El número de niños que necesitan apoyo educativo debido a los conflictos y las crisis se ha triplicado desde 2016, pasando de 75 millones a 222, según datos del informe  «La educación no puede esperar» del fondo mundial de las Naciones Unidas para la educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas. Y se hace un llamamiento para que la educación llegue a todas partes, denunciando en particular la violación de ese derecho en Afganistán, donde se prohíbe a las mujeres y las niñas acceder a la instrucción.

“De los 222 millones de niños cuyo derecho a la educación les ha sido arrancado de las manos por los efectos multiplicadores de los conflictos, el cambio climático y otras crisis prolongadas, se estima que 78 millones están sin escolarizar en total, más que la población total de Francia, Italia o el Reino Unido”, afirman los responsables del fondo mundial de las Naciones Unidas para la educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas en una declaración a la prensa.

Además, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura se estima que 244 millones de niños y jóvenes de todo el mundo no asisten a la escuela, 763 millones de jóvenes y adultos son analfabetos y menos del 5% de la población mayor de 15 años participa en programas de educación de adultos, en casi un tercio de los países del mundo.

“Eso es toda una generación en riesgo de perderse”, resaltan los responsables de La educación no puede esperar que, con motivo del Día Internacional de la Educación, instó a los líderes mundiales a cumplir su promesa de proporcionar una educación de calidad para todos en 2030.

Crisis de la educación

Para el fondo, existe “un crisis de la educación” que representa “un ataque a nuestra humanidad, una afrenta moral a las promesas vinculantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y un gigantesco paso atrás en nuestros persistentes esfuerzos -contra viento y marea- por encontrar la paz en nuestro tiempo”.

Por tanto, si no se consigue revertir, advierten que esta crisis amenaza con echar por tierra décadas de logros en materia de desarrollo, espolear nuevos conflictos y tirar abajo el progreso económico y social en todo el planeta. “La educación es nuestra inversión en la paz donde hay guerra, nuestra inversión en la igualdad donde hay injusticia, nuestra inversión en la prosperidad donde hay pobreza”, asegura el fondo.

Pero hay esperanza. La educación no puede esperar ha llegado a siete millones de niños en sólo cinco años, con planes para llegar a 20 millones más en los próximos cuatro. El 16 de febrero, los líderes mundiales se reúnen en Ginebra en la Conferencia de Alto Nivel sobre financiación de La educación no puede esperar con el objetivo de recaudar 1500 millones de dólares para los próximos cuatro años.

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