Hungría «no cumple estándares democráticos», ha dicho la UE. En un momento en que la ultraderecha se va afianzando en cada vez más partes del continente, como en Suecia e Italia. ¿Será este un primer pasó para enfrentar desde la UE la ola reaccionaria? La Cafetera de Radiocable.com debate sobre ello.

La Unión Europea lleva años chocando con Hungría desde 2007 y hay una larga lista de reproches a Hungría. Se acusaba a la Comisión Europea de no haber tomado medidas contundentes, a pesar de que desde el Parlamento Europeo se llevaba pidiendo mucho tiempo.

El cambio de postura se reconoce incluso en el lenguaje, que es bastante contundente, asegurando que Hungría no es una democracia plena. De hecho, el Parlamento Europeo lo ha llamado «autocracia electoral».

Lo que se reprocha, y es el motivo por el que ahora se han congelado los fondos europeos -al menos 707.500 millones de euros- es la corrupción, y la falta de medidas de transparencia en contratos de licitación pública. Pero en el fondo hay muchas más reclamaciones hacia Hungría, entre otras cosas de haber también incumplido muchos valores, por decisiones como la de exigir a las mujeres que escuchen el latido del corazón del feto antes de abortar.

Además, el programa ha analizado la situación interna de la ultraderecha española, y su caída en las encuestas. Y, en la sobremesa, ha comentado la noticia de cómo un diseño hecho por IA, ha ganado un concurso y los artistas se han rebelado…

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A pesar de haber votado a favor en el Parlamento Europeo del plan para gravar los beneficios extraordinarios de las energéticas que anunció la presidenta de la Comisión, el PP se resiste al impuesto a las energéticas del Gobierno. ¿En base a qué? Aluden a diferencias en las propuestas y defienden su plan elaborado por expertos que, según dijo Feijóo en El Objetivo de La Sexta, pertenecen «a las energéticas, a las eléctricas, a gente que ha trabajado en Enagas, en red eléctrica», entre otros. Por su parte, Pedro Sánchez subraya que «es curioso que el PP vaya a votar en Bruselas a favor de lo que en Madrid vota en contra», lo que calificaba de «un ejemplo más elocuente de la oposición que sufre nuestro país». Además, acusó al partido de Feijóo de plegarse a los intereses de las grandes energéticas: «No es que las grandes empresas energéticas vayan con el PP de la mano; es que las grandes energéticas llevan del ronzal al PP para que defiendan sus intereses millonarios».

Además del reto de afrontar la crisis energética, el de garantizar unos salarios dignos para enfrentar la pérdida de poder adquisitivo ya está en el centro de la política global. Desde la reunión del G20 en Indonesia, la ministra española Yolanda Díaz reseñaba el llamamiento de la OIT y la OCDE para subir salarios y actuar frente a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios ante el panorama de inflación elevada. Algo a lo que, precisamente, hacía alusión la portada del diario El Mundo, cuando aseguraba que «los salarios suben en España un 42% menos que en la UE». Sin embargo, aún hay quienes en España demonizan la subida del SMI que desde el ministerio de Trabajo pretenden seguir impulsando. Una necesidad a la que se ha sumado también el Parlamento Europeo que ha aprobado esta semana la norma para «mejorar las condiciones de trabajo y de vida del conjunto de trabajadores de la UE»,  estableciendo requisitos mínimos que garanticen unos salarios mínimos adecuados «ya sea a través de la legislación nacional o de convenios colectivos».

Después de la pandemia y la actual crisis energética, uno de los aprendizajes a tener en cuenta es que hay que acabar con «la tremenda adicción que tiene nuestro modelo económico de combustibles fósiles», decía la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera. Unas palabras que van en la línea de la ONU. El Secretario General António Guterres ha pedido a todas las naciones que reduzcan sus emisiones contaminantes hasta limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5ºC. O se multiplicarán las tragedias con consecuencias devastadoras. «Si un tercio de los países del G20 estuviera bajo el agua, quizás les resultaría más fácil acordar recortes de emisiones; mi mensaje a los líderes mundiales reunidos aquí es claro: Bajen la temperatura – ahora. No inunden el mundo hoy; no lo ahoguen mañana»- dijo Guterres.

Además, la política española ha abordado la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN. El Congreso lo avaló este jueves, con la abstención de Unidas Podemos, ERC, Bildu, Más País, Compromís y el ministro Alberto Garzón -a diferencia del resto de diputados de Izquierda Unida, que votaron en contra-. Una vez completado el trámite parlamentario, España se sumará a la lista de países que han ratificado la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN (más de una veintena de los 30 países).

El Congreso también presenció un momento anecdótico, el del voto de Alberto Casero a favor de  investigar al Gobierno de Rajoy por la policía política. Lo que ha generado un gran revuelo porque Casero es el mismo diputado que votó de acuerdo a la reforma laboral del gobierno.

Pero, mientras el voto de Casero eclipsaba las miradas, ocurría algo en la ultraderecha. Abascal desvelaba que Macarena Olona ya no es afiliada de Vox, decía El Mundo. Y, en una entrevista con EsRadio, dijo que «no sabría explicar» qué es lo que ocurrió para que Olona saliera del partido tras las elecciones andaluzas.

Además, ya se ha conocido la absolución de Íñigo Errejon por la denuncia de la patada. El propio Errejón dijo en declaraciones a medios: «Un señor de ultraderecha me insultó, me acosó, me hostigo y ademas me denunció de manera falsa (…) Los que han mentido, ¿van a pedir disculpas?».

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