El acuerdo de asociación alcanzado por el grupo hotelero español AC Hotels y la cadena norteamericana Marriott International que gestionará y franquiciará una nueva marca hotelera para Europa y Latinoamérica llamada «AC by Marriott» ha sido recogido por algunos de los principales medios anglosajones.

Un hotel AC
(Foto: Flickr/AChotels)

El Washington Post se hace eco del acuerdo y explica que Marriott «cree que sus perspectivas de crecimiento más brillantes están fuera de EEUU y el 70% de los establecimientos que tienen previsto abrir en el futuro estarán en suelo extranjero». De ahí su asociación con AC Hoteles para Europa y Latinoamérica. «Los más de 90 hoteles de AC en España, Italia y Portugal están programados para ser reconvertidos en la nueva marca una vez que el acuerdo se cierre a finales de año».

El Financial Times destaca que la Joint Venture supondrá «una inyección de capital bienvenida en una de las más conocidas cadenas urbanas de España, a la vez que desarrollará el perfil del operador norteamericano en el sur de Europa». También explica que la propiedad de los establecimientos seguirá en manos de «AC, sus afiliados y otras terceras partes», pero la gestión correrá a cargo de la nueva empresa conjunta.

The Independent habla de que «un gigante hotelero coge una marca española global». A niveles operacionales considera que «el movimiento probablemente coloque a AC Hotels, una de las marcas hoteleras españolas más conocidas, en el ámbito intercontinental pisando los talones de sus competidores nacionales -tanto Hoteles NH como Sol Meliá han desarrollado una presencia significativa en America Latina y Central-.

El Business Gazzette considera que la asociación de ambas marcas permitirá a «los clientes de Marriott acceder bajo el programa de Marriott Reward a una cartera de hoteles lider en España en el segmento de establecimientos de negocios y urbanos- placer, a la vez que supondrá para los clientes de AC ganar puntos para viajar a los hoteles de la marca Marriott.

El Washington Business Journal comenta que «AC by Marriott se centrará en convertirse en un líder de mercado en Europa y América Latina en la categoría de hotel urbano de cuatro estrellas. Incorporará el modelo conceptual y de negocios de productos AC Hotels que se caracteriza por una mezcla única de calidad, confort, diseño y tecnología, con sistemas mundiales de Marriott International, de distribución y plataformas de venta.»

[Más noticias sobre España en la prensa extranjera en la sección Nos Miran]

No es extraño que se haya producido esta expectación mundial ante el rescate de los mineros chilenos. La operación se ha convertido en toda una hazaña tecnológica y humana.

Es una acción de ingeniería minera sin precedentes en la historia, y una inyección de patriotismo para el nacionalismo chileno, que afianza la posición de potencia mundial minera de la que presume el pais.

En términos de marketing político, el empresario millonario y Presidente del gobierno, Sebastian Piñeira, ha aprovechado la ocasión para revestir de su mandato recién estrenado de un halo heróico que le está saliendo muy rentable:

«La popularidad del presidente chileno, Sebastián Piñera, subió 10 puntos, desde el 46 al 56%, en el mes de agosto por la buena evaluación de su desempeño en el accidente que dejó a 33 mineros atrapados en un yacimiento en el norte del país «

Piñeira conoce la vertiente mediática, su negocio, pues no en vano acaba de vender el canal de televisión Chilevisión, que era de su propiedad, a Time Warner.

La gesta del rescate, televisado en todo el planeta, tiene todos los componentes épicos, para el caldo de retórica que busca el presidente.

Se echa de menos, sin embargo, un debate profundo sobre las condiciones de trabajo de los mineros, cuando no son, eran, noticia. Falta por conocer por ejemplo, con precisión, como eran y en qué grado  afectará esta accidente a las medidas de seguridad de los miles de trabajadores que siguen día a día descendiendo a las profundidades de la tierra.

Piñeira ha avanzado que su Gobierno «ha emprendido una revisión de la normativa para la práctica de la minería en su país, a fin de garantizar seguridad a los trabajadores de ese sector […] porque un país que quiere ser desarrollado debe respetar a los derechos de sus trabajadores y trabajadoras».

Imagínense lo que se ha encontrado por allí.
Todo sea que no se vayan las cámaras y vuelva todo a la normalidad.

La primera elección del director Robert Zemeckis para el papel de Marty McFly en 1985 no fue Michael J. Fox, sino el actor Eric Stolz. Durante cinco semanas rodaron escenas del guión con él de protagonista. Hasta que Zemeckis se convenció de que era un error y lo sustituyó por Fox, cuyo trabajo lo convirtió a él en una gran estrella y a la película en un éxito supertaquillero.

Hasta ahora era una historia casi desconocida, pero en Internet han rescatado un video inédito que muestra escenas conocidas de «Regreso al futuro» con Stolz encarnando a Marty McFly. El propio Zemeckis ha explicado para The Hollywood Reporter por qué decidió el cambio. El material descartado y la entrevistas serán parte del contenido «extra» de la edición especial de un DVD para el 25 aniversario de la trilogia. (Fuente: Neatorama)

La corresponsal de la revista Cambio y el diario Rumbo explica en radiocable.com que en México el 12 de octubre ya no tiene apenas trascendencia, ni positiva ni negativa. Cristina Iliana Begné considera «normal» que España lo celebre, pero asegura que en su país y en general en Latinoamérica apenas tiene relevancia. Cree que el discurso antiespañol y de reivindicación de «lo indígena» está bastante apagado y la «relación contradictoria de amor-odio» se mantiene ahora con EEUU.

La plaza de Colon en ojo de pez
(Foto: Flickr/Vagamundos)

Cristina Begné recuerda que antes el 12 de octubre era fiesta nacional aunque se conmemoraba el Dia de la raza y se hacía «más bien defensa del tema indígena». Pero ahora ya es un día normal y no tiene ninguna importancia «ni fu, ni fa, realmente da igual en México». Y asegura que el rechazo a España «formó parte del discurso desde el poder» más en los años 60 0 70.

La corresponsal considera incluso que los festejos del Bicentenario de México más que «algo contra España son una necesidad de reivindicación y de encontrar una identidad».

José Alberto Gutiérrez conduce un camión de basura en Bogotá y desde hace casi una década recoge los libros que encuentra entre los desperdicios de los barrios nobles. Ha recuperado miles de textos y con ellos ha montado una biblioteca para la gente más necesitada de su comunidad. Su proyecto ha tenido tanto éxito que un programa de la televisión colombiana le ha dedicado un reportaje.

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Este lector empedernido organizó su biblioteca de libros recuperados de la basura en su propia casa. José Alberto Gutiérrez y su familia restauran los libros que encuentran en mal estado y los clasifican por temas. Ya tiene más de 8.000 títulos y allí acuden sobre todo niños, ya que no hay ninguna otra biblioteca pública en su barrio La Nueva Gloria, en la localidad de San Cristóbal Sur. Ha bautizado su proyecto como «La Fuerza de las Palabras».

En su biblioteca hecha de libros tirados por otros hay una colección de ocho tomos sobre la primera y segunda guerras mundiales, un par de enciclopedias completas de Salvat y Cumbre, y antologías exclusivas de obras de Borges y Cortázar. José Alberto explica que «lo único que me interesa es que se acabe la ignorancia en este planeta. Y cuando acabe la ignorancia, seguramente va a haber paz en el mundo». [visto aqui]

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington. Aún monto en bicicleta. Hago 20 kilómetros, varios días a la semana, y mientras escucho música — el servicio Pandora de mi iPhone. He creado un canal temático de folk rock. ?ltimamente ha interpretado repetidamente el título de Neil Young ??Ohio?: «What if you knew her and found her dead on the ground?» En la bici, tengo que reprimir una lágrima.

??Ohio? cumple 40 años, y la he escuchado una y otra vez. Trata del asesinato en 1970 de cuatro estudiantes de la Kent State University durante una manifestación contra la Guerra de Vietnam. Los asesinos eran cuatro varones igualmente jóvenes de la Guardia Nacional de Ohio. Yo estuve en tiempos en la Guardias Nacional. ¿Cómo pasó esto? ??This summer I hear the drumming. Four dead in Ohio?.

Las colinas me obligan a bajar la marcha. Las supero, yendo tan despacio que cuando la canción entra puedo escuchar a propósito la letra. El trozo sobre la mujer muerta sobre el suelo golpea con fuerza de conmoción. Me parece que la conocía. Uno de los cuatro muertos era Allison Krause, e iba a clase en el Washington metropolitano. Su padre, Arthur Krause, me llamaba a veces. Arthur había consagrado su vida a buscar justicia para su hija. Tendría que haber sabido lo que le esperaba. Era un superviviente del Holocausto.

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El sábado, sobre la bici, escuché a base de bien: ??Tin soldiers and Nixon coming. We??re finally on our own. This summer I hear the drumming. Four dead in Ohio?.

Había sido periodista de crónica en la época en la que tuvieron lugar los crímenes y para mí fueron un notición. Anhelaba la oportunidad de cubrirlos, pero era joven y no tenía experiencia y los púgiles periodísticos salieron de la sala de prensa como alma que lleva el diablo, agarraron un taxi, se subieron de un salto al avión y redactaron la crónica — la crónica. La crónica que dará sentido.

Pero ya no es noticia y de esa forma, sobre la bici, el horror integral de ella salía a la luz: Dios mío, soldados estadounidenses habían abatido a estudiantes universitarios estadounidenses. Esto no era China, ni la Plaza de Tiananmen, y no es Irán y las concentraciones pro-democracia del año pasado — no es ninguno de esos sitios. Esto era América, apenas ayer (fíese de mí) y aún así había pasado. ¿Cómo? Pensé detenidamente y luego recordé. Las balas habían matado a esos chavales, claro — pero fueron alcanzados, en cierto sentido, desde la boca de los políticos.

El gobernador de Ohio, James Rhodes, demonizaba a los manifestantes. Ellos eran «peor que los milicianos Nazis y el elemento comunista… Vamos a utilizar la contundencia que sea necesaria para sacarlos de la Kent».

Así era el lenguaje de aquella época. Y ahora es el lenguaje de la nuestra. Es el idioma de Glenn Beck, que hace un fetiche de los izquierdistas y llama racista a Barack Obama. Es el idioma de la indignación que alimenta a gran parte del movimiento fiscal y es la suma total del mensaje de campaña entero de Carl Paladino en Nueva York. Es toda esta conversación de «recuperar América» (¿de quién?) y esta indignación rudimentaria dirigida contra los inmigrantes y, por supuesto, esta rabia sin refinar contra los musulmanes, amasada por políticos como Newt Gingrich y Rick Lazio, habiendo sido derrotado el segundo por Paladino por culpa de, entre otras cosas, no estar lo bastante indignado. «Voy a expulsarlos», prometía Paladino en una concentración del movimiento fiscal celebrada en Ithaca, N.Y.

Allá por la era de la Guerra de Vietnam, la izquierda también se valía del lenguaje desagradable y recurría a la violencia. Pero la derecha, como es costumbre, privaba de su ciudadanía al movimiento pacifista. Convertía la disidencia en traición que, en cierto sentido, era la peor traición de todas. Convertía a los disidentes en el «otro» famoso que no tenía nada que ver con el resto de nosotros. Ellos no eran oposición; eran el enemigo: Fire!

Sobre la bicicleta, recordaba aquellos días y me preguntaba si no habrían vuelto. Palos y piedras pueden romper huesos, pero las palabras — refutación monótona aparte — matan. Perdemos presidentes por palabras y líderes de los derechos civiles por palabras — también homosexuales e inmigrantes y médicos abortistas. Richard Nixon es mencionado en la canción porque era presidente en aquella época y porque sus palabras eran desagradables. Estaba fascinado por la dureza y la violencia.

Escucho la canción más clara ahora que nunca. Es el sonido distante de nuestro pasado no tan distante, pero una advertencia clara de nuestro futuro. Four dead in Ohio. No es sólo una canción. Una lección.

Richard Cohen
© 2010, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

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E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Ha sido un curso político tan impredecible que es difícil tener confianza en alguno de los pronósticos de noviembre. ¿Cómo que impredecible? Bien, me gustaría conocer al tertuliano o estadístico que imaginó que una candidata de formación al Senado abriría un anuncio de campaña anunciando «No soy una bruja».

Problemas de hechicería de Christine O’Donnell aparte, hay algo que puedo decir con confianza acerca de las legislativas del mes que viene: los afroamericanos votarán de manera mayoritaria a los candidatos del Partido Demócrata en todas las casillas. Es el comportamiento político perfectamente racional — pero en muchos sentidos es una vergüenza.

No me entienda mal. Estoy plenamente convencido de que la agenda progresista defendida por los Demócratas es mucho mejor para los afroamericanos, y para la nación en conjunto, que la agenda conservadora escogida por los Republicanos. Pero también estoy seguro de que en política, como en los negocios, la competencia es buena. Los monopolios dan por seguros inevitablemente a su clientela.

Y esto, francamente, es lo que llevan haciendo décadas los Demócratas con el voto negro. En lo que a los afroamericanos se refiere, el único interrogante es si van a participar en cantidades importantes en los comicios legislativos. Nadie pone en duda el sentido de su voto.

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El apoyo afroamericano al Partido Demócrata ronda el 90%. Esto entra dentro de la definición de monolítico, incluso si los estadounidenses negros son cada vez más diversos — económica, social y cultural o geográficamente. Existen millones de hogares negros acomodados de barrios residenciales que encajan en el perfil demográfico de los independientes o de los Republicanos. Ha existido un influjo sin precedentes de inmigrantes negros procedentes de África y el Caribe que ven con nuevos ojos el panorama político. Los sondeos demuestran que en las cuestiones sociales más candentes, como el matrimonio homosexual, muchos afroamericanos son muy conservadores. Esperaría que por alguna parte, de alguna forma, el Partido Republicano hubiera logrado hacerse con un trozo.

El problema reside en que los Republicanos no lo han intentado — seriamente no, por lo menos. Y va a hacer falta mucho más que elegir a un testaferro como el secretario del partido Michael Steele, o nominar a un sorprendente candidato al Congreso como Tim Scott en Carolina del Sur, para superar décadas de indiferencia o antipatía.

La historia de alejamiento de los afroamericanos por parte del Partido Republicano es bien conocida. En 1960, Richard Nixon alcanzaba el 32% del voto negro. En 1964, Barry Goldwater — que se había opuesto a la histórica Ley de Discriminación — recibía apenas el 6% del voto negro. Este cambio dramático hizo posible la «estrategia sureña» de Nixon, que el estratega político Kevin Phillips explicaba al New York Times en 1970, valiéndose de una terminología arcaica:

«De ahora en adelante, los Republicanos nunca van a obtener más del 10 al 20% del voto negro y no van a necesitar mucho más», decía Phillips, «pero los Republicanos serán poco previsores si debilitan la implantación de la Ley de Discriminación. Contra más negros se afilien a los Demócratas en el Sur, antes abandonarán a los Demócratas los blancos negrófobos y se harán Republicanos. Ahí es donde están los votos. Sin ese estímulo de los negros, los blancos van a reincidir en sus antiguos acuerdos cómodos con los Demócratas locales».

En otras palabras, la idea consistía en capitalizar los temores y los agravios raciales de los blancos del Sur — dejando que los votos negros se alejen del Partido Republicano, y hasta alentándoles a marcharse.

La nuestra es una era diferente, y no estoy sugiriendo que la vieja estrategia sureña persista en alguna forma retrógrada. El predominio del Partido Republicano entre los blancos del Sur no se basa en el tipo de fanatismo racial crudo e inequívoco visto hace décadas.

Lo que estoy diciendo es que los Republicanos no han realizado ningún esfuerzo serio por apelar al voto negro. Una iniciativa así comenzaría con el reconocimiento de los problemas concretos a los que se enfrentan los afroamericanos — incluyendo la herencia de siglos de opresión y discriminación — y una propuesta de políticas para abordar esos problemas. Pero esto iría contra la postura dogmática Republicana de que el gobierno debe ser severamente contenido en sus ambiciones.

Los Demócratas, por lo menos, son mucho mejores a la hora de sacar a pasear el discurso. ¿Pero ofrece alguna idea nueva el Partido Demócrata — o la promesa de recursos significativos por lo menos — para eliminar la pobreza multigeneracional y la disfunción en la que demasiados afroamericanos se ven atrapados? ¿Están abordando los Demócratas la enorme brecha de riqueza entre los negros de clase media y sus homólogos blancos?

Teniendo en cuenta los riesgos, no veo otra opción real para los afroamericanos que acudir a las urnas en noviembre y ser fieles al Partido Demócrata, que por lo menos pide nuestro voto. Los Republicanos no han ofrecido alternativa. Ojalá lo hagan algún día.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
© 2010, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

Sección en convenio con el Washington Post

El 80% de lo que fabrica la empresa húngara Magyar Aluminum (MAL) se dedica a la exportación. Y España es uno de los mayores clientes, sino el principal, según desvela El País. El óxido de aluminio de MAL se utiliza para colorear cerámicas y una empresa de Castellón es el segundo mayor comprador de este producto, sólo superada por Italia.

En cuanto al hidroxido de aluminio, el otro compuesto que desarrolla MAL, se utiliza como material ignífugo en cables y España, una empresa de Barcelona- está con unas 4.000 toneladas al año a la cabeza, junto a Alemania, en la importación, segun Ferenc Pad, el presidente del comité de empresa.

El vertido tóxico en Hungria
Foto: Flickr/Comercio digital)

La rotura de una de las presas de residuos abrasivos de MAL ha causado la muerte de siete personas y ha anegado un valle entero de barro rojo tóxico, una extensión de entre 800 y 1060 hectáreas. Y el mayor peligro es que se contamine el Danubio.

El gobierno hungaro paró el funcionamiento de la planta de aluminio en Ajka, aunque estudia permitir su reapertura. Ferenc Pad espera que abra cuanto antes y señala que hay inquietud por los puestos de trabajo y de los proveedores: «Han llamado desde España para ver qué va a pasar con la producción».

La empresa MAL tuvo su origen en el comunismo, aunque nació como se la conoce hoy,  en el año 1995. Uno de sus propietarios, Lajos Tolnay, ocupa el puesto 21 entre los ciudadanos húngaros más ricos, con una fortuna de 83 millones de euros, al controlar el 40 por ciento de la compañía.

Actualización: A sugerencia de Pancho Varona retitulo, (evocando a «La fiesta del chivo»):

 

«La fusta del divo«

Lo vi con estos ojos. Un muchacho, de unos 16 años o 17 años, se acercó hasta la conferencia que impartía Mario Vargas Llosa en Madrid. Se aproximó tímidamente con una aparatosa grabadora, tan humilde y desencajada como su apariencia.

Se acercó hasta el escritor, decía, y le preguntó con educación, -esquivando otros micrófonos y a otros periodistas-, si podía formularle una pregunta. El escritor buscó en la grabadora alguna marca identificativa. No había logotipos importantes, ni reconocibles en aquel aparato y el joven apuntó tímidamente que se trataba de una emisora de barrio, local. El escritor, altivo, le miró y contestó con desdén, «después«.

Creo recordar que se produjo una pausa en aquel acto, o quizá pasasen simplemente unos minutos, pero observé que los periodistas de la sala aprovechaban para pulular alrededor del hombre. El niño reportero, que parecía todavía más chico de la edad que declaraba, volvió a acercarse a él como los demás, recibiendo de nuevo una mirada y una excusa gélida.

El acto terminó y cuando Vargas Llosa se dirigía hacia su coche, el muchacho volvió, suplicante,  -señor Vargas Llosa, me dijo que quizá, luego, contestaría una pregunta. El escritor le miró y con cara de incomodidad acorralada asintió, concediendo. Fue una pregunta menor sobre algún acontecimiento de actualidad que salpicaba en aquellos días a nuestro país. -Usted que vive en el exterior, desde esa tribuna, como observa lo que etc, etc…

Vargas Llosa, el Nobel, el hombre al que tantos elogian hoy, levantó la barbilla y con gesto de superioridad masculló algo así como «¿y para preguntar esto me está usted persiguiendo?». Se giró, dando media vuelta, subió al coche y se largó con sus anchos cojones. El chico se quedó allí, de pie, con la cochambrosa grabadora en la mano, mientras Vargas Llosa abandonaba la escena.

Probablemente la pregunta no fue lúcida. Vamos, conociendo hoy como conozco al individuo de la grabadora, estoy en disposición de asegurar que no debió serlo, pero, honestamente, siempre he pensado que la talla intelectual y humana habita, más bien, en el territorio de las respuestas. Como quedó constatado aquel día.

Recuerdo con cierta precisión todo aquello, a pesar de que han pasado alrededor de veinte años, porque ese periodista tan chico y con cara de niño, que parecía todavía más joven de la edad que declaraba, se llamaba Fernando Berlín, hoy con 36.

Los seres humanos tenemos la dudosa cualidad de retratar a los demás en virtud de nuestros propios prejuicios. Por eso, a mí, no me produjo una emoción especial el anuncio del nuevo Premio Nobel de Literatura. No me gusta su vertiente política, ni me gusta su actitud vital.

Es posible, como me dijo ayer una buena periodista, Pilar del Río, tratando de defenderle cariñosamente, que en el fondo se me estuviera entregando un regalo. Gracias a aquella anécdota hoy recuerdo tal encuentro y de lo contrario, si hubiera contestado desde esa tribuna, como observa lo que etc, etc… mi experiencia con Mario Vargas Llosa habría sido enterrada entre los tantos y tantos que pasarón por aquella grabadora después, hasta que se dio por vencida.

Bien. Pues a pesar de todo aquello, reconozco que nadie como Vargas Llosa ha retratado mejor el camino de depravación moral al que puede conducir el exceso de poder en el ser humano. «La fiesta del Chivo» es una obra donde, con precisión quirúrgica, han quedado atrapadas muchas conductas políticas contemporáneas. Es un Nobel altamente justificado, por tanto, en términos literarios.

Que lejos queda sin embargo, aquel otro premio Nobel, llamado Saramago, cuyo timbre pulsé una noche irrumpiendo en su cena, para suplicar una entrevista. Aquel hombre, solemne, me invitó a pasar y me dijo: -estoy cenando unos huevos fritos, ¿quieres?

Pd1. Como han dicho Andrés y Chande en facebook: Por eso «uno esta en nuestro corazón, y al otro lo tenemos en nuestra biblioteca.»

Fernando Berlín

9-oct-2010. Madrid

El ex director de Greenpeace España y que encabeza actualmente la plataforma ecopolítica Equo para formar un gran partido político verde en España acaba de lanzar su nuevo blog Juantxo.org. Es un espacio desde el que pretende ir mostrando su punto de vista sobre la actualidad, llamar la atención sobre los problemas del medio ambiente y dar a conocer los nuevos pasos de su nueva andadura.

Juantxo Lopez de Uralde

Su primer post analiza la primera vuelta de las presidenciales en Brasil en el que la candidata ecologista ha sacado un resultado excepcional… aunque saca lecturas más amplias: «Marina Silva ha sacado nada menos que veinte millones de votos. Además, me dicen los amigos de Brasil, que esos votos son de Marina, ya que no ha contado con demasiado apoyo logístico.  ¿Poco apoyo para una candidata ecologista? Mmmmm..me suena.»

Juantxo Lopez de Uralde explica además que «Brasil es un lugar clave en el tablero ecológico mundial.  Gran parte de la mayor selva todavía existente se encuentra allí. Se han utilizado todo tipo de argumentos para justificar su destrucción. Desde proclamas nacionalistas sobre la soberanía brasileña del Amazonas, a argumentos sociales como que si el suelo de la selva fuera libre, no estuviera protegido, se generaría empleo. […] El viejo desarrollismo debe dar paso a una nueva visión del futuro, que sepa combinar el esfuerzo por la equidad social con la sostenibilidad ecológica.»

De momento el proyecto Equo no tiene aun página web, pero cuenta con un perfil en Facebook, cuenta en Twitter y ahora el blog de Lopez de Uralde.