El semanario repasa los avances en la reforma de los bancos españoles tras el rescate de junio de 2012 y la reciente inspección de la Troika. Asegura que se ha «progresado mucho» y que varios de los problemas más graves se han solucionado. Apunta sin embargo que aun queda «mucho por hacer» y que hay un problema concreto, el de la exposición de los bancos a la deuda pública española, que el pais no podrá solucionar sólo si no hay una unión bancaria europea.

El Banco de España
(Foto: Flickr/SisU))

The Economist explica: «Se ha progresado mucho. El FMI dice que la reforma bancaria española está casi completada. Tras exhaustivas pruebas de estrés, los bancos se han recapitalizado. Un banco malo, Sareb, ha sido creado para albergar a sus activos inmobiliarios tóxicos. Las provisiones cubren ahora una gran parte de los préstamos sin fondos del sistema. El hinchado sector bancario se ha reducido de 50 a 12 entidades. Los  bancos han reducido su dependencia de la financiación del BCE.»

El texto también apunta: «Algunas preocupaciones persisten. Las pequeñas empresas españolas aun se enfrentan a tasas de préstamos más altas que en el resto de Europa. El Crédito está disminuyendo alrededor de un 7% en tasa interanual. A pesar de la extensa limpieza, el ladrillo sigue tascando los balances de los bancos.»

Y advierte: «España todavía tiene mucho que hacer. Pero hay un problema que no puede resolver por sí sola. Al igual que España está expuesta a sus bancos, sus bancos están expuestos a España. La deuda pública en manos de las entidades que cotizan en bolsa es de 2,3 veces su patrimonio tangible, reconoce BNP Exane. Sin una completa union bancaria de la eurozona, incluyendo un respaldo fiscal común para ayudar a arreglar los bancos en problemas, ese preocupante vínculo no puede romperse.»

[Leer el articulo completo en The Economist]

The Economist es un semanario británico que se publica desde 1843 y considerado un referente en el  análisis de las relaciones internacionales y la economía. Su opinión influye en la imagen exterior de los países, en los inversores internacionales y marca la agenda de otros medios de comunicación. Pertenece  en un 50% al grupo Pearson -que también edita el Financial Times- mientras que el resto está en manos de accionistas independientes -incluyendo a miembros del staff- y la familia Rothschild. Su linea editorial es neoliberal tanto a nivel económico -a favor del libre mercado, la globalización y la libre inmigración- como en temas sociales -han apoyado el matrimonio gay, la legalización de las drogas o el control de armas-. Y politicamente han respaldado tanto a candidatos conservadores como de izquierdas. Sus artículos no van firmados. Su circulación en 2012 ha sido de 1.574.803 ejemplares.   

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