Una cámara facilitada por las autoridades ha permitido a estos mineros mostrar las condiciones en las que se encuentran. En la grabación, uno de ellos, recorre el interior de la galería mostrando los lugares en los que duermen, juegan al dominó y se asean.

«Sáquennos de aquí, por favor»

Los mineros atrapados en Chile han grabado un vídeo mostrando el interior del espacio donde sobreviven. El vídeo ha sido proyectado a las familias, de los profesionales atrapados, que los han encontrado «más delgados», aunque optimistas. Las imágenes están siendo reproducidas sin cesar por las televisiones chilenas.

El momento ha sido aprovechado por algunos de ellos para enviar mensajes de tranquilidad y de cariño a las familias, y para pedir por su pronto rescate.

El vídeo fue proyectado a los familiares para mostrarles su estado de salud,pero la presencia de las cámaras internacionales  ha convertido el testimonio en un dramático reality show.

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El vídeo que han grabado los mineros

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Las primeras imágenes que se tuvo de ellos con una cámara dirigida desde el exterior

 

ACTUALIZACI?N: Los 33 mineros han sido rescatados sanos y salvos tras una larga y compleja operación de rescate que ha durado dos meses. En este tiempo se han convertido en celebridades y heroes nacionales en Chile. El rescate final de los mineros duró 24 horas y se convirtió en un enorme espectáculo seguido por millones de personas en todo el mundo. El primero que volvió de la profundidades fue Florencia Ávalos al que recibió su hijo de 8 años.

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Los mineros atrapados en Chile han grabado un vídeo mostrando el interior del espacio donde sobreviven. El vídeo ha sido proyectado a las familias que los han encontrado «más delgados», aunque optimistas. Las imágenes están siendo reproducidas sin cesar por las televisiones chilenas.

Una cámara facilitada por las autoridades ha permitido a estos mineros mostrar las condiciones en las que se encuentran. En la grabación, uno de ellos, recorre el interior de la galería mostrando los lugares en los que duermen, juegan al dominó y se asean.

«Sáquennos de aquí, por favor»

El momento ha sido aprovechado por algunos de ellos para enviar mensajes de tranquilidad y de cariño a las familias, y para pedir por su pronto rescate.

El vídeo fue proyectado a los familiares para mostrarles su estado de salud pero la presencia de las cámaras internacionales ha convertido el rescate en un dramático reality show.

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El vídeo que han grabado los mineros

 

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Las primeras imágenes que se tuvo de ellos con una cámara dirigida desde el exterior

La piscina Nemo 33
(Foto: Flickr/Peter)

Se llama Nemo 33, está en Bruselas y tiene cinco niveles uno de los cuales es un foso que alcanza los 33 metros de profundidad. Lo que la convierte en la piscina más profunda del planeta. Sirve para que se entrenen submarinistas, investigadores, profesionales de las actividades acuáticas y hasta cineastas. Además de la galería de la propia web de la piscina, Flickr permite también contemplarla en imágenes. Pero es en los videos de Youtube donde mejor se aprecia la magnitud de la instalación.

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Además del espectacular tanque-foso de 33m, la piscina también tiene cuevas submarinas, túneles, ventana. El agua está siempre a 30 Cº de temperatura, gracias a unos paneles solares situados en la parte superior de la infraestructura. Con la ayuda de un tubo de seis metros de ancho, se puede bajar al nivel más profundo de la piscina.

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La Nemo 33 ha costado 3,2 millones de euros. Para llenar la piscina son necesarios 2,5 millones de litros de agua. En general está pensada para submarinistas con bombona, sin embargo también se sumerjen en ella buceadores en apnea. Elisabeth Kristoffersen lo hizo y se grabó en video explorando túneles y cuevas.

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Ante el formidable fracaso de la guerra de Irak, el fiasco más inmoral de la era Bush, el nuevo mantra de quienes justificaron un día la invasión consiste en decir que «Irak está hoy mejor que con Saddam».

Eso dicen a pesar de todo, a pesar de los cientos de miles de muertos iraquíes, y de los miles de militares norteamericanos, de los desplazados, de la pobreza, del daño para el concepto global de democracia, del nacimiento del terrorismo en la región, de la impotencia de la comunidad internacional ante el abuso, de la frustración de miles de ciudadanos que fueron sometidos a la operación «Conmoción y pavor» de Donald Rumsfeld, etc, etc…

Hay que ser muy naíf para utilizar ese mantra que también denota una enorme ignorancia en materia de geopolítica. Porque como recuerda Eugene Robinson en el Washington Post, la guerra de Irak ha provocado, todo eso y además… la inestabilidad en toda la región:

… [con la retirada] dejamos atrás una situación política incierta y caótica, que los iraquíes van a tener que resolver. También tendremos que enfrentarnos a la consecuencia geopolítica más preocupante de la guerra optativa de Bush: la dictadura teócrata de Teherán, no estando ya sus ambiciones equilibradas por Saddam Hussein, está mucho más cerca de convertir a Irán en una superpotencia regional poseedora de armas nucleares.

La guerra de Irak ha alimentado el radicalismo en toda la zona. Felicitemos a sus impulsores.

[Actualización] Algunas cifras interesantes sobre el Irak de hoy publicadas en meneame:  «Irak tiene una tasa de desempleo de entre el 25 y el 50%, un parlamento disfuncional, las enfermedades se han desenfrenado, sufre una epidemia de enfermedades mentales y los suburbios están extendiéndose. La matanza de inocentes es algo cotidiano».[aqui los datos -inglés-]

 

 

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washinton. Siempre leo la revista The Economist. Me gustan muchas cosas de ella, pero aprecio particularmente su crítica literaria. Están redactadas de forma convincente y ágil, y con asiduidad tratan libros de los que no encuentro la crítica en otros lados. Un ejemplo es la biografía de próxima publicación de uno de los pensadores contemporáneos más importantes del islam, Sayyid Qutb. El libro recibe una buena crítica. Es más de lo que yo puedo decir del propio Economist.

Qutb fue ahorcado en 1966 por la administración egipcia de Gamal Abdel Nasser después de las torturas de costumbre. Había sido el líder intelectual de la ilegalizada Hermandad Musulmana y un caballero de copiosa producción literaria. Una de sus empresas se llamó «Nuestra lucha contra los judíos». Es una obra de antisemitismo descarado e increíblemente estúpido, una de las razones de que el New York Review of Books caracterizara las opiniones de Qutb hace poco como «más extremas que las de Hitler». Acerca de todo esto, The Economist guarda un extraño, siniestro e imperdonable silencio.

Es tan desorientador como problemático. Después de todo, Qutb tampoco fue alguna figura baladí. Es, como dice el faldón de la crítica del Economist, «el padre del fundamentalismo islámico», y es imposible leer nada acerca de él que no dé fe de su inmensa relevancia contemporánea. El antisemitismo de Qutb tampoco fue un ramalazo de locura juvenil, sobreentendido en la seguridad hormonal de la juventud y más tarde desdicho a medida que retrocedían tanto la certidumbre como el flequillo. Fue más bien la creación de su madurez y fue publicado a principios de la década de los años 50. En otras palabras, su ensayo es un trabajo post-Holocausto, redactado con total conocimiento de lo que el antisemitismo acababa de lograr. El asesinato colectivo de los judíos de Europa no le hizo hacer la más ligera pausa. Qutb permaneció indiferente.

Pero al parecer, también lo están otros que escriben acerca de él. En su reciente libro bien acogido «Los árabes», Eugene Rogan, de la Universidad de Oxford, reconoce a Qutb «como uno de los reformistas islámicos más influyentes del siglo XX» pero no hace mención a su antisemitismo ni, a esos efectos, su rabioso odio a América. Al igual que los terroristas del 11 de Septiembre, Qutb pasó algún tiempo en América — Greeley, Colo., Washington, D.C. y Palo Alto, Calif. — aprendiendo a aborrecer a los estadounidenses. Sentía particular repugnancia por sus mujeres abiertamente sexualizadas. ¡Menos mal que no fue a Nueva York!

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La crítica literaria del Economist resulta sobrecogedora en su labor de omisión. ¿Puede ser que apenas 65 años después de apagarse los hornos de Auschwitz el antisemitismo haya quedado relegado a una cuestión personal y trivial, comparable a la debilidad por las rubias — algo que se sobreentiende? Aún así, Qutb no fue ningún Richard Wagner, cuyo antisemitismo era repugnante pero por lo menos no afectó a su música. El fanatismo de Qutb contra los judíos no es circunstancial en su obra. Aunque dista de ser central, ha demostrado ser sin embargo relevante, habiendo sido adoptado junto a sus demás ideas por Hamás. Qutb culpa a los judíos de casi todo: «el materialismo ateo», «la sexualidad animalista», «la destrucción de la familia» y, por supuesto, una guerra incesante contra el propio islam.

Evidentemente, no se trata de una cuestión sin importancia. Los críticos de Israel lo acusan con frecuencia de racismo en su trato a los palestinos. A veces la acusación encaja. Pero no hay nada en los medios ni en la cultura popular israelí que se acerque siquiera a lo que se dice abiertamente, y con discurso oficial, de los judíos en el mundo árabe. El mensaje es una réplica del racismo Nazi, y la solución, afirmada expresamente o simplemente insinuada, es la misma.

The Economist y Rogan son insuficientes en sí mismos como para abarcar un movimiento. Pero no puedo evitar la sensación de que la necesidad de demonizar a Israel es tan grande que los inmensos fallos morales de algunos de sus enemigos tienen que barrerse bajo la alfombra. Como señalaba Jacob Weisberg en la revista Slate hace poco, el movimiento «boicot a Israel» está extrañamente desequilibrado — tanta rabia dirigida contra Israel, tan poca contra países como China o Venezuela. ¿Podría ser que el filósofo francés Vladimir Jankelevitch fuera profético cuando sugirió hace años que el antisionismo «nos concede la licencia y hasta el derecho e incluso el deber de ser antisemitas en nombre de la democracia»? La frontera entre antisemitismo y antisionismo, una demarcación territorial que siempre he reconocido, se está volviendo cada vez más difusa.

Dado que las críticas literarias del Economist no vienen firmadas, es imposible saber — y The Economist no lo va a decir — de quién es la culpa en esto. De forma que la propia revista es responsable no sólo de tener mal gusto o de sufrir una ignorancia insondable, sino de faltar a su propia promesa, que se publica en su primera página, «de tomar parte de ‘una rigurosa competencia entre la inteligencia… y la ignorancia despreciablemente tibia que obstaculiza nuestro progreso'». Durante la semana del 15 julio, no sólo perdió la competencia — es que la perdió por incomparecencia.

© 2010, The Washington Post Writers Group

 

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson-Washington. Durante el vuelo de regreso a Washington desde Pensacola, Florida, el 15 de junio, el Presidente Obama y el caballero al que encargó la gestión de la marea negra del Golfo, el almirante de los guardacostas en la reserva Thad Allen, mantuvieron una de esas conversaciones Sureñas de admisión de culpa bajo el peso de las pruebas. La administración estaba siendo severamente criticada por dar una respuesta lenta y descoordinada al desastre medioambiental, y el presidente quería saber, en ese preciso momento, los recursos que Allen necesitaba para cerrar la cuestión. Obama dejó claro, en palabras de Allen, que «no habría más oportunidades».Esa conversación a bordo del Air Force One marcó lo que Allen consideraba, durante una entrevista reciente, el «punto de inflexión» en los esfuerzos por contener el mayor vertido de crudo de la historia estadounidense. Allen dice que informó a Obama de que su problema más acuciante no tenía nada que ver con lo que sucedía bajo la superficie ni a lo largo de la costa del Golfo, sino con lo que pasaba en el cielo.

Helicópteros y avionetas zumbaban por encima de la marea en un enjambre descoordinado, sin lograr nada de valor y apenas logrando no colisionar entre sí — ya se habían registrado ocho incidentes de colisión salvada por los pelos. Lo que hace falta desesperadamente, decía Allen al presidente, es el control militar del espacio aéreo. Obama dio la orden de cerrar el espacio.

«Tenemos que gestionar la situación igual que una batalla espacial tridimensional», recuerda Allen. «Me levanté a las cuatro de la mañana siguiente y redacté un correo electrónico explicando a todo el mundo que íbamos a alejarnos de la respuesta tradicional a los vertidos y que pasábamos a la proyección tridimensional de operaciones bélicas».

Allen dice que esto supuso la diferencia. Con un mando de control radicado en la Base Tyndall de las Fuerzas Aéreas en las inmediaciones de Pensacola coordinando todo el tráfico aéreo de la zona, Allen pudo dejar de preocuparse tanto por los posibles accidentes y desplegar su flota improvisada de aparatos militares y civiles con mayor eficacia para encontrar las manchas y los brazos de crudo dispersos de forma generalizada.

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Con una observación enormemente mejorada desde el cielo, dice Allen, fue posible desplegar mejor los miles de embarcaciones que estaban peinando las aguas del Golfo en busca de combustible que quemar, recoger o contener mediante las redes flotantes. ?stas incluyen a los muchos «buques de recreo» — camaroneros, lanchas y similares — que no estaban equipados adecuadamente para encontrar las manchas de crudo por su cuenta. «A medida que el petróleo se aproxima a la costa, es más difícil de encontrar», dice Allen. «Hay que ser capaz de informar a la embarcación, ‘casi habéis llegado, os falta una milla al oeste'».

La administración anunciaba a bombo y platillo la semana pasada que de los alrededor de 4,9 millones de barriles de crudo que brotaban del yacimiento de la Deepwater Horizon, las tres cuartas partes del total se habían recogido, separado, quemado, dispersado — o simplemente evaporado — antes de poder echar a perder la costa. Algunos expertos han considerado esta evaluación abiertamente optimista, y sigue habiendo graves interrogantes en torno a los posibles efectos medioambientales a largo plazo del crudo que permanece en el Golfo.

También hay dudas del impacto final de los detergentes que BP dispersó en concentraciones sin precedentes. Allen reconoce que la cantidad de crudo que permanece en el Golfo, y el impacto que crudo y detergentes están teniendo sobre la vida marina, no se conocerán realmente hasta que los científicos tengan oportunidad de llevar a cabo estudios en profundidad.

También se desconoce la forma en que la tecnología improvisada que se terminó utilizando para cerrar la fuga cambiará la forma en que trabaja la industria petrolera en el Golfo. Antes del accidente, dice Allen, no existía ningún protocolo para la gestión de un suceso así. Al reunir de forma improvisada algunas técnicas y equipos utilizados en el Mar del Norte y otros utilizados en la plataforma atlántica de Angola, los ingenieros descubrieron formas de capturar parte del crudo, creando, en la práctica, «un sistema de producción petrolera que no existía en el Golfo de México».

Allen, de 61 años, era comandante de los Guardacostas cuando Obama le puso a cargo de la gestión de la marea negra, pero se jubilaba de su puesto varias semanas después. Ha accedido a permanecer en su puesto hasta que haya la certeza de que la crisis ha terminado. Al ser preguntado si sabía cuándo le iba a relevar el presidente de sus funciones, Allen decía, «He solicitado una vista de condicional. Pero sé que mi marcha depende de las condiciones».

Gran parte de su atención se dedica ahora a contener y limpiar el crudo presente — y emplearse a fondo para garantizar que el conocimiento adquirido al hacer frente al vertido de la Deepwater Horizon recibe el mejor de los usos.

«Sería como añadir un delito a otro» decía, «si no convertimos éste en uno de los grandes laboratorios de aprendizaje de la historia de este país».

© 2010, The Washington Post Writers Group

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

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Richard Cohen – Washington. Al hablar de la mezquita que no está demasiado cerca de la Zona Cero para sus defensores ni lo suficientemente alejada para sus detractores, la inquietante palabra «compromiso» se emplea hasta en la sopa. Ha sido sugerida por el Gobernador de Nueva York David Paterson, por el arzobispo católico Timothy M. Dolan y, en el Washington Post del domingo, por Karen Hughes, la otrora importante asesora de campaña de George W. Bush. Todas son personas honestas, pero no entienden que en este caso, la diferencia entre compromiso y derrota es inexistente.

No es una cuestión difícil de entender. Si usted cree que una religión entera de más de 1.000 millones de seguidores atacó a los Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, entonces es comprensible que emplazar una mezquita en las inmediaciones del desaparecido World Trade Center pueda resultar inquietante. Pero los hechos apuntan en otro sentido. El islam no estaba implicado en el ataque, sólo una porción de fieles. Siendo ese el caso, aquellas personas con sentimientos legítimos heridos se equivocan. Necesitan nuestra comprensión, no nuestra gratificación.

Si, por contra, usted no cree que el ataque fuera iniciado por una religión entera, entonces tiene el deber moral de apoyar la creación del centro islámico. Montones de personas entran en esta categoría — o dicen hacerlo — y siguen manifestándose contra la mezquita. Incluyen a Newt Gingrich, al candidato Republicano a la gobernación de Nueva York Rick Lazio y a la Tonta del Ramo Twiteante, Sarah Palin. Dan rienda suelta a una especie de pornografía de la comparación — una muestra de bufonería demagoga cada vez más obvia. Simulan tener la obligación solemne de defender a la (poderosa) mayoría de los caprichos de la minoría (indefensa) y defender a gente cuyas emociones se basan en una lectura errónea de los hechos.

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Los que tenemos cierta edad recordamos los días en que los afroamericanos y sus defensores eran advertidos de aceptar el compromiso. Se les decía que tuvieran en consideración los sensibles sentimientos de los blancos, al margen de lo desagradable de su racismo, y que protegieran su almibarado estilo de vida a lo Scarlett O’Hara. Políticos relevantes desposaron esta vía, el Presidente Eisenhower entre ellos. Lo erróneo se volvía de alguna forma algo menos, pero lo correcto se aplazaría dolorosamente. ¿Cuál era el compromiso? ¿La parte media del autobús?

De esa era voy a exhumar un término: persuasión moral. Repetidamente, los activistas de los derechos civiles instaron a Eisenhower a utilizar su privilegiada posición para marcar al país un rumbo moral, dar ejemplo. Durante mucho tiempo, Ike se negó a ceder. El héroe de Normandía olvidó por algún motivo cómo liderar hasta que el Gobernador de Arkansas Orval Faubus obligó al presidente a replegar tropas literalmente. La época sigue siendo una enorme mancha en el pasado por lo demás ejemplar de Eisenhower.

Ahora está pasando algo parecido. No se trata simplemente de que políticos sin escrúpulos estén haciendo demagogia a cuenta de la cuestión de la mezquita, también la mayoría de los demás ha mantenido la boca cerrada. The Washington Post sugería que Bush, que siempre ha demostrado gran iniciativa en cuestiones interreligiosas, se pronunciara. Hughes, que se pronunciaba a favor de la mezquita y a continuación defendía que se construyera en otro lado, debió haber seguido su propia lógica. Y el arzobispo, en lugar de instar al compromiso debería haber animado a sus feligreses a manifestar tolerancia. No es un representante sindical. No es un líder moral.

A lo largo de los años, miles de curas han cometido abusos con muchos miles de niños. Es un hecho lamentable. Pero ninguna persona racional puede creer de forma plausible que todos los curas son pedófilos y que los planes de levantar una iglesia deberían o podrían ser combatidos por las víctimas de la pedofilia en el clero. Conocemos la diferencia entre los actos de particulares — hasta siendo muchos — y el dogma con las creencias de una religión entera. Soy judío, pero no me juzgue por Baruch Goldstein, que en 1994 asesinó a 29 musulmanes en Hebrón.

Participando en «This Week with Christiane Amanpour» en la ABC, Daisy Jan, fundadora de la mezquita (y esposa del imán) rechazaba cualquier compromiso. Tenía motivos para hacerlo porque comprometerse es ceder, incluso un poco, a los argumentos de racistas, demagogos o simplemente desinformados. Ya no es su lucha. La lucha es ya nuestra.

Se ha convertido en un cliché, lo sé, pero nadie expresó nunca mejor este tipo de cosas que William Butler Yeats en su poema «El segundo adviento». «Los mejores no tienen convicción, al tiempo que los peores están llenos de intensidad apasionada».

Parte de la intensidad apasionada de los mejores está fuera de lugar.

© 2010, The Washington Post Writers Group

¿Puede haber algo peor que retrasar el dinero de las ayudas por dependencia a las familias que tienen a un discapacitado a su cargo? ¿algo peor que impedir que un anciano que necesita ayuda la reciba? Madrid y Valencia lo están haciendo. Ambas Comunidades están gobernadas por dos personajes emblemáticos del PP.

El PP presume de ser un partido nacional y centralista; sin embargo, como han demostrado con la ley del aborto, con educación para la ciudanía, con el matrimonio homosexual y con la Ley de Dependencia, algunos de sus dirigentes se comportan de forma bien autónoma. En el PP se ha instalado la insumisión, aunque no solamente le ocurre a ese partido.

Sí le sucede, sin embargo, en un tema bien sensible: el de estas ayudas a la Dependencia. Recordemos que se trata de ayudas económicas o de apoyo, a quienes necesitan de asistencia por su edad, por una discapacidad, etc….

Es una de las leyes más sociales y más justas de nuestra democracia, pero como la aprobó el gobierno de Zapatero y está transferida a las Comunidades Autónomas, se ha convertido en un ariete para la batalla política. Aguirre y Camps tratan el asunto con desprecio, abandonando a su suerte a cientos de personas en situación de enorme dificultad.

Hoy lo cuenta EL PAIS:

«El retraso en las ayudas empuja a dependientes a cambiar de región». La gente ya sabe que gestionar una ayuda para la dependencia en comunidades como Madrid, por ejemplo, le puede llevar más de un año, un plazo que en otras regiones es mucho más corto. Y los dependientes, la gran mayoría por encima de los 80 años, no quieren ni pueden esperar tanto, así que algunos han decidido empadronarse en otras regiones y formalizar allí todos los trámites

Como dice Susoman en los comentarios de escolar.net :

¿Recuerdan cuándo Aguirre acusaba a los malévolos emigrantes de traerse a sus madres a operarse de gratis y colapsar nuestra magnífica sanidad? Pues se empieza a dar el caso contrario, ancianos que huyen de algunas comunidades, Madrid entre ellas, y se empadronan en otras donde la ley de Dependencia no sea una broma administrativa: https://bit.ly/9zTfx2

¿De verdad alguien piensa que para la Condesa consorte de Murillo, y también Dama del Imperio Británico, ha tenido importancia la sanidad pública, la educación pública, la solidaridad? ¿Creen que ella lo necesita?

Los cientificos han creado el mapa más exacto hasta la fecha de la enorme zona de basura situada en el norte del océano Atlántico. Para ello llevan recopilando información desde hace 22 años. Los millones de trozos de plástico, algunos de una longitud menor a una pulgada son invisibles a los satélites. Para averiguar la extensión de la «mancha» han tirado una fina red al agua para recoger muestras. Y ahora desvelan el primer mapa.

Casi al mismo tiempo se ha presentado un «documental-parodia» contra las bolsas de plástico que simula seguir el «ciclo de la vida de esta especie».

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El documental-parodia («mockumentary» en inglés) muestra el «viaje» de una bolsa de plástico como si fuera un reportaje clásico de naturaleza. Se llama «The Majestic plastic bag» y ha sido narrado por el actor Jeremy Irons. Sigue la «migración» de una bolsa desde el parking de una tienda hasta el Great Pacific Garbage Patch, la gran mancha de basura del Oceano Pacifico.

El problema de esta enormes concentraciones de basura es cada vez mayor y resulta muy dificil de cuantificar. La más famosa es la «mancha» del Pacífico, pero en los otros mares también se han generado. Por eso entre1986 y 2008, la Sea Education Association (SEA) y miles de estudiantes se han dedicado a recoger, contar y medir más de 64.000 trozos de plástico recogidos en 6.000 redes en el Altántico. Con esto han podido generar un mapa de la extensión y concentración de la «mancha» de este oceano.

Los científicos han podido definir los límites por el norte y el sur, pero no por el este. Y aseguran que la mayor concentración de plástico ocupa una extensión que va desde la latitud de Virginia hasta la de Cuba. . Estiman que en esta area hay unas 4.000 piezas por milla cuadrada, aunque en algunos puntos se ha acumulado tanta basura que puede haber hasta 250.000 trozo por milla cuadrada.

El mapa de basura en el Atlántico

Dicen las Ongs, extrañadas, que los ciudadanos españoles, son habitualmente rápidos cuando se trata de enviar ayuda a zonas devastadas por las catástrofes. Sucedió en Haití o en Cachemira. Sin embargo, -añaden-, en la catástrofe de Pakistán, la movilización social está siendo muy tibia, con cuentagotas. Aún con todo, hemos sido «el séptimo país donante bilateral de ayuda de emergencia» gubernamental, aunque esa ayuda sigue siendo insuficiente.

Pero ¿por qué esa anestesia en la conciencia colectiva con Pakistán ? ¿es el verano? ¿es el país donde se ha producido la crisis humanitaria?

«Nunca olvidaré la destrucción y el sufrimiento del que he sido testigo. Anteriormente he presenciado muchos desastres naturales en el mundo, pero nada como esto».  -dijo Ban Ki-Moon al comprobar lo que está ocurriendo allí.

«Ni estas declaraciones -explicó EL PAIS- , ni las preocupantes noticias de los primeros brotes de cólera y la previsible crisis alimentaria que sufrirá el país, ante la pérdida de las cosechas y ganado, parecen haber hecho reaccionar a la sociedad civil, en un inexplicable estado de parálisis» .

* SAVE THE CHILDREN.- Su página web, www.savethechildren.es, ha habilitado un espacio específico:

 «La tragedia que asola Pakistán tiene rostro de niño. Se calcula que más de seis millones de niños y niñas están afectados por las inundaciones, las peores en la historia del país. Pero por delante de los números están las historias personales. Historias como la de Olfata y sus cuatro hermanos. [sigue].»

* PLAN.- Mantiene activa desde el pasado 4 de agosto una cuenta corriente para ayuda a Paquistán. Su página web, www.plan-espana.org, ofrece números de cuenta en los que poder hacer donativos para ayudar a las víctimas de las inundaciones.

» La prioridad en estos momentos es conseguir alojamiento, comida y garantizar la estabilidad sanitaria?, explica Rashid Javed, responsable de PLAN en el terreno. ??En estos momentos estamos facilitando agua embotellada, leche en polvo y comida precocinada a cerca de 3.000 familias? -explican en su web,

* CRUZ ROJA.- Se puede donar a través de su web. También se puede colaborar llamnando al: 902 22 22 92

«Las devastadoras inundaciones causadas por las lluvias monzónicas que se han producido en Pakistán, siguen produciendo estragos en toda la zona. Más de 12 millones de personas se han visto afectadas por las inundaciones, que se extienden por más de 1.000 kilómetros a lo largo del río Indo.» -explican

* ACNUR.-: Para donativo on line: www.eacnur.org . Y a  través del teléfono: 902 218 218;  La ayuda llega, aunque sea escasa. Por el momento han repartido:

  «…más de 17.000 tiendas y 43.700 lonas plásticas, 103.000 mantas, 59.000 colchonetas, 60.000 bidones y cubos, 18.500 juegos de cocina, 18 toneladas métricas de jabón y 25.000 mosquiteras.  […] Las últimas estimaciones indican que las viviendas destruidas o seriamente dañadas alcanzan las 893.000, lo que significa que proprocionar alojamiento provisional será una de las prioridades clave en esta emergencia en los próximos meses.»

* CÁRITAS ESPA?A.- La ONG ha puesto en marcha un plan de emergencia con una serie de números de cuenta que pueden consultarse a través de su página web: www.caritas.es . También se puede colaborar a través del teléfono: 902 33 99 99

  «Caritas Pakistán ha puesto de inmediato su mecanismo de gestión de desastres y ayuda inmediata de emergencia para acudir en socorro de las victimas , suministrando agua , alimentos, utensilios de cocina, kits de higiene y salud. Esta  será la primera fase de emergencia ,a la que luego sucederá la de ayuda humanitaria y la de desarrollo y reconstrucción de la vida»

* MSF.- En su página web, www.msf.es , se pueden realizar aportaciones. También hay un teléfono: 902 30 30 65.

«La participación comunitaria es clave para que los artículos de primera necesidad lleguen a la gente que los necesita: las reuniones con los ancianos y los imanes ayudan a identificar a las familias más vulnerables y las necesidades más apremiantes del pueblo. Desde los minaretes de las mezquitas, y a través de megáfonos, se anuncian el sitio y la hora de la distribución, para garantizar que la gente sepa adónde ir para obtener lo que necesita. «

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