Nació como una plataforma para videos caseros, pero las posibilidades del portal se han  multiplicado exponencialmente hasta el punto de que ya hay personas que viven de los videos que crean para Youtube. El caso más conocido es el de Michael Buckley, un administrativo de una promotora musical que un día descubrió que grabando y produciendo sus propios videos podía ganar mucho más dinero que con su empleo. Desde hace cuatro meses se dedica en exclusiva a ello y según declaró al New York Times gana en torno a 100.000 dólares mensuales.

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La historia de Buckley comenzó en el verano del 2006, cuando se convirtió en el presentador de un espacio sobre famosos en un canal local de Connecticut. Un primo suyo comenzó a subir a YouTube sus caricaturas animadas y empezó tener mucho éxito entre los internautas. Un año después creó su propio canal, What the buck? donde cuelga vídeos de humor que graba él mismo. Y en un año sus 254 creaciones han sido vistas más de 6.000.000 de veces y tiene más de 300.000 suscriptores.

Michael Buckley ha logrado convertir esta popularidad en ingresos gracias a la publicidad Adsense que Google permite incluir a los autores de los videos. De hecho Buckley fue uno de los primeros en apuntarse a este programa. Son pequeños anuncios que aparecen en la franja inferior del visor y cuyos ingresos se reparten entre el buscador y los creadores. YouTube no da información sobre los porcentajes de ganancias que genera esta colaboración pero un portavoz asegura que cientos de usuarios ganan más de 1.000 dólares al mes.

Otros casos de éxito conocidos son el de Lisa Donovan, que en su canal Lisa Nova parodia a cantantes o políticas como Sarah Palin o el de Cory Williams, conocido como SMP Films en Youtube, que tiene 180.000 suscriptores que le generan ganancias de entre 17.000 y 20.000 dólares mensuales, gracias a la publicidad y al product placement en sus videos.

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Todo esto está permitiendo el desarrollo de una nueva generación de productores de videos que pueden trabajar de manera autónoma, sin depender de las estructuras convencionales del cine y la televisión, y que pueden rentabilizar su trabajo. De momento la mayoría de quienes lo están haciendo se dedican al humor y la comedia, pero es una puerta abierta que puede servir también para contenidos más serios.

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