Xiomara Castro y Magdalena Andersson son los dos nuevos nombres que se unen a la aún corta, pero cada vez más nutrida lista de mujeres que ocupan los cargos de poder político en todo el mundo. La primera ha ganado con claridad las elecciones en Honduras y se convertirá en la primer mujer que dirige el gobierno de su país y en la única que en estos momentos lo hace en toda América Latina. La segunda es ya la nueva primera ministra en Suecia, tras superar el esperpéntico espectáculo de ser elegida el pasado 24 de noviembre para luego tener que dimitir siete horas después y volver a ser nombrada cinco días más tarde.

Xiomara Castro no ha esperado a que finalizara el recuente electoral de los comicios que Honduras celebró este 28 de noviembre y cuando se llevaban poco más del 50%, tanto ella como todos los analistas dieron por segura su victoria en una elecciones con una participación de récord, 69%, y en la que ha sacado 20 puntos al segundo candidato. Ella era la representante de la coalición de izquierdas Partido Libertad y Refundación y pone fin a una década de gobierno conservador en Honduras.

Se da la circunstancia de que Xiomara Castro es la esposa de Manuel Zelaya, el presidente hondureño depuesto por un golpe de Estado en 2009 que desembocó en doce años de gobiernos conservadorers. El último ha sido el presidido por Juan Orlando Hernández que no se presentaba a la reelección y que está salpicado de acusaciones de corrupción y colaboración con el narcotráfico. Se habla de hecho de que podría ser procesado en EEUU por su relación con el tráfico de drogas.

Castro se ha impuesto este 28N al candidato conservador Nasry Asfura, alcalde de Tegucigalpa, y será la nueva presidenta hondureña. Tras su triunfo, ella ha prometido luchar por la reconciliación nacional e inciar una era de prosperidad y solidaridad por medio del diálogo con todos los sectores y sin sectarismo. Asimismo ha asegurado que acabará con la corrupción y el narcotráfico y que legalizará el aborto, además de proteger el medio ambiente y  los derechos de las personas LGTBI y comunidades indígenas.

Por su parte Magdalena Anderson, en Suecia, ha vuelto a superar la votación en el Parlamento para ser elegida primera ministra. Ya lo había hecho la semana anterior, pero siete horas después de convertirse en la primera mujer jefa de gobierno en Suecia, tuvo que dimitir tras el rechazo parlamentario de sus presupuestos y la salida del Ejecutivo de su socio de coalición, el Partido Verde.

El sistema de elección de primer ministro en Suecia no requiere de tener una mayoría de votos a favor, sino que no los haya en contra. El pasado 24 de noviembre, Andersson fue elegida por 117 votos a favor, 57 abstenciones y 174 votos en contra, estando fijada la mayoría en 175. Sin embargo, la abstención del Partido de la Izquierda que hizo posible a Andersson superar esta votación, provocó que el Partido del Centro votara en contra de sus presupuestos, ese mismo día.

Y eso provocó una cascada de acontecimientos: el presupuesto aprobado resultó ser el de la derecha que contaba con la participación de los Demócratas de Suecia, partido de extrema derecha, algo que hizo que el Partido Verde, socio de gobierno de Andersson, anunciara su renuncia a estar en el ejecutivo y finalmente obligó a Magdalena Andersson a dimitir… solo siete horas después de haber sido nombrada.

Pese a ello, este 29 de noviembre el Parlamento sueco ha vuelto a celebrar una votación para elegir jefe de gobierno y Andersson ha vuelto a superarla. En esta ocasión no ha contado con los votos a favor del Partido Verde, que se ha abstenido, al igual que el Partido de Centro y el de la Izquierda. Pero dado el sistema electoral sueco, en la práctica esto casi equivale a un apoyo ya que impide que haya mayorñia de votos en contra y facilita su elección. Magdalena Andersson es así la nueva primera ministra de Suecia aunque dirigirá un gobierno en minoría con menos del 30% de los escaños y a menos de un año de las elecciones presidenciales de septiembre de 2022.


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