Macarena Berlín con el premio

 

La Academia de la radio reconoció ayer por la noche la labor de Macarena Berlín, de José María García, de José Antonio Piñero, de Javier Ares y de Jiménez Losantos,  entre otros, con el galardón que otorga anualmente.

 Los premios se entregaron en Madrid en un acto multitudinario al que acudieron los principales representantes de las emisoras nacionales .

Diversos profesionales que se encontraban en el interior del acto iban desvelando los detalles de la entrega a través de Twitter.  «Es la Mañana de Federico», de esRadio, recibió el Premio al Mejor Magacine Radiofónico, mientras que la periodista de la Cadena Ser Macarena Berlín fue galardonada con el Premio de Mejor Presentación de Programas. El Premio de Reporterismo fue a parar a Sergio de la Rosa (RNE en Canarias) y el de Mejor Locución Publicitaria fue para Juamma Ortega (Cadena Ser).

 En el balance total, Radio Nacional de España (RNE) recibió seis galardones, la Cadena Ser tres premios y Onda Cero, Cadena 100, Punto Radio, Los 40 Principales, esRadio, Radio Andalucía, RAC1 y Catalunya Radio consiguieron un galardón cada una.

En el acto se anunció, además, la creación de un nuevo premio, conjunto, de la Academia de la Televisión y la Academia de la Radio que llevará por nombre «Joaquín Soler Serrano de Radio y Televisión».

 

 

Acabo de ver la película La Red Social, que cuenta -probablemente de forma muy novelada- la historia de Facebook (que no hace falta que diga lo que es). El fenómeno es de tal magnitud que difícilmente podemos ser ajenos al mismo. Casi todas las entradas y blogs que he leído sobre este asunto y otros similares examinan su historia desde un punto de vista moral, criticando a unos, loando a otros. Lo encuentro lógico, lo único que nos asemeja a tamaña empresa es precisamente aquello que menos se necesita para sacarla adelante.

Particularmente yo nunca seré billonario, no solamente porque no soy tan listo, si no sobre todo porque a mí este asunto moral sí me da sentido y me importa… ¿o no? La mayoría de nosotros tendrá la experiencia directa de cómo al haberse enfrentado a un proyecto grande, trasformador, que uno cree importante, la moral se difumina, y aparece la practicidad, el compromiso, la determinación por llevarlo adelante. Qué importa si es una empresa global, una amante, tus hijos, el Calentamiento Global o el nuevo coche que quieres comprar. Si quieres lograrlo debes obsesionarte, trabajar duro, tener suerte y mandar a freír espárragos al que te critique la idea.

La caracterización de nuestros actos como actos de bondad o de maldad estará, final y tristemente, en el resultado y en la lectura que haga la Historia… nada nuevo en esta reflexión ¿o no? Qué hay de la lealtad, de la solidaridad, del compromiso con tus semejantes, con la gente que (de alguna forma) depende de ti… Ese es un proyecto con el que es complicado obsesionarse sin entrar en conflicto con las aspiraciones que exige la Sociedad Occidental. Esa es, para mí, el verdadero dilema moral.

Por lo demás, parece bastante claro que los remeros (tres pijos de papá redomados) no habrían logrado nada. A lo mejor, después de todo el tal Mark no era tan mal tipo.

 

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Bienvenidos, toda la audiencia de nuestro estudio, vamos a jugar al emocionante juego nuevo que va a causar estragos en la nación, o al menos en el Partido Demócrata: «¿Y si…?»

¿Y si el Presidente Obama y la cúpula Demócrata hubieran sacado adelante un programa auténtica, valiente y abiertamente progresista, tal vez revestido de una gruesa capa de populismo obrero? ¿Hasta qué punto serían distintas las perspectivas políticas? ¿Todavía oscilarían entre melancolía y perdición las esperanzas del partido el día de las elecciones? ¿O se estarían preparando los triunfantes Demócratas para dejar al Partido Republicano — lo que quedara de él — confuso y aturdido?

Esta pregunta es planteada, con total seriedad, por progresistas atentos. Ellos dicen que el error político de la administración Obama no fue imponer su programa de izquierdas con demasiada inflexibilidad sino no imponerlo con la suficiente. Y aducen que la Casa Blanca malinterpretó gravemente tanto la indignación de la opinión pública como el interés de la nación en lo que respecta a abordar los avarientos excesos del sector financiero — castigando a los malvados banqueros con bofetadas de aprecio en lugar de garrotes y mazas.

Los partidarios de esta opinión tienen parte de razón, pero no mucha. Digo esto con más pena que indignación, porque nada habría sido mayor satisfacción que un ataque progresista a gran escala de corte Roosevelt que encarrilara a la nación camino de ser más fuerte, más justa y más próspera. Y en un buen número de ejemplos concretos, especialmente al principio, Obama metió la pata al ofrecer concesiones autodestructivas a los Republicanos que no tenían ninguna intención sincera de alcanzar el compromiso.

La batería de estímulo económico fue demasiado pequeña y confiaba demasiado en el «remedio» desacreditado apoyado por el Partido Republicano de las bajadas de los impuestos. El punto de partida del debate de la sanidad fue que cualquier sistema de fondo común quedaba descartado. Llevó demasiado tiempo a la administración darse cuenta de que la estrategia Republicana general no era negociar sino simplemente responder negativamente — llegando al punto de rechazar ideas que el partido había suscrito en el pasado. Y, sí, la administración Obama permitió reanudar la partida a la ruleta con la economía estadounidense a los banqueros que casi tumban el sistema económico mundial; como gesto de gratitud, meten dinero a mansalva en las arcas Republicanas y comparan a Obama con Robespierre.

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Si Obama hubiera actuado por instinto y hubiera dado a los banqueros causa legítima para todas sus quejas, reza el argumento del Y si…, los estadounidenses verían que lo que Sarah Palin llamaba «aquella milonga de la esperanza y el cambio» es real — y que está marcando, o intentando marcar por lo menos, la diferencia en sus vidas. Gran parte de la indignación del movimiento fiscal a cuenta de «lo de siempre» se disiparía, porque Obama no estaría haciendo lo de siempre. El Presidente y su formación llegarían a las legislativas en forma estupenda.

Así que, concursantes, ¿Y si…?

Lo sentimos, pero no se sostiene. El problema es que a pesar de todos los discursos de cambiar la forma en que funciona Washington, sigue habiendo que tramitar legislaciones reales a través de un Congreso real. En la Cámara, las filas Demócratas se reducen drásticamente entre Demócratas moderados y los demás moderados, elegidos muchos de ellos en distritos electorales reñidos como parte de la victoria Demócrata de 2008. Los votos a una agenda progresista en toda regla — sanidad pública en un fondo común, por ejemplo — simplemente no estaban.

En el Senado, el terreno era aún menos favorable. Con los comités Republicanos votando negativamente en bloque, aprobar cualquier legislación significaba hacer concesiones y alcanzar compromisos para consolidar los 60 votos necesarios para llevar al estrado un anteproyecto Los votos de una ley sanitaria que pudiera haber sido más limpia y más transformadora que la aprobada, o de una legislación de cambio climático sólida, o de nuevas normas que pudieran transformar de verdad la tóxica cultura del sector financiero, o de… ponga lo que quiera, no estaban.

De acuerdo, público, entonces ¿y si los Demócratas hubieran sido bipartidistas todos e intentado encontrarse a los Republicanos en el punto medio?

Abucheos. Lo intentaron. Lo que descubrieron es que no hay punto medio entre «hacer algo, lo que sea» y «no hacer nada en absoluto».

Bueno, amigos, vamos a probar un escenario más. ¿Y si Obama y los Demócratas hubieran dedicado cada hora de vigilia a las tres cuestiones que más preocupan a los estadounidenses: el empleo, el empleo y el empleo?

Bueno, el paro seguiría dolorosamente alto; no hay forma de que la economía recupere 8 millones de puestos de trabajo con tanta rapidez, al margen de lo que hiciera Washington. Y la reforma sanitaria seguiría siendo un sueño distante.

Los que juegan al «¿Y si…?» no están limitados por la realidad política o económica. El Presidente Obama y la dirección Demócrata, para su desgracia, no disfrutan de tales licencias.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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El fotógrafo Eduardo León ha documentado en Madrid durante cinco meses los «controles de identidad selectivos y racistas» que lleva a cabo la Policía Nacional contra los inmigrantes en España. En esta entrevista de radiocable.com explica que aunque «no lo queremos ver», existen y suponen para este colectivo unas aunténticas fronteras invisibles.

Un control a inmigrantes

Eduardo Leon sostiene que a pesar de que «el Ministerio del Interior lo está negando repetidamente, los  controles de identidad selectivos y racistas existen. Lo vemos todos los días… quien lo quiere ver». Junto a otros fotógrafos ha retratado esta realidad y han publicado las imágenes en la exposición Fronteras Invisibles, que incluye también un video en el que varios inmigrantes explican como han sido y les han afectado estas «redadas».

Asegura que suceden en paradas de metro, en plazas, locutorios…»Todos vemos a alguien en la calle y a la policía que le está pidiendo papeles y es mucho más facil pensar que es un criminal y que algo habrá hecho que el simple hecho de no tener papeles». El fotógrafo califica estos controles de «discriminatorios e ilegales porque se basan en un aspecto racial». Y asegura que ultimamente son también «clasistas» porque se dirigen sobre todo a gente trabajadora.

Para explicar como afecta esto a los inmigrantes, León detalla el caso de una mujer boliviana que dejó a sus hijos en su piso para bajar a comprar el pan y la policía la detuvo dejando a los niños solos en casa. Defiende que todo esto demuestra que «existen fronteras para las personas que no pueden ir a por el pan, no pueden ir al cine o a trabajar. Fronteras que nosotros no vemos o no queremos ver porque no son para nosotros. Esas fronteras duran momentos. Momentos en los que la policía está en una parada de metro [..] y son fronteras porque les hacen tener que esquivar esas zonas o metros.»

El fotografo también comenta la importancia de que los inmigrantes estén legalmente bien asesorados porque muchas veces «una expulsión depende simplemente de tener un buen abogado o no» y también de los problemas que ha tenido él mismo con la policía por fotografiar esos controles y ser «una mirada incómoda».

Una redada en una plaza
(Fotos: Fronteras Invisibles)

The Economist del Reino Unido publica un texto titulado ??La batalla de las constructoras?, sobre los movimientos de ACS para ampliar su control sobre Hochtief: ??Dos gigantes de la construcción tratan de evadir a un depredador español?, dice The Economist.

??Florentino Pérez, más conocido como presidente del Real Madrid, con sus Galácticos que han sido adquiridos de manera muy costosa, también es el presidente de ACS, la mayor empresa constructora de España, que ya tiene una participación del 29% de Hochtief. En septiembre ACS anunció que iba a presentar una oferta para ??’consolidar su interés??, ofreciendo ocho acciones de ACS por cinco de Hochtief. Como era de esperar Hochtief se ha resistido, pidiendo cambios en la legislación alemana. Angela Merkel, la Canciller alemana, y su coalición de gobierno no se han decantado, argumentando que las empresas de Alemania deben cuidarse de sí mismas. ACS creció nacionalmente durante los años de auge en España y ahora está luchando para seguir siendo rentable en el país?.

[Mas noticias sobre España desde el exterior en Nos Miran]

El ex presidente del FC Barcelona y actual candidato a la presidencia de la Generalitat con su nuevo partido Solidaritat Catalana per la Independencia está dando publicidad a una entrevista con el New York Times. La cuenta en Twitter de Joan Laporta lo ha anunciado y lo han recogido varios medios catalanes… no sólo antes de que el reportaje salga publicado, sino incluso antes de que la entrevista tuviera lugar.

Joan Laporta
(Foto: Flickr/Marc Virgili)

El jueves 28 de octubre, el propio Laporta publicó que al día siguiente el corresponsal en España del NY Times/International Herald Tribune, Raphael Minder, le iba a entrevistar para un reportaje que se publicará «previsiblemente» este fin de semana. Medios como Nació Digital aseguran que es la «primera y seguramente única entrevista» del prestigioso diario estadounidense a un candidato a las elecciones presidenciales catalanas.

Al parecer otros medios internacionales también han mostrado interés por cubrir la campaña de Laporta conocido en el extranjero por haber ostentado la presidencia del FC Barcelona. La televisión publica francesa y la canadiense también habrían cerrado entrevistas con el candidato. [visto aqui]

Se exportan a numerosas partes del planeta y esto ha permitido al sector español de flores y plantas sortear la crisis. Según los datos de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (FEPEX), de enero a agosto de 2010 las ventas internacionales de flores, plantas y bulbos ascendieron a 161,2 millones de euros, un 8% más que en el mismo período del año anterior.

Un clavel
(Foto: Flickr/Floresyplantas)

Desglosando por especies, 134,6 millones correspondieron a planta viva (+11%), 18,8 millones a flor cortada (-12%), 4,1 millones a follaje (+13%) y 3,7 millones a bulbos (+53%).  Dentro de la exportación de planta viva destaca la exportación de planta de exterior con 78,5 millones de euros (+20%), mientra que en el capítulo de flor cortada, la principal especie exportada por España es el clavel con 12,7 millones de euros (-6%).

El mercado natural de los productos de horticultura ornamental españoles es la Unión Europea. Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal y Reino Unido son los países que absorben el 90% del total de las ventas en el Continente. En conjunto, el volumen de negocio del sector en la UE es de 3.300 millones de euros con un crecimiento constante del 10% al año.

En el año 2008 todos los agentes implicados en la promoción exterior del sector español de flores y plantas se unieron para aumentar la eficacia de las acciones que anteriormente desarrollaban de manera individual. Se puso en marcha el Plan Sectorial de la Flor Cortada y Planta Ornamental, bajo la gestión conjunta del ICEX y FEPEX que además de consolidar las operaciones comerciales en la UE ha logrado también cerrado negocios en destinos más lejanos como Oriente Medio y la zona de la extinta Unión Soviética.

Nacho Escolar sobre el recurso del PP contra la abolición de los toros en Catalunya:

«…No busquen en la carta magna. Allí no aparecen las corridas taurinas por ningún sitio. Pero nuestra Constitución es así: interpletable y flexible, como el código ético del PP. Por eso hay que entenderla como una declaración de buenas intenciones cuando reza que ??todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna?; pero si explica que ??se reconoce la libertad de enseñanza?, en realidad está diciendo que no se prohíban los toros. El PP presentó ayer, ante el Tribunal Constitucional, su recurso contra la abolición de las corridas en Catalunya y en él se defiende que esa ley vulnera 12 artículos de la Constitución: entre ellos, además del derecho a la enseñanza, el derecho a la libre empresa, el derecho a la circulación de mercancías y, por supuesto, el derecho a la libertad de creación artística. A pesar de estos pomposos argumentos, puede que el recurso prospere: ya vimos a parte de este tribunal deliberando sobre el Estatut tras un burladero.

En su texto, el PP tiene razón en una cosa: la flagrante contradicción del Parlament, que prohíbe las corridas y protege otras animaladas, como los toros embolados. Pero el recurso se olvida de otro doble rasero. Catalunya no fue la primera autonomía que abolió la tortura taurina. Antes fue Canarias, con el voto del PP.» [leelo entero aquí]

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington. El movimiento de protesta fiscal no tiene líder. No tiene dirección, no tiene teléfono y no tiene sede en Washington. Está en todas partes y en ninguna. Para Barack Obama, el movimiento de protesta fiscal es la quintaesencia del enemigo asimétrico, muy al estilo de los talibanes de Afganistán. El presidente tiene bastantes números para perder en los dos frentes.

The Washington Post, constando de un pelotón, salió en busca del movimiento fiscal. De los 2.300 grupos que dicen ser una única organización del movimiento, el Post sólo pudo encontrar a 647. En cuanto al resto, «no está claro que sean simplemente difíciles de contactar o que no existan», dice el Post. La mayor parte de los grupos conocidos no respaldan a ningún candidato, no tienen plataforma, recaudan fondos escasos y no están muy seguros de lo que defienden. Están muy cerca de lo que decía Will Rogers de su propia afiliación política: «No soy miembro de ninguna formación organizada. Soy Demócrata».

La diferencia entre ser un Demócrata de principios del siglo XX y ser miembro del movimiento fiscal en el siglo XXI está en internet. Con ella el intermediario desaparece — en este caso un partido político real, Republicano o Demócrata, que antes se llamaba organización porque estaba organizada físicamente. Ahora eso se hace de un portátil a otro para que gente de orientación parecida pueda encontrarse, incluso si no se encuentran realmente. El movimiento de protesta fiscal existe en el aire. Para Obama, es la refutación de lo que dijo Joe Louis antes de su encuentro con Billy Conn en 1941: «Puede correr, pero no puede esconderse». El movimiento fiscal puede hacer las dos cosas.

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Como resultado, el enfadado Obama viene dando giros bruscos, espantando fantasmas. Ha tratado de encumbrar al insulso John Boehner a la categoría de rival digno, pero su rostro tiene de anodino lo que su nombre de impronunciable. Obama trataba de convertir en enemigo público número 1 a la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, pero la mayoría de estadounidenses saben que la Cámara es un grupo de tipos con camisas de manga corta y corbatas de nudo prefabricado que patrocinan los desfiles del 4 de Julio. Ha tratado de perseguir a las grandes multinacionales y a los perversos banqueros, pero ellos están donde está — o solía estar — el empleo, y aunque los dos son más o menos despreciados, el mensaje se pierde.

Obama está atascado en el dilema clásico del enfrentamiento bélico asimétrico: ¿Quién y dónde está el enemigo? En Afganistán, el General David Petraeus va encarrilando a los talibanes — combatiéndoles al tiempo que también les invita a conversaciones de paz. La estrategia puede funcionar y, si lo hace, Obama puede preguntarse el motivo de no hacer algo parecido. «¿Por qué debería estar negociando con los talibanes y no con el movimiento fiscal?» me preguntaba el consultor político Demócrata Douglas E. Schoen.

El sondeo que hizo el Post del movimiento de protesta fiscal sugiere que Schoen se ha topado con algo. A pesar de la repelente vena de racismo entre las filas del movimiento — el Post concluye que el 11% de los miembros del movimiento dicen que la raza, la religión o el origen étnico de Obama son «muy importantes» o «algo importantes» para el movimiento — la emoción que se impone a todas las demás es la indignación. La indignación es desagradable de advertir, pero es comprensible y generalizada en la misma medida. ¿Quién además de las morsas no estaría indignado con el puente a ninguna parte? ¿Quién no estaría indignado ante las partidas presupuestarias extraordinarias y las exorbitantes pensiones públicas y las carreteras en mal estado y los desastrosos centros escolares y los impuestos que parecen demasiado altos — en otras palabras, con un sistema que necesita reformas desesperadamente?

CAMBIO — una emoción que sigue muy cerca a la indignación — fue lo que Obama trasladó a la Casa Blanca. A medida que el movimiento de protesta fiscal recibía atención, él podría haber hecho causa común con él — no en cuestiones sociales, por supuesto, pero ellas no son tan importantes como las económicas. Ellas y la desconfianza generalizada en la administración son lo que motiva a la mayoría de los integrantes del movimiento, descubría el Post. Su fidelidad a cualquier partido político es mínima. Obama, sin experiencia política casi, podría haber hecho avances entre esta gente. En lugar de eso, logró transformarse en la encarnación del gobierno intervencionista — no sólo con sus programas (tan necesarios como pudieran ser) sino con su figura y su aislamiento dentro de la Casa Blanca. Prohibió a los lobistas, pero logró transformarse en el mayor de todos. Se lo cargó.

El movimiento de protesta fiscal ha llegado para quedarse aunque sólo sea porque internet no va a desaparecer. Pero sus emociones y sus quejas pueden ser persuadidas para la causa, hechas propias, absorbidas y convertidas en parte de la maquinaria de cambio que Obama en persona personificaba y prometía en la misma medida en tiempos. Según recuerdo, el movimiento fiscal original estuvo abierto a todo el mundo. Todo lo que hacía falta para ser admitido era estar indignado.

Richard Cohen
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