El diario estadounidense habla en un artículo de Ken Johnson de una exposición que pretende atribuir a la obra de Joan Miró convicciones políticas, en concreto a favor del nacionalismo catalán y antifascista. El autor critica que se intente juzgar el arte bajo razones éticas y cree que la «evidencia de compromiso político es difícil de encontrar» en las obras del pintor catalán.

El cuadro
(Foto: Flickr/Maryholman)

El New York Times dice: «¿Fue Joan Miró un artista político? Surrealista muy querido, no es comúnmente considerado como tal. A primera vista, su obra parece muy apolítica, en especial teniendo en cuenta que vivió dos guerras mundiales y una sangrienta guerra civil en su país natal, España. Desde la visión alucinógena de «La Granja» en la década de 1920 hasta su murales de campos de color marcados por signos tenues en la década de 1960, la evidencia de compromiso político es difícil de encontrar.»

Y explican: «Esto plantea un problema para los estudiosos y críticos de hoy, que tienden a juzgar el arte por razones éticas. La solución entonces, sería o bien despreciar a Miró como un escapista burgues o descubrir convicciones políticas ocultas bajo la superficie de sus aparentementes inocuas obras. Esta segunda opción es la que han seguido los organizadores de la exposición «Joan Miró: la escalera de escape» en la National Art Galllery. «

El artículo puntualiza: «ven nacionalismo catalán en sus primeros paisajes de proto-realismo mágico y en sus imágenes más abstractas del campesino catalán. Más tarde lo encuentran como un enemigo del fascismo durante la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Pero en los años de postguerra bajo la dictadura de Franco, se comportó basicamente como un resistente pasivo, desconocido en España fuera de un pequeño círculo de amigos y simpatizantes. ¿Apoyan las obras reales de Miró las reivindicaciones de un Miró politizado? Pues más bien no.»

[Leer el artículo completo en The New York Times]

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