La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, fue entrevistada en La Cafetera de radiocable.com, donde valoró de forma positiva el recorte de emisiones fijado por la Comisión Europea del 55% para 2030 y defendió la «ambición climática» de su gobierno, señalando que España partía «de una situación de cierto retraso».

La ministra también se refirió a las informaciones que vinculan su nombre con el caso de la empresa Isofotón: «Un juego más para generar ruido», en su opinión. «Nunca, jamás, tuve poderes para firmar nada, ni relación con las cuentas» -explicó sobre la información que hoy publica el diario ABC en su portada.

Sobre la demanda de grupos ecologistas al gobierno por «inacción climática», la Ministra lamentó: «A mí me hubiera gustado que una demanda así hubiera llegado en momentos en los que no se hacía nada, o que se dirigiera contra aquellos que niegan la realidad del cambio climático o qué ponen palos en las ruedas», aunque valoró positivamente que «la sociedad civil, el entorno académico, las asociaciones y las ONGs desempeñen el papel de conciencia, de exigencia y de pedir más»…

Respecto a la propuesta anunciada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, de elevar al 55% el recorte de emisiones para 2030, la ministra defendió el horizonte propuesto por el gobierno español: «Creo que sí estamos siendo ambiciosos pero partíamos de una situación de cierto retraso». Según Ribera, España tiene «grandes oportunidades de modernización industrial y de cambio de modelo energético». Sin embargo, argumentó que este país llegó tarde a la conciencia climática. En España, explicó, «no ha habido, como en otros países, una conciencia y una demanda social y empresarial tan activa, y un compromiso institucional tan fuerte como hubiera sido deseable».

Destacó que en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se plantea «una reducción de un tercio por cien de nuestras emisiones en 10 años». «Lo que explica por qué la propia Comisión Europea califico nuestra respuesta como una de las más ambiciosas»- señaló.

A su juicio, «lo importante en estos momentos es sacar del Parlamento la ley más ambiciosa y lo antes posible». Porque «esa será la mejor manera de poder acelerar todo ese proceso y, ojalá, incluso superar ese objetivo que nos hemos marcado hoy de llegar a un nivel de descarbonización en 2030 más alto de lo que hoy nos parece que es realista».

La ministra destacó el Plan nacional de Adaptación al Cambio Climático como «una pieza fundamental». Lo definió como «una guía para desentrañar los riesgos de nuestro entorno, de nuestras infraestructuras físicas, de nuestros sectores económicos, nuestras vulnerabilidades sociales, y los impactos transfronterizos». Es decir, «qué es lo que nos puede ocurrir y los efectos del cambio climático, que ayudarán en el proceso de toma de decisión». Cosas que hasta ahora no estaban en el radar cuando programábamos «las decisiones de gasto público, las decisiones de inversión como empresas, o las decisiones de consumo como ciudadanos».

Teresa Ribero destacó el enfoque de género, un debate «que ha empezado a surgir de manera reciente en la comunidad internacional y que cuenta con unas primeras conclusiones en la COP de Madrid». Destacó el hecho de que «puede haber una diferenciación en los impactos si la actividad en el sector primario cuenta con una mayor presencia de mujeres que hombres». Y «lo que es está haciendo en estos momentos es intentar profundizar y entender si hay un impacto diferente que discrimine entre hombres y mujeres a la hora de sufrir los efectos adversos o a la hora de facilitar las soluciones y poner en valor las aportaciones que puedan llevar a cabo las mujeres en esta lucha contra el cambio climático».

En cuanto al empleo verde, defendió que «se va a generar en todos los ámbitos de actividad». Para Ribera, «se trata de una revolución importantísima que nos va a demandar unos niveles de recualificación, de formación y de repensar el modo en el que producimos y consumimos muy distinto al que primaba en la segunda mitad del siglo XX».

Preguntada por el compromiso de la industria española con la sostenibilidad, la ministra Teresa Ribera cree que el panorama actual «no tiene nada que ver con el de hace 10 años». En su opinión, existe ya «la convicción de que el negocio, su modelo de éxito, las demandas y el coste financiero asociados a sus necesidades de inversión, pasa necesariamente por la correcta integración de la variable climática». Lo que «hace que empiecen a pensar las cosas de otra manera: dónde invierten y dónde no, donde colocan las apuestas de innovación o de desarrollo,… » Y «pensar no solamente en energía renovable y electrones libres de gases de efecto invernadero, electrones verdes, sino pensar también incluso en acero y aluminio verdes, como lo hacen ya en Suecia o en Alemania».

Además, defendió «que las administraciones tienen hay que acompañar ese proceso, con la política fiscal, y con las ayudas permitidas por la Unión Europea». En definitiva: «Acompañar e incentivar a quienes destinen recursos a la innovación y la reducción de emisiones».

La Cafetera también conversó con Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), sobre el anteproyecto de la Ley de Memoria Democrática. Una iniciativa que para Silva «no produce ninguna alegría, porque los malos se vuelven a escapar». Señaló que «el gobierno no quiere atender directamente a las víctimas» al «querer subvencionar a las asociaciones y que estas se encarguen». Y calificó de «insultante» que el gobierno les «llame actividades relacionadas con la memoria», cuando «son un acto de reparación»- afirmó.

Para Emilio Silva, la ley «mantiene el modelo de equidistancia español». Cuando, a su juicio, «hace falta poner el ojo en la memoria de la antidemocracia en España». Por ejemplo, dijo:  «¿Por qué no crea un instituto para la investigación del fascismo español?».

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Según la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, «los contagios se están produciendo, entre otras cosas, por el modo de vida que tiene la inmigración en Madrid». Con estas palabras vinculó los contagios con la inmigración. Sobre el riesgo de que discursos de este tipo promuevan la aporofobia y confrontación social debatió La Cafetera de radiocable.com. Atendiendo a que la propagación del virus en las zonas más vulnerables se debe a la falta de recursos de quienes viven en ellas.

La Cafetera también conversó con la periodista Rosa María Artal, que reflexionó sobre ‘el auge de los idiotas’ y cómo la ignorancia va ganando terreno a la racionalidad en nuestras sociedades. A su juicio, «están muy fuertes, los idiotas están orgullosísimos de su poder y de ser como son».  Recordó las palabras de «Ortega y Gasset en 1929, cuando decía que el idiota, el tonto español, se siente muy seguro de sí mismo, y cree que él es el modelo». Además, la pandemia, «con todas las incertidumbres que ha traído,  los ha acentuado». Buscando explicaciones que se alejan de la racionalidad, explicó.

Sobre el origen de la palabra ‘idiota’, recordó que nació como definición en la Antigua Grecia: «No era un insulto sino una definición, eran las personas egoístas que no se interesaban por los asuntos públicos y dejaban a otros que decidieran por ellos y, a menudo, contra ellos». Para Rosa María Artal «esa parte sigue igual, solo que ahora están mucho más implicados en la vida pública». Según Artal la raíz de este «auge de los idiotas» se encuentra, en la educación, y en la información y desinformacion de una «sociedad de tweets y titulares».

El programa, además, conversó con José Romero y Joan Rieradevall, miembro del grupo de investigación en industria ecológica ‘SosteniPra’, sobre los avances en producción de alimentos en las ciudades. Rieradevall, impulsor desde hace más de 20 años de iniciativas de sostenibilidad en ciudades, está diseñando huertos urbanos a gran escala, para enfrentar la «debilidad» de las ciudades sobre el abastecimiento de alimentos. Entendiendo la ciudad como «el tema clave para la mejora del planeta».

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