Las noticias sobre la corrupción en el seno del PP gotean la prensa extranjera. Los diarios internacionales recogen muchas veces lo publicado por la prensa española aunque otras hacen valoraciones de gran calado. Esta misma semana, sin ir más lejos, Martin Dahms publicaba un interesante artículo en alemania donde advertía de que la cultura política española está en peligro, con estas conductas.

Ahora, el portugués Diário de Noticias publica un texto de Nuno Ribeiro titulado: ??La corrupción en la construcción del velódromo de Palma de Mallorca afecta al PP?:

??La construcción de un velódromo en Mallorca tuvo una gran ??patinazo?? financiero de 41 millones de euros llegó a 101 millones. La fiscalía anticorrupción de España investiga si el dinero sirvió para el financiamiento del partido popular, que en ese momento gobernaba esa comunidad autónoma. Las investigaciones que se realizaron en los últimos tres meses ya concluyeron la emisión de facturas falsas y comisiones en la realización de la obra?.

??Las sospechas es de financiamiento irregular del PP en Baleares, lo que la dirección regional del partido niega. Este es otro caso que pone en duda la reputación de los conservadores españoles. Este mes el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana archivó el proceso de soborno abierto contra Francisco Camps, uno de los mayores apoyos de Mariano Rajoy?.

Esta es la imágen que está proyectando nuestro país en el exterior.

Victor Mallet, corresponsal en España del Financial Times, asegura que el modelo territorial de nuestro país genera un problema de «duplicación de servicios tanto en las Comunidades Autónomas, como en los Ayuntamientos». Mallet publicó hace unas semanas un artículo, muy comentado en España, alertando de esos costes.

«Hay más funcionarios, -explica ahora en radiocable.com- lo cual en un momento de crisis genera más problemas». Asimismo, dice Mallet, «el margen de maniobra del Gobierno es muy reducido», ya que tanto la educación com la sanidad son «competencia de las comunidades».

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El corresponsal del diario británico considera que la organización territorial de nuestro país «es un tema cada día más interesante política y económicamente. Es un tema que en España preocupa mucho» y un ejemplo son «las reacciones a mi último artículo. Unos quieren más autonomía e independencia y otros no lo quieren»

En el Financial Times no somos partidarios ni del nacionalismo español, ni del de Cataluña. Ahora bien, imaginemos que todas las Comunidades Autónomas hacen como Cataluña -en referencia a la apertura de delegaciones políticas en el exterior-. Algo así también hace el Ayuntamiento de Barcelona… Puede ser un problema porque tiene costes. ¡Si todas las grandes ciudades de España hicieran lo mismo tendríamos un problema!

Para Mallet, en España el grado de descentralización «ya está muy avanzado», de modo que «el sistema de financiación», por ejemplo, «se puede cambiar» pero no deja de ser «una cuestión de grado. Después de 30 años de democracia, la organización territorial española es un tema muy interesante  especialmente para quienes estudian la economía española».

«Hay pocos sitios en España y en Europa como Lanzarote. Lanzarote es todo naturaleza, es vida, es descanso, es amabilidad de la gente… Yo he pasado varias vacaciones ya en Lanzarote y, desde luego, a todo el que pueda, que venga a Lanzarote», dice el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un video en el que se promociona la isla.

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Con la grabación de este spot, que ha sido criticado por el Partido Popular, el rostro del presidente se suma al de Pedro Almodóvar, el escritor Alberto Vázquez Figueroa o la princesa Alexa de Grecia, que también prestaron su imagen para promocionar el turismo en la Isla.

En cualquier caso, desde Moncloa insisten en que «se trata de promocionar cualquier iniciativa que vaya a favor de los intereses de España» como también hiciera con las campañas de «Madrid 2012, Madrid 2016 o el programa ADO».

 

 

Heridos en el orgullo patrio, algunos medios conservadores, de aquí de España, lo han denunciado con grandes titulares: en México se ha eliminado de los libros escolares el capítulo de «la Conquista». Por fortuna esos medios, entre los que se cuentan ABC, EL MUNDO y La Razón, hablan de Conquista y Colonia, y no de descubrimiento, pues como es sabido más que descubrir, los españoles fueron descubiertos en sus salvajadas.

Que conste que este matiz no hace que esté de acuerdo con borrar tal capítulo de los libros. Si bien -como saben los fotógrafos- el enfoque también determina la realidad, es más propio de miradas cortas y obtusas la eliminación del pasado a golpe de tijera. Lo hicieron los talibanes con dinamita y lo hacen todos aquellos que consideran la educación como un asunto político en lugar de un asunto de catedráticos. Sea como fuere, el gobierno de México niega estar detrás del tema.

En todo caso, me gustaría enviar un mensaje de solidaridad a ese pais. En efecto, no desespereis con nosotros los españoles. Tenemos mucha facilidad para encontrar la paja en el ojo ajeno y obviar la viga en el propio: En España los libros de texto no hablan de la dictadura ni de la guerra civil. A golpe de tijera gracias a los del orgullo patrio.

El cineasta Simón Hergueta publicó en abril la primera parte de un documental en el que especulaba sobre el futuro de la red. «La ciberinteligencia puede tener connotaciones positivas» y aunque «nos superará a todos en cuanto a predicciones» también «tendremos la oportunidad de vivir al margen de la tecnología (como ocurre ahora) y no será tan dramático», decía el cineasta entonces.

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Hergueta acaba de hacer pública la segunda parte de El futuro de internet a través del cual se hace «una especulación futurística acerca de lo que trae consigo el desarrollo de internet en base a los descubrimientos actuales sobre redes e inteligencia artificial». El reportaje, que ha sido recomendado por bloggers como Enrique Dans, sostiene que la evolución tecnológica es exponencial y que las posibilidades son infinitas…

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 Tener mucho dinero puede ser contraproducente.  «Tengo miedo de todo. Quisiera desaparecer, pero no puedo. Hasta la mafia ha venido a buscar mi dinero. Tengo miedo de hacer alguna obra de caridad… Debo huir de este pueblo, pero sin que nadie se dé cuenta», dice en una carta al Corriere della Serra el que parece ser ganador de 148 millones de euros en la Superenalotto de Italia.

Tal y como cuenta el corresponsal de RNE en Roma, Iñaki Díez, se trata del «premio más gordo dado por una lotería en Europa» y «ha convertido a la pequeña Bagnone», una ciudad de 2000 habitantes de la Toscana, «en meca de peregrinación de curiosos y personajes variopintos en busca del autor de la combinación. ?ste se esconde, temeroso, entre los visillos de lo cotidiano. De cara a los demás, sigue haciendo la vida de siempre para no ser desenmascarado. En la soledad de su casa vive la angustia del zorro rodeado en la cacería. Nadie sabe quien es, pero el alcalde le ha pedido un millón para arreglar un edificio municipal y convertirlo en museo. La mafia calabresa quiere el 30 por ciento del pastel. Los vecinos intuyen que a quien buen árbol se arriba… Y él sobrevive lastrado por un sueño que la realidad ha convertido en pesadilla», dice Díez.

Aunque no se ha verificado todavía la autenticidad de la carta, los expertos señalan que «el pensamiento del millonario es muy aproximado al descrito en el aterrado escrito». «Este premio es exagerado. Al principio soñaba qué haría si me tocara. Ahora lo único que sé es que estoy mal. Sufro, vivo y lucho contra un cerebro que piensa demasiadas cosas», dice el ahora millonario en la carta enviada al rotativo italiano.

Para Martin Dahms, corresponsal del Frankfurter Rundschau y Vicepresidente del Circulo de Corresponsales Extranjeros, «España es un país corrupto a nivel municipal. Todos admiten que hay un nivel de corrupción altísimo, pero que sea a nivel nacional», en referencia a la trama Gürtel, «lo veo como algo excepcional… Estamos en un país muy serio y espero que sea la excepción que confirma la regla».

Dahms publicaba días atrás un artículo en el que denunciaba el peligro que tenía para la cultura política española la estrategia que está adoptando el PP, al acusar sin pruebas al Gobierno de estar siendo espiado.

Me parece preocupante, porque eso no es hacer política, sino demagogia. Es una vieja estrategia: si te acusan de algo, te haces el inocentes y atacas. Es la berlusconización de la política… Si el PP se comportara así en el Gobierno tendríamos motivos para temblar.

El corresponsal alemán no entiende por qué el principal partido de la oposición ha adoptado esa estrategia ya que «tiene un arsenal de argumentos políticos para arrinconar al Gobierno» dado que este último «tiene problemas» y «no lo están aprovechando».

Por último, Dahms considera que «la democracia no solo funciona con leyes, sino también con personas que recogen su espíritu y se comportan como tal. La democracia solo funciona con honestidad, sino acabaríamos como en EEUU, donde hay oposición a la reforma sanitaria y en vez de utilizar argumentos, usan mentiras…».

 Fantástica entrevista en Público a Emilio Silva, el Presidente para la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica. El hombre que comenzó buscando a su abuelo para enterrarlo junto a la esposa y terminó presidiendo la conciencia colectiva de este país:

«Dice Emilio Silva (Elizondo, 1965) que no sabe qué es lo esencial, pero quizás sí lo sepa. De hecho, sus palabras driblan anécdotas y se plantan sin muchos rodeos ante lo que hace temblar: «Releo mis textos y descubromis miedos»… [sigue aquí completa]

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Los requerimientos de la historia pueden parecer inconvenientes, injustos o desproporcionados. Pero no pueden ser ignorados. La administración Obama tiene el deber legal y moral de determinar si se cometieron o no delitos imputables en la detención y el interrogatorio de los presos «de la guerra contra el terror» de la era Bush – y, en tal caso, procesar a los responsables.El Presidente Obama ha dejado claro que «él cree que debemos mirar hacia adelante, no hacia atrás», como dijo el lunes su portavoz, Bill Burton. Obama ha tomado medidas admirables para garantizar a la nación y al mundo que los peores abusos – el interrogatorio por ahogamiento, la detención indefinida, Abú Ghraib – no volverán a producirse.

La última maniobra de Obama, transferir la responsabilidad de interrogar a los sospechosos de «elevado valor» a una nueva unidad que informará a la Casa Blanca, trata de ofrecer mayores garantías contra la tortura y los abusos. No estoy muy seguro de lo que logrará – aleja el control de estos interrogatorios de la CIA y garantiza que se llevan a cabo bajo las estrictas normas del Manual de Campo del Ejército, pero me parece que el presidente debe ser capaz de ordenar sin más a la CIA que siga cualquier norma que especifique él. Tal vez el nuevo Grupo de Interrogatorio de Detenidos de Alto Valor garantice medidas de seguridad adicionales y una mayor transparencia, pero a primera vista su probable impacto parece más burocrático que operativo.

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Más hincapié en la idea hace la información de que el fiscal general Eric Holder ha decidido reabrir la cerca de una docena de casos de abusos a prisioneros por parte de funcionarios de la CIA y contratistas, con la vista puesta en posibles acciones judiciales. Dicha acción podría invertir la decisión tomada por el Departamento de Justicia bajo la administración Bush de dar carpetazo a estos casos. Según The Washington Post, Holder ha elegido al fiscal federal John Durham para dirigir la investigación.

Esto pondría en una posición difícil al fiscal general. Está bien; es un tipo duro, y cuando aceptó el puesto sabía que no iba a ser un camino de rosas. Sin embargo, Obama ha decidido no sólo adoptar una postura pasiva en la materia, lo que es un reconocimiento adecuado de la independencia de la fiscalía, sino reforzar su mensaje de «mirar hacia adelante» a la mínima. Sin tomar posición en torno a si deberían de producirse imputaciones, el presidente ciertamente parece estar insinuando una.

Obama se ha opuesto sistemáticamente hasta a una investigación exhaustiva de las violaciones de los derechos humanos y los posibles delitos cometidos por la administración Bush. Su reticencia es comprensible – pero se equivoca.

Habida cuenta de la ambiciosa agenda nacional de Obama, no podría esta dispuesto a perder tiempo y capital político en la investigaciones de las transgresiones que tuvieron lugar hace años bajo otro gobierno. Inconvenientemente, sin embargo, la tortura y los demás tratos crueles están claramente contra la ley. Se rumorea que Holder se ha decepcionado al leer la versión confidencial de un voluminoso informe sobre los abusos de la CIA. Si hay pruebas convincentes de que los crímenes fueron cometidos realmente, no veo cómo el principal funconario de las fuerzas de la ley en la nación – ni su comandante en jefe – podrían mirar hacia otro lado sin más.

Hay quien sostiene que tales acciones minarán la moral de la CIA. Pero dar carta blanca a interrogadores y carceleros que solo «cumplían órdenes» es injusto con aquellos de la cadena de mndo que sabían que estas presuntas prácticas estaban mal e intentaron impedirlas o interrumpirlas. El interrogatorio por ahogamiento, por citar tal vez el abuso más flagrante, ha sido tipificado por el gobierno estadounidense como crimen de guerra. Esta historia no puede haber sido desconocida para todos los empleados de la CIA y los contratistas.

Si la decisión difundida de Holder de reabrir los casos de la CIA da lugar a actuaciones judiciales, hay un resultado posible que todo el mundo debería encontrar inaceptable: que sólo los autores materiales sean imputados y juzgados. Las investigaciones adecuadas deben peinar la cadena de mando. En algunos casos, puede ser un empleado de nivel medio, que sobrepasó los límites claros y ordenó a los subordinados realizar actos que podrían haber tenido lugar en una mazmorra medieval. En otros casos, los actos ilegales, aparentemente, fueron aprobados en las más altas instancias. Los investigadores necesitan que se les permita seguir las pruebas hasta llegar a la cúspide – a la Casa Blanca, si es allí donde nos conduce el rastro.

No me hago ilusiones de que George W. Bush o Dick Cheney lleguen a ser procesados por el Departamento de Justicia. Pero yo quiero saber – y creo que la nación necesita saber – la verdad completa sin edulcorantes de lo que ellos y otros hicieron en nuestro nombre. Es probable que el doloroso escrutinio y la duradera desgracia sean las únicas sanciones a las que se enfrenten Bush y Cheney. Pero la historia exige al menos eso.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington. Volvamos a esa oportunidad de «sentar cátedra.» Fue proclamada por Barack Obama, después de que afirmara que la policía de Cambridge, Mass., había actuado «estúpidamente» al detener a Henry Louis Gates en su propio domicilio bajo los cargos esencialmente de ser negro. Ya ha pasado un mes, y lo único seguro que hemos aprendido a lo largo de esta prolongada oportunidad de sentar cátedra está relacionado con el propio Obama. No sabe enseñar.

Esto es evidente en lo que se refiere a los grandes desafíos a los que se enfrenta su gobierno: la reforma de la atención sanitaria y la guerra de Afganistán. Ambos están perdiendo el apoyo popular. En cada vez mayor número, los estadounidenses se están convenciendo de que Afganistán va a costar muchas vidas y la reforma sanitaria mucho dinero – y de que ambas cuestiones representarán beneficios insignificantes o incluso nulos. Profesor, por favor explíquelo.

Obama no sabe explicarlo – o, siendo justos y precisos, no ha sido capaz aún de explicarlo. Esto se debe a un defecto que he apuntado con anterioridad – su característica frialdad, un aire de estar por encima de lo divino y lo mundano que no transmite empatía. Si recuerda, por ejemplo, aquella oportunidad de dar ejemplo con Gates, recordará que estaba relacionada con el fichado racial y tal. Tertulianos a patadas se subieron al carro oportunista y en algunos casos – Glenn Beck viene a la cabeza – demostraron estar hambrientos de polémica, pero Obama se mantuvo al margen de la refriega. La clase había empezado pero él no.

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Lástima. Para esta oportunidad de enseñar, Obama podría haber recordado un incidente de su propio pasado cuando, por casualidad, fue sometido al fichado racial – retenido, cacheado o algo por ser un verón negro, un varón negro joven en concreto. Podría haber contado una anécdota que nos diera una idea remota de cómo es tener su color de piel – pero no sus dos licenciaturas por las ocho antiguas, su contrato literario, etc – en la cara para sentir el oprobio y la sospecha de los agentes de policía y la mirada esquiva de las damas blancas. No. No hizo nada por el estilo.

Así que Obama no impartió docencia acerca del incidente Gates y no está dando clase sobre la sanidad. Parte de sus problemas son de procedimiento – delegó la reforma de la atención sanitaria en el Congreso, la versión parlamentaria de los pantanos de Georgia en la que las reformas se hunden progresivamente y finalmente se pudren y emiten gases nocivos. Algo de esto tiene que ver con la complejidad inevitable de cualquier legislación. Sin embargo, otra parte está relacionada con la incapacidad del presidente para decir simplemente lo que quiere y por qué eso es bueno para nosotros. El fracaso en esto es doble: mensaje y mensajero.

El mensaje se puede mejorar. La administración, después de todo, aún es nueva y todavía está aprendiendo. El mensajero, sin embargo, es un problema de otro orden que se ocultó durante la campaña presidencial gracias a la singularidad histórica del candidato y la chorra de ir detrás de George W. Bush y competir contra un desventurado John McCain. Apenas es una ligera exageración decir que cualquier Demócrata podría haber ganado, pero no es exagerar decir que el mensaje de «cambio» de Obama quedó más elocuentemente expresado sobre todo en la esencia física del propio candidato. No había nada parecido a él en toda nuestra historia.

En último término, la cuestión del éxito de la iniciativa de reforma de la sanidad se reduce a la confianza. Una lección que sacar de las estridentes asambleas es la sensación de pánico, el temor a que este tío de la Casa Blanca no aprecie la ansiedad que produce la sanidad a los estadounidenses de clase media – si van a conservar lo que tienen o no, si tendrán suficiente o si sus últimos años transcurrirán en medio de una pobreza dolorosa y degradante. ?sas, irónicamente, son precisamente las razones de la reforma desde el principio y de por qué Obama ha apostado tanto en ella. Es un reformista – simplemente no es un vendedor.

Obama se asemeja cada vez más a Lyndon Johnson, con Afganistán convirtiéndose en su Vietnam. Quizá. Pero la analogía más apropiada es con Jimmy Carter, en particular el presidente analizado por James Fallows en un artículo de la revista Atlantic en 1979, «La Presidencia desapasionada.» «La idea central de la administración Carter es el propio Jimmy Carter», escribió Fallows. ¿Y cuál es la idea central de la presidencia Obama? Es el cambio. ¿Y qué es eso? Es el propio Obama.

A diferencia de Carter, Obama rebosa energía y encanto. Su brillo no es frágil, pero es flexible. Sin embargo, otra oportunidad de enseñar le viene encima, y parece perdido. El país necesita una reforma sanitaria y un éxito en Afganistán, y ambos esfuerzos van en la dirección equivocada. El mensaje debe ser corregido con urgencia y, con algo de introspección cruda, también el hombre.

Richard Cohen

 

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