El suelo en espacios verdes urbanos y en zonas naturales de todo el mundo ya comparten niveles similares de contaminantes como microplásticos, metales o pesticidas. Es lo que constata un estudio científico, en el que han participado investigadores españoles del CSIC y la Universidad de Alicante. Se pone de relieve que aunque pudiera esperarse que los parques, jardines y espacios verdes de las ciudades estuviesen más afectados por los contaminantes que los ecosistemas naturales, geográficamente alejados de las actividades humanas, la realidad es que la dispersión de contaminantes a través del transporte aéreo, la eliminación incontrolada de basuras e, incluso, el agua de lluvia es mayor de lo que se pensaba y ha afectado ya a zonas más remotas.

La contaminación del suelo es una de las principales amenazas para la salud y la sostenibilidad de los ecosistemas. Las zonas verdes urbanas, incluyendo parques y jardines son en ocasiones el único contacto que tenemos los seres humanos con la naturaleza. Y un estudio internacional refleja que estos suelos en espacios urbanos y en zonas naturales de todo el mundo comparten niveles similares de múltiples contaminantes como metales, pesticidas, microplásticos y genes de resistencia a los antibióticos.

El trabajo, en el que han participado más de 40 autores de centros de investigación y universidades de España, China, Suiza, Australia, Alemania, Chile, Sudáfrica, Francia, Portugal, Eslovenia, Nigeria, México, Estados Unidos, Brasil, India e Israel, ha sido publicado recientemente en Nature Communications. Por parte española han intervenido el Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico (BioFunLab) del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Alicante.

En la actualidad, la contaminación del suelo está asociada a las emisiones de los vehículos, los procesos industriales, el tratamiento con pesticidas y a las enfermedades de las plantas, así como a una mala gestión de los residuos. Por esta razón, era de esperar que los espacios verdes urbanos estuviesen más afectados por los contaminantes que los ecosistemas naturales, geográficamente alejados de las actividades humanas. “Cuando pensamos en los bosques y praderas fuera de nuestras ciudades a los que solemos acudir a hacer senderismo, pensamos en lugares relativamente prístinos. Sin embargo, en muchos casos, las zonas naturales que rodean nuestras ciudades ya están tan contaminadas como nuestros parques y jardines” indica Manuel Delgado Baquerizo, líder de BioFunLab del IRNAS-CSIC.

El estudio ha demostrado que los contaminantes preocupantes (metales, pesticidas, microplásticos y genes de resistencia a los antibióticos) pueden dispersarse a través del transporte aéreo, la eliminación incontrolada de basuras e, incluso, con el agua de lluvia que discurre por la superficie de un terreno y llegar hasta los ecosistemas naturales. Y se proporcionan pruebas de una comparación cuantitativa de los contaminantes del suelo en espacios urbanos y naturales en seis continentes.

Los microplásticos, contaminantes típicos de origen antropogénico (humano), también están omnipresentes en los suelos de zonas verdes urbanas y ecosistemas naturales de todo el mundo. “Sorprendentemente, encontramos proporciones similares de la forma y el tipo de polímero de los microplásticos en áreas naturales y espacios verdes urbanos, lo que apoya aún más la idea de una propagación de contaminantes antropogénicos a través de los ecosistemas”, detalla Carlos Sanz Lázaro de la Universidad de Alicante.

“Estas partículas, que suelen proceder de las ciudades, afectan a zonas distantes por transporte atmosférico, siendo las fibras la principal forma de partículas de plástico en suspensión en la atmósfera de ciudades como París, Londres y Dongguan (China). Las fibras consisten generalmente en poliéster y polipropileno que proceden de tejidos sintéticos, cuerdas y redes”, añade.

Los factores socioeconómicos fueron esenciales para explicar la presencia de contaminantes del suelo en todo el mundo. Las regiones con mayor PIB muestran también mayor nivel de metales pesados y las urbes más pobladas muestran mayor proporción de microplásticos. “Algunos de estos contaminantes como los microplásticos, los pesticidas o los metales pesados están incluso presentes en lugares remotos como la Antártida”, apunta Asunción de los Ríos, investigadora del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).

Esto podría estar relacionado con la dispersión de estos contaminantes desde las estaciones de investigación antárticas y otros continentes por mar y aire, y por otras actividades como el turismo que pueden contribuir a la acumulación de microplásticos en los suelos de los emplazamientos antárticos. El estudio indica, además, que el aumento de los niveles de múltiples contaminantes del suelo está relacionado con cambios en el microbioma del suelo, incluyendo genes asociados con la resistencia al estrés ambiental, el ciclo de nutrientes y la patogénesis.

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