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Tradicionalmente los cohetes que se han enviado al espacio han llevado unas cargas explosivas que permitían su destrucción desde tierra si por cualquier motivo se perdía el control sobre ellos. La finalidad era evitar que pudieran causar daños al caer enteros sobre zonas pobladas y matar gente. Pero desde hace tiempo eso incluye también a los transbordadores tripulados de la NASA, aunque en estos caso los explosivos solo van en los cohetes de combustible y el depósito auxiliar.

Pero según revela el blog Microsiervos en cada vuelo existe un oficial de la Fuerza Aérea en tierra que tiene autoridad para destruir la nave con astronautas a bordo si hay una situación de emergencia o un devío de la ruta que pueda poner en peligro a la población durante toda la fase de despegue. Esta dura algo más de dos minutos, hasta que se desprenden los propulsores y el tanque.

El puesto desde donde se pueden activar los explosivos de las naves espaciales tiene una denominación morbosamente precisa «Flight Termination» y la persona que lo ocupa es el Range Safety Officer. En los vuelos tripulados ha entrado en acción en una ocasión, después de que el Challenger explotara poco después del despegue en 1986. El RSO detonó los explosivos de sus cohetes de propulsión que siguieron su curso para evitar que cayeran enteros.

En ese caso el transbordador ya había saltado por los aires y los astronautas habían muerto en el acto. Pero podría darse la circunstancia de que este oficial tuviera que hacer explotar los cohetes y el tanque -y con ellos la nave entera- aunque no hubiese habido un accidente pero el transbordador se hubiera desviado de su ruta y cruzado las líneas rojas hacia zonas pobladas.

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