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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Siguiendo los pasos de Rosa María Artal me sumo a la estupefacción de los ciudadanos ante la persecución contra el juez Baltasar Garzón.

Con enorme preocupación contemplamos muchos el proceso que puede llevar a la inhabilitación ??entre 12 y 20 años- del Juez Baltasar Garzón por supuesta prevaricación en la causa que inició contra los crímenes del franquismo. El juez instructor de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha rechazado archivar su caso y el Consejo General del Poder Judicial ha iniciado los trámites para apartar al magistrado de su cargo como medida cautelar.

En 2008, el Comité de Derechos Humanos de la ONU recomendó al Estado español la derogación de la preconstitucional Ley de Amnistía de 1977, invocada en la prevaricación. Numerosos países han revocado a lo largo de su Historia sus leyes de la impunidad dictadas en momentos de presión y han encausado a culpables de golpes de Estado y subsiguientes dictaduras ??es el caso de la ley de ??Punto Final? en Argentina, entre otras-. En Alemania que, mucho más allá de una guerra civil, padeció el totalitarismo causante de una contienda mundial, sus estrictas leyes prohibirían formaciones ultraderechistas como las que han presentado la querella contra Garzón y han sido escuchadas. Toda comprensión del nazismo es penada con cárcel en Alemania.

Rencillas personales y envidias enturbian el caso, en un sucio espectáculo de miseria. El carácter de un magistrado e incluso si se admitieran discutibles actuaciones en otras causas, no pueden esgrimirse para anularle como Juez por tratar de enjuiciar el franquismo. Máxime en un momento en el que se tergiversa la Historia. Ningún error de un gobierno democrático justifica levantarse en armas para conseguir el poder y ejercerlo totalitariamente bajo su ideología durante 4 décadas. Y quien inicia una contienda ha de afrontar que su decisión desencadena en su bando y provoca en el agredido las peores reacciones de la condición humana. No se ha inventado ??la otra mejilla? en las guerras. No existe la equidistancia para la guerra civil española, en base a quién inició y padeció el levantamiento.

Formaciones política españolas siguen sin condenar el golpe franquista y los 40 años de dictadura, y evitando con su mayoría que lo haga el Parlamento europeo. Si las intocables heridas de la guerra no han cicatrizado en tres cuartos de siglo, su única esperanza de curación es la cirugía, que, por añadidura, restablecería la Justicia. Siquiera testimonial, siquiera disuasoria de actitudes fascistas.

El proceso contra Garzón ha tenido eco en el exterior. Más de medio centenar de prestigiosos juristas internacionales, además, mostraron su preocupación por su encausamiento y las razones que lo han motivado. Están dispuestos a declarar a su favor. Los países democráticos no pueden entender la condición de intocable del franquismo en España. Ningún demócrata lo comprende. Y los recursos contra una posible condena de Garzón, tras agotar las instancias judiciales españolas, acabarían probablemente con una superior sentencia condenatoria del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el Estado español.

Otras iniciativas en defensa de Garzón y la cordura democrática, junto al deseo de que la sociedad tome conciencia de lo que está sucediendo:

Manifiesto por la Justicia de Garzón en Facebook

y otra versión simultánea.

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