En la profesión se le conoce como “King of the A-Hed” (Rey del artículo de portada), pero su nombre es Barry Newman y en sus 43 años de carrera en el WSJ, firmó más de 400 de estos reportajes a caballo entre el reporterismo y la literatura. Tras retirarse en 2013 de la «primera línea» periodística, se ha dedicado a a enseñar a los nuevos reporteros. Recientemente ha publicado un libro, «News to Me: Finding and Writing Colorful Feature Stories» en el que cuenta algunos de los secretos de su arte para escribir y empezar historias.

Para entender la influencia de Newman en el periodismo hay que saber que el A-Hed es el artículo de fondo que aparece destacado en la primera página del Wall Street Journal desde 1943 y que es una especie de seña de identidad del diario. Suele ser un reportaje en profundidad sobre un asunto algo más frívolo y no de rabiosa actualidad que pretende entretener pero a la vez informar. Se distingue por la calidad de su escritura, por su detallismo, originalidad, humor y por su capacidad para enganchar con un titular y/o entradilla creativos y rompedores.

En su libro, la primera recomendación de Newman a los nuevo periodistas es «dejar de leer las notas de prensa y salir a la calle». Sostiene que hay que pararse a observar la realidad y si te quedas el tiempo suficiente haciéndolo empezarás a encontrar historias. Defiende que se puede hacer reportajes explicando hechos que a la vez sean creativos y estén llenos de imaginación: «Hay que darle color a lo que se escribe».

El reportero también enfatiza la importancia del «lede» un término con el que define algo que no es exactamente la entradilla convencional (lead), sino algo más punzante que sirva de banderín de enganche para que el lector se sienta lo suficientemente atraído como para leer el segundo párrafo. Y en este aspecto recomienda «romper las reglas y los moldes». El mismo ha usado chistes o frases atrevidas como inicio al estilo «Down is up» (Lo que está abajo está arriba) o «Sausages sources say» (dicen fuentes de salchichas).

Barry Newman trabajó como becario en el New York Times, pero fue en The Wall Street Journal, donde entró en 1970, desde donde ha brillado. Uno de sus artículo sobre un viejo banderillero español que intentaba salvar a matadores y que dio lugar a una canción de country. Su trabajo le ha valido los premios del Overseas Press Club y el National Press Club.

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