Las denuncias de explotación y excesos en el campo en España llevan años produciéndose y han sido documentados en informes de ONGs y reportajes de medios de comunicación nacionales e internacionales -la BBC o Le Monde son algunos de los que recientemente han puesto el foco en ello-. Incluso el relator de la ONU sobre pobreza extrema Phillip Alston las recogió en en su reciente investigación de campo en España. Las organizaciones agrarias siempre han asegurado que no son generalizados y en algunos ocasiones incluso los han negado. Pero el gobierno y en concreto el Ministerio de Trabajo han lanzado una campaña para examinar en profundidad este sector e indagar los abusos laborales e incluso «posibles casos de esclavitud». Algo que ha indignado a la patronal.


(Foto: Flickr/Jeyfixraw)

El objetivo de la campaña de investigación del Ministerio que dirige Yolanda Díaz es «garantizar el respeto a los derechos de los trabajadores en el desarrollo de esta campaña agrícola, así como salvaguardar la dignidad de los mismos frente a posibles agresiones y abusos». Y según detalla un artículo de Raúl Bocanegra en Público insta a investigar, con la participación de la Guardia Civil o Policía Nacional, a fondo todos los hechos y conductas «presuntamente delictivas».

Y entre las herramientas que Trabajo ha creado para los inspectores se ha incluido un cuestionario para formular a los trabajadores entrevistados que persigue textualmente «detectar casos de explotación laboral y de trata de seres humanos para la imposición de trabajo o de servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud».

Esta terminología, aunque ha sido extraída del Código Penal y es similar a la de otros textos de la OIT, ha causado sin embargo indignación en la patronal agraria Asaja. En un duro comunicado han asegurado que consideran «inaceptable» que se ponga en «duda» al sector, que según ello «no tiene nada que ver con la realidad actual del campo español». Y añade que mensajes sobre la posible existencia de trabajadores en situación de «esclavitud no ayudan a la convivencia pacífica». Sus críticas han encontrado eco en algunos responsables políticos de la derecha y hasta el propio presidente andaluza Juanma Moreno se ha alineado con la patronal.

Las denuncias de abusos sin embargo han sido una constante en los últimos años. En 2018, las denuncias de abusos sexuales de las temporeras marroquíes de fresa salieron de una revista alemana y han llegado a medios como el New York Times y The Guardian. Y a principios de marzo de este 2020, Le Monde publicaba un artículo recogiendo también las acusaciones de malas prácticas bajo el titular: «La fresa que se cultiva en España crece sobre la miseria». Y a finales del pasado mes de abril, la BBC publicó un reportaje titulado «Si no quieres trabajar como esclavo, estás fuera” en el que documentaba las malas condiciones laborales y salariales y las denuncias de explotación que pesan sobre alguna empresas agrícolas españolas.

También Philip Alsotn, relator de la ONU para la pobreza extrema, denunció en su informe de febrero pasado la situación en España: «Las condiciones que vi en los trabajadores inmigrantes que recogen la fresa en Huelva eran peores que en un campo de refugiados. Me encontré con trabajadores en un asentamiento para inmigrantes en condiciones que rivalizan con las peores que yo he visto en ninguna parte del mundo. Están a kilómetros del agua y viven sin electricidad o saneamiento adecuado». Y Alston también criticó las condiciones laborales «inhumanas» en algunas compañías.

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