A punto de comenzar las vacaciones, garantizándose escasa repercusión, la Audiencia Nacional ordenó el archivo definitivo del asesinato de José Couso. Los jueces han argumentado que pudo haber un francotirador aunque nadie lo viera:

…Los magistrados Ángel Hurtado, Julio de Diego y Enrique López han otorgado mayor credibilidad a un informe del Mando Central Norteamericano que a los testigos españoles que estaban en el Hotel Palestina, de Bagdad, -dice EL PAIS.

Sí. Pudo haber un francotirador, un unicornio y hasta un elfo. Aunque nadie los viera.

Parece un tema antiguo, superado y parecería que quienes defienden que se investigue hasta sus últimas consecuencias no son más que cruzados nostálgicos contra Bush y Aznar. Pero es falso. Y ya está bien.

La  noticia es bochornosa para España, para su justicia y para todos aquellos que creen que la impunidad es la vergüenza de la civilización moderna.

A lo largo de su historia, los EEUU han conseguido sembrar su país con un sentimiento de orgullo nacional que envidian muchos de los que se dicen conservadores. ¿Cómo lo consiguen? -se preguntan. Porque juran hasta la extenuación que nunca se dejan a un hombre en tierra. Lo sabe un embajador, un repartidor de Fedex, un militar, un pescador, y un astronauta. Lo saben porque el cine y la propaganda se lo repite a los ciudadanos desde la escuela. Es un sentimiento complejo, a veces incluso criticable pero que, en todo caso, lleva años construir.

España es un país pequeño, cobarde, del que es difícil sentirse orgulloso. Nosotros nos dejamos a nuestros hombres en tierra y tapamos rápido cualquier cuneta sobre la que después se impone un pacto forzado de silencio. Los españoles lo consentimos, y abandonamos pronto a esas personas y a sus familiares.

La noticia, eso sí, ha tenido una notable repercusión internacional. Victoria Burnett lo recoge en el New York Times con estas palabras:

El tribunal invalidó el caso el año pasado, pero un juez de instrucción lo reabrió en mayo, citando nuevas pruebas a partir del testimonio de tres periodistas españoles que afirmaron que los soldados del tanque no habían recibido ataque alguno antes de abrir fuego. Sin embargo, el tribunal dijo el martes que su testimonio no excluye la posibilidad de que los soldados creyesen que estaban bajo el ataque…

The court threw out the case last year, but an investigating judge reinstated it in May, citing new evidence from three Spanish journalists who said the soldiers?? tank had not come under attack before they opened fire. However, the court said Tuesday that their testimony did not exclude the possibility that the soldiers believed they were under attack…

Sin duda los ciudadanos norteamericanos tiene que estar orgullosos de su sistema judicial, del Mando Central Norteamericano, y de las presiones diplomáticas porque les garantizan impunidad. Pero nosotros, los españoles, solo podemos avergonzarnos, una vez más. Porque aquí lo que está claro es que la justicia importa un pito.

«…..Según las conversaciones, la red había utilizado sus contactos para conseguir que les encargasen el montaje de las gradas y las plataformas del circuito. Sin embargo, no poseían la infraestructura suficiente para hacerlo, por lo que Correa y su socio Crespo, pretenden buscar a una importante empresa multinacional del sector para subcontratarla y cobrar así una comisión por la intermediación.

El esfuerzo no parecía importar al líder de la trama que en un momento de la conversación pide a su socios que contraten «echando hostias al que monta lo de Indianápolis y la NBA» con el argumento «aquí hay pelas y, si sale bien, hay pelas para todos. Una pastuqui importante….».

Lo cuenta la Cadena SER y no tiene desperdicio

El pasado 2 de julio, tras la muerte de Dalila por Gripe A, el diario ABC publicó en portada una fotografía de Mohamed el Huarachi, su pareja, con el titular: «Quiero los papeles para la madre de Dalila». Titulando así, el ABC estaba sugiriendo una relación amoral entre la condición de inmigrante y su condición de víctima y daba a entender sutilmente que Mohamed tenía algún interés oscuro al aprovecharse de la muerte de la mujer.

Lo mismo me equivoco pero, conociendo la práctica periodística, seguro que el titular «Quiero los papeles para la madre de Dalila» ni siquiera correspondía a una afirmación hecha por iniciativa del marido, sino a una respuesta a la pregunta del periodista.

 El enfoque de la portada del ABC, -la elección de esa frase-, al día siguiente de la muerte de la mujer, es una inmoralidad indigna de un periódico que dice defender principios cristianos y compasivos. Es una canallada. Y más allá de la forma está el fondo. Aunque tal demanda se hubiera formalizado no se habría tratado de un atropello a la sociedad -de la que también esa familia es parte-, sino de una exigencia justa a un país cuya sanidad pública fracasó estrepitosamente con su mujer.

 El sistema de nuestro país, como decíamos ayer, se ha ensañado con esa familia: ??El abuelo murió en un accidente laboral, la madre por mal funcionamiento de las urgencias y ahora el bebé? por negligencia médica. Un retrato de nuestras deficiencias.

 Algunos políticos y los medios que amparan sus ideologías tratan de hacernos creer que asfixiar al Estado, quitándole los recursos para dárselos a las empresas privadas, no tiene consecuencias y claro que las tiene. Las tiene con los débiles y las tendrá después para con todos los demás. Aunque se nos pretenda presentar a sus víctimas como aprovechados ciudadanos que fagocitan el sistema, la verdad es que ellos son el dedo del sabio que señala la luna.

 

En portada el ABC se olvidó de incluir el resto de la frase: «Quiero los papeles para la madre de Dalila porque nuestro hijo la necesita»

«El abuelo murió en un accidente laboral, la madre por mal funcionamiento de las urgencias y ahora el bebé» por negligencia médica.

Nacho Escolar lo recordaba ayer en Twitter y se confesaba indignado. Hoy su columna en Público lleva el título de «La Puerta del Paraiso«. En efecto, «el paraíso español, esa quimera, ya se ha cobrado la vida de tres Mimouni sin que ninguno llegase a traspasar esa puerta entre el primer y el tercer mundo; esa muralla que siempre separa el cielo del infierno aunque se hayan cruzado las fronteras».

La familia de Dalila retrata como ninguna las deficiencias sociales de nuestro país. No es el único caso de lo que está ocurriendo despacio, silenciosamente, a nuestro alrededor. No es el único caso, digo, aunque sí el que más visibilidad ha tenido debido a la GripeA. De ellos conocemos su nombre, de otros tantos no.

Porque no ha sido solo esa enfermedad la que ha golpeado a los Mimouni. Es la anorexia del sistema de protección social, de quienes lo adelgazan creyéndose más fuertes por mirar a otro lado ante los débiles, la que realmente les ha golpeado.

«…Se está entregando la gestión de los hospitales públicos a empresas privadas. Paralelamente se deteriora el servicio; a veces mediante un susto, como ocurrió con el Hospital Severo Hochoa, pero siempre de forma real, con la falta de personal y de medios para sanar. Eso produce dos efectos que son los que busca la política de los populares. Por un lado, miles de usuarios escapan de la sanidad pública, por lo que se reduce la demanda en los hospitales gestionados por empresas y eso los hace más rentables. Por otro, miles de pacientes se abrazan a empresas privadas de atención sanitaria, con lo que se trata de una doble vía de privatización.

Cuando Esperanza Aguirre y sus muchachos iniciaron la campaña contra el doctor Montes del Hospital Severo Ochoa de Leganés, una de las principales compañías de sanidad privada inició una campaña publicitaria en la que el eslogan decía: ??Para nosotros, lo importante eres tú?, dando por entendido que para los profesionales de la sanidad pública lo importante no era el paciente. Cuanto más agitaba el escándalo el consejero de la Comunidad, más contratos firmaban las aseguradoras privadas…»

[Sigue Emilio Silva en «El Consejero Guemes, sus circunstancias..»]

«…El secretario general de la sección sindical de Comisiones Obreras (CC OO) en el centro ha denunciado «el caos sanitario que vive Madrid». En su opinión, «el problema es que hay una grave carencia de personal en el Gregorio Marañón. En la UCI, de las 16 personas que hay, ocho son eventuales. No pasan más cosas no sé muy bien por qué. Los trabajadores estamos al 150% de nuestra capacidad. La situación es caótica. Han desmantelado este hospital para llevarse el personal a los nuevos, pero si hay algún problema tienen que volver aquí porque no están dotados». Fuentes del hospital han criticado que personal sin experiencia haga prácticas en un área tan crucial como la UCI…» [sigue EL PAIS]

Dalilah murió después de visitar cuatro centros médicos sin que nadie detectara su enfermedad. Su hijo ha muerto ahora por una negligencia médica. Dos buenas razones para poner el foco sobre la sanidad de Madrid y preguntarse qué está pasando o que narices está haciendo Esperanza Aguirre con ella. [visto aquí]

La sanidad, como en tantas otras actividades, por su extraordinaria y trágica trascendencia la máxima es que «o se hace bien o no se hace».

Sin embargo, el error (qué concepto tan abierto y terrible en sanidad), como parte incondicional del contexto de algo tan complejo y delicado, hace que la trasparencia sea un elemento indispensable (evidentemente no el único) para recuperar la confianza.

Esta «gravísima negligencia», en palabras del propio Gerente del centro, tampoco debe hacernos dudar de la calidad del Hospital Gregorio Marañón como una de las instituciones sanitarias más importantes del mundo, un patrimonio del que sentirse orgullosos todos los ciudadanos, que depurará las condiciones bajo las que la tragedia de la familia de Rayán y Dalilah fue posible.

El gerente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid donde estaba ingresado el bebé ha reconocido hoy que la pasada noche, se le suministró por error alimento por vía venosa. El error médico ha costado la vida al hijo de la prímera víctima por gripe A en España. La noticia está teniendo una notable repercusión en la prensa extranjera. El Washington Post, que recoge una nota de Associated Press, señala:

Antonio Barba, el gerente del Hospital Gregorio Marañón, dijo en una conferencia de prensa que el bebé murió el lunes a causa de un error del equipo infantil.

Según señaló, el domingo por la noche el bebé fue alimentado por vía intravenosa, en lugar de con la técnica adecuada para los bebés prematuros: con un tubo insertado a través de la nariz y que llega hasta el estómago.

Gregorio Maranon Hospital managing director Antonio Barba told a news conference the child died Monday because of an error by nursing staff.

He said that on Sunday night the child was fed intravenously, rather than with the proper technique for premature babies: with a tube inserted through the nose and reaching down into the stomach. [more on Washington Post]

Es curioso. A pesar del grado de desarrollo que ha conseguido el ser humano, se hace cada vez más dificil distinguir el bien del mal. No se trata tanto de valores supremos como la vida, donde hay un cierto consenso -y no siempre-, sino de todas aquellas decisiones técnicas que se toman a nuestro alrededor.

¿Es el bien sólo una cuestión de oratoria? ¿Cómo es posible que una misma decisión pueda ser explicada de formas tan antagónicas? ¿Existen por tanto las decisiones técnicas o sólo son justificaciones?

Un ejemplo cualquiera. La opinión de la prensa hoy sobre la Financiación:

EL PAIS: «Un modelo más justo».

ABC: «Financiación con trampa».

Ambos textos son solventes y argumentados y sin embargo defienden posiciones totalmente contradictorias.

Antón Losada me dijo una vez sobre Garoña que no debía tratarse como una decisión técnica, sino política: «Porque, por cada informe técnico que haya, muy cualificado, habrá otros tantos de conclusiones opuestas, igualmente cualificados». Losada es académico y por tanto sabe de lo que habla.

Esa reflexión ha sido una de las más reveladoras que he escuchado nunca y a la vez es terrible porque explica muy bien que el mundo hoy se reduce a la semántica, a la capacidad de oratoria que tenga el interlocutor. Quizá siempre fue así.

«…El de la financiación es un debate tan importante como aburrido. Se resume rápido: en los últimos treinta años, las autonomías han asumido gran parte de los servicios que antes pagaba el Estado central, desde la sanidad hasta la educación. Por eso es lógico que, a la vez que los gastos, también se traspasen los ingresos.

Las autonomías, y los políticos que votan sus ciudadanos, deben ser quienes se hagan cargo de cómo gestionar sus dineros, y no un lejano gobierno de Madrid que sirve como pertinaz excusa. El conflicto llega porque la derecha españolista prefiere tratar a las autonomías (a aquellas donde no gobierna, claro) como si fuesen adolescentes manirrotos, incapaces de cumplir un presupuesto público. Hay, según su visión, una administración y sólo una. Y luego está la antiespaña, esa gente que vota lo que no debe y que, por tanto, no tiene derecho a gestionar ni su dinero ni su futuro…» [sigue Nacho Escolar]