Hace 102 años, el 3 de abril de 1919, el gobierno español firmó un decreto que fijaba la jornada laboral máxima de ocho horas diarias. Lo hacía tras una intensa huelga de 44 días iniciada por el despido de varios trabajadores de una operadora eléctrica de Barcelona que pertencia a un banco canadiense y que logró paralizar el sector. España se convirtió así en el primer país del mundo en adoptar por ley la jornada de 8 horas laborales, un hito que en los últimos días han recordado el canal Historia y medios internacionales como The Guardian -en el marco del plan piloto que se va a llevar a cabo en España para una semana de 4 días-.

En las primeras décadas de la revolución industrial, eran habituales las jornadas de 12h o 14h laborales. A medidados del siglo XIX, empiezan darse movimientos sindicales que reclaman una reducción de la jornada y en 1866, la Asociación Internacional de Trabajadores (o Primera Internacional) en su Congreso de Ginebra adopta la reivindicación de la jornada de 8 horas. En EEUU, se aprobó una ley que regulaba este aspecto para los empleados federales, pero nunca llegó a aplicarse.

Casi medio siglo después, sin embargo en España, una protesta que se inició en una fábrica de Barcelona con el despido de ocho trabajadores, logró que por primera vez en Europa se adoptará por ley la jornada de 8H. Los hechos tuvieron lugar a comienzos de 1919 en la operadora eléctrica Riegos y Fuerzas del Ebro que pertenecía al Canadian Bank of Comerce of Toronto y era conocida como “La Canadiense”.

La decisión de esta empresa de despedir a 8 empleados por iniciar un sindicato independiente provocó una huelga del resto de trabajadores de La Canadiense que se inicio el 5 de febrero de 1919. A la protesta se fueron luego uniendo muchos trabajadores más del mismo sector, como los de la otra gran empresa local, Energía Eléctrica de Cataluña y se calcula que la huelga llegó a ser secundada por más de 100.000 personas que paralizaron el 70% de la industria eléctrica de la región.

Finalmente tras 44 días de huelga y protestas, el Gobierno español atendió a las reivindicaciones sindicales y el 3 de abril de 1919 firmó el decreto que fijaba la jornada laboral máxima de ocho horas diarias y convertía a España en el primer país del continente que lo establecía por ley.

 

 

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