China lleva un año probando una nueva generación de tranvías que no necesitan raíles convencionales ni estar conectados a cables porque cuentan con baterías que se recargan con energía renovable y que podrían ser una solución de transporte urbano más sostenbible que ayude a reducir la contaminación y el calentamiento global. Es lo que está diciendo Greenpeace del tranvia ART al que auguran que va a revolucionar el modo de moverse por las ciudades.

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Se llama Autonomous Rail Rapid Transit (ART) y ha sido desarrollado por la empresa China Railway Rolling Corporation (CRRC). Se trata de un tipo de tren que no necesita raíles porque lleva unos sensores que lo guían siguiendo el camino marcado sobre la calzada, como si fueran unos raíles virtuales. Tampoco necesita estar conectado desde el techo a un red de cables eléctricos en alto como los tranvías tradicionales, ya que funciona con unas baterías internas que se recargan al 100% con energía solar.

Esto hace que se pueda crear una red a un coste muy inferior al de los actuales tranvías, al no necesitarse construir una infraestructura de raíles o cables. Peter Newman, científico del IPPC, afirma que cuesta una décima parte que una infraestructura de tren ligero y defiende que puede ser la tecnología que el mundo estaba esperando.

El ART lleva circulando por las calles de Zhuzhou, en la provincia china de Hunan desde finales de 2017. Es capaz de transportar hasta 300 pasajeros en tres vagones a través de la ciudad a velocidades de 43 millas por hora. Y sus usuarios destacan que gracias a su sistema de amortiguación hidráulico, el viaje es mucho más estable y silencioso que en un autobús.

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