl Rove y Ed Gillespie. Este grupo ha destinado 5,6 millones de dólares hasta la fecha, pero apenas está empezando: Encrucijada Estadounidense anuncia que va a dedicar la friolera de 50 millones de dólares a estas elecciones.

No le sorprenderá saber que todo este dinero se utiliza para tratar de expulsar a los Demócratas y reemplazarlos por Republicanos. ¿Y de dónde sale el dinero? Vaya pregunta. No hay límite a la cantidad que un particular, una corporación o una agrupación comercial pueden donar a Encrucijada Estadounidense — pero el colectivo no está obligado a decirle quiénes son esos donantes con recursos.

Los Demócratas están haciendo el mismo tipo de cosas, o tratando de hacerlas. Pero los Republicanos van superando el gasto de los Demócratas por un margen de 7 a 1 en esta clase de gasto electoral «independiente». De manera que mientras los candidatos Demócratas disfrutan de una gran ventaja en la financiación electoral oficial — la clase que tiene límites y obliga a hacer pública la información — esta ventaja se está viendo equilibrada a través de la oleada de dinero Republicano «independiente».

Según el Post, 80 millones de dólares se han destinado hasta el momento a las legislativas a través de estos grupos «independientes» en la sombra — en contraste con apenas 16 millones de dólares en este mismo punto de los comicios de 2006.

Pongo «independiente» entre comillas porque este gasto no es nada parecido. Oficialmente, colectivos como Estadounidenses por la Seguridad Laboral o Encrucijada Estadounidense no pueden destinar recursos a candidatos concretos; en lugar de eso se supone que se limitan a actividades tan anodinas como destacar cuestiones concretas y defender posturas políticas. En la práctica, sin embargo, esto les proporciona el margen de ataque a un candidato — digamos, el Demócrata — por su postura en la sanidad, la reforma financiera o lo que sea.

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No puede haber coordinación abierta entre estos colectivos y ningún candidato concreto, pero no tiene que haberla. Los agentes políticos a cargo del Fondo Futuro Estadounidense, por ejemplo, saben leer un mapa de los distritos electorales del Congreso igual que todo hijo de vecino. Todo lo que tienen que hacer es identificar a un Demócrata en posición potencialmente vulnerable y empezar a meter dinero, sobre todo para comprar espacios en televisión acusando al titular de ser enemigo de todo lo que estima América — y, glups, ser amigo de Nancy Pelosi.

El Tribunal Supremo hizo posible todo esto con su fallo a principios de este año, en el caso Citizens United contra la Comisión Electoral Federal, que legaliza la donación de campaña sin límites por parte de corporaciones, sindicatos, asociaciones comerciales o entidades similares. Y los colectivos de nombre patriota que no registran sus donaciones como aportaciones a un candidato se estructuran a menudo como organizaciones sin ánimo de lucro, lo que significa que no están obligados por ley a dar a conocer la identidad de sus donantes.

El resultado es un sistema en el que las petroleras contrarias a un anteproyecto energético que empezase a alejar al país de los combustibles fósiles, o firmas financieras que quieren dar al traste con el régimen regulador financiero y volver a los días del Casino, o los multimillonarios que quieren conservar las bajadas tributarias de George W. Bush, pueden dedicar todos tanto dinero como quieran a tratar de comprarle el Congreso al Partido Republicano.

Y lo pueden hacer en secreto, en la sombra, sin que nadie lo sepa. Ya es malo que se pueda comprar un cargo público. Que ni siquiera podamos haber quiénes son los compradores es desmesurado.

Eugene Robinson
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