La sequía y escasez de agua es una realidad. En España el último aviso lo ha dado la cuenca del río Guadalquivir, que vive una situación tan extrema que se ha declarado el decreto de sequía, que contemplaría la reserva de 400 hectómetros cúbicos de agua para el abastecimiento humano y se reduciría al 50% el agua para riego.

Sin embargo, este es un problema global que afecta ya a varias zonas del planeta, como el río Paraná, cuya sequía está afectando a Brasil, Paraguay y Argentina. Como cuenta Alberto Sicilia en Público.es, el caudal de este río está en su nivel más bajo en 77 años, lo que ha provocado una sequía en la región que «está poniendo en riesgo el futuro de millones de personas que dependen de su agua para beber, pescar, regar los campos o abrevar el ganado». Además, es «una arteria de comunicación esencial» para las economías de los tres países y, la generación hidroeléctrica a lo largo de su curso «representa una energía clave para toda la región».

Embalse Barrios de Luna Leon_Greenpeace-Pedro Armestre

Embalse Barrios de Luna Leon. Greenpeace/Pedro Armestre

En el caso español, ya a principios de octubre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir anunció que si la cosa no mejoraba, el dos de noviembre se activaría el protocolo de sequía. Entonces, su presidente advirtió de que había «mucha menos agua, 1.665 hectómetros cúbicos menos que la media de todos los años en octubre, la quinta parte menos». «Una barbaridad»- dijo.

A pesar de que el consumo humano está garantizado para los próximos dos años, aunque no llueva, los embalses están en una situación límite, con tan solo al 26% de su capacidad.

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