El periódico norteamericano The Wall Street Journal ha publicado un artículo de William Boston en el que se pone el foco en España: ??El Santander venderá viviendas en Internet?, dice. ??Los impagos de los promotores dejaron a los bancos españoles con un stock de 1.300 viviendas?.

El asunto era espinoso en tanto que a la opinión pública le costaba mucho comprender por qué si se están produciendo tales impagos y por tanto había volúmen de casas, el precio de las viviendas no disminuía. En el fondo nadie quería bajar los precios, nadie deseaba perder dinero y en algún momento los ciudadanos pedirán explicaciones.  El Santander, por su parte, ha anunciado una valiente estrategia de comercialización. Según el Wall Street Journal:

«En medio de la peor crisis inmobiliaria que España ha vivido en las últimas décadas, quienes estén buscando una casa pronto encontrar un lugar poco habitual donde elegir una nueva vivienda con un cuantioso descuento. El grupo Santander SA., uno de los bancos más grandes de Europa, se está preparando para lanzar un sitio Web desde el que vender hasta 950 nuevas viviendas al público con un 20% de descuento con respecto al precio del mercado, tras haber vendido 350 casas a sus propios empleados con las mismas condiciones. La venta del Santander no es del todo voluntaria. El año pasado, el banco español embargó unas 1.300 viviendas cuando varios promotores a los que les había prestado dinero incumplieron en el pago de sus créditos, por lo que el banco aceptó intercambiar la deuda por sus propiedades?.

??La escena del banco español se está representando por toda Europa. Ante el aumento de los impagos crediticios, muchos bancos europeos están metidos hasta el cuello en planes de reestructuración de créditos. Pero a medida que empeora la economía, la presión sobre los propietarios de viviendas que avalaron sus préstamos con patrimonio está aumentando. Los bancos terminarán teniendo en su haber más propiedades antes de que acabe la recesión, y se podrían convertir en importantes vendedores inmobiliarios?.

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Ciudad de México es una de las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo, un valle montañoso denso y prolífico con una población de más de 20 millones de habitantes. Los enclaves ricos tienen el lustre de Manhattan o Beverly Hills, pero gran parte del área metropolitana es anodina y anónima. Debe de ser un lugar perfecto para desaparecer.

Pero de alguna forma, en medio de todo el caos y el alboroto, las autoridades sanitarias mexicanas observaron una franja de defunciones inusual — primero un puñado, unas cuantas docenas después. Ese descubrimiento condujo a la identificación de una nueva cepa potencialmente mortal de gripe, y a estas alturas los gobiernos de todo el mundo difunden avisos de desplazamiento, hacen acopio de medicinas, sondean a los hospitales en busca de posibles casos de «gripe porcina» y, por supuesto, dicen a la ciudadanía que mantenga la calma.

La respuesta inicial al brote de la gripe, que podría tener el potencial para convertirse en una pandemia, ilustra antes que nada lo sensible y dinámico que ha llegado a ser el sistema de supervisión sanitaria global. Si el mundo se va a ver devastado por una enfermedad infecciosa, la probabilidad dicta que la vamos a ver venir.

Las muertes inusuales en Ciudad de México que hicieron que las autoridades dieran la alarma no fueron, después de todo, tan inusuales. Se da por sentado que habrá muertos a consecuencia de la gripe durante el período de incidencia de la gripe. Pero no es normal que adultos sanos relativamente jóvenes mueran a consecuencia de la gripe, como está sucediendo ahora. Supuso un verdadero avance para las autoridades observar unas cuantas muertes anómalas y unir los puntos.

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La reacción a la nueva gripe — que combina material genético procedente de los virus de la gripe aviar, porcina y humana — también ilustra la forma en que dedicamos un montón de tiempo a preocuparnos por los desastres potenciales erróneos.

Muchos expertos en el análisis de riesgo achacan esta inquietud mal emplazada al factor ??pavor?. El ejemplo clásico es el transporte aéreo. La idea de morir en un accidente de aviación resulta tan horrible que algunas personas se niegan a volar, incluso cuando se señala que es mucho más probable que mueran en un accidente de tráfico mientras se dirigen en coche al aeropuerto.

De igual manera, cuando como nación nos fijamos en los peligros que plantea el mundo de hoy, nuestra atención se ve cautivada por la posibilidad más terrible. Cuando era un niño, estábamos aterrorizados por un intercambio nuclear con la Unión Soviética: hacíamos simulacros «bajo los pupitres» en el parvulario, como si los misiles balísticos intercontinentales no fueran rival para nuestros robustos pupitres. Hoy, los rusos siguen teniendo suficientes armas nucleares para vaporizarnos, pero apenas nadie se preocupa de esto ya. Nos centramos, en su lugar, en la posibilidad de que de alguna manera los terroristas se hagan con un dispositivo nuclear y lo accionen en alguna ciudad estadounidense.

Esto significa que el debate de nuestra política exterior en estos días se centra en el inestable Pakistán, que tiene armas nucleares, y el beligerante Irán, que se emplea a fondo por conseguirlas. Obviamente, esa región debe ser nuestra principal prioridad. Pero también deberíamos pensar en otras amenazas que potencialmente pueden provocar una pérdida de vidas mucho mayor que cualquier ataque terrorista concebible — y que acechan mucho más cerca del país.

La pandemia de gripe de 1918 se cobró alrededor de 50 millones de vidas en todo el mundo. No hay pruebas de que la nueva variante de gripe porcina sea remotamente tan mortal como la gripe de 1918, y en la práctica los casos identificados hasta la fecha en Estados Unidos han provocado solamente una hospitalización y ningún muerto. Pero el motivo de que las autoridades decreten estados de emergencia y monitoricen la propagación de la enfermedad es que saben, con trágico detalle, los estragos que provocaría una gripe del estilo de la de 1918.

Hace varios años, cuando estalló la gripe aviar en Asia, me puse en contacto con unos cuantos expertos en análisis de riesgo para pedir sus declaraciones, esperando que dijeran que todo el mundo debía tranquilizarse simplemente. En su lugar, me dijeron que si alguien buscaba un desastre potencial legítimo por el que preocuparse, una pandemia de gripe mortal es una excelente elección.

Los funcionarios desconocen el motivo de que los casos de gripe porcina en Estados Unidos revistan mucha menos gravedad que los casos de México. Sí saben que la frontera Estados Unidos-México no supone ningún obstáculo, en lo que respecta a los microbios.

Allá por los tiempos en los que nos refugiábamos bajo los pupitres temerosos de un ataque soviético, estos primeros casos de gripe porcina habrían pasado desapercibidos. Como la mayoría de los brotes de la gripe, éste probablemente será contenido. Mientras tanto, voy a lavarme las manos con mucha mayor frecuencia de lo normal.

Eugene Robinson
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Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington.   El 16 abril, el Presidente Obama desclasificaba los ya infames memorandos de la tortura junto a una declaración de intenciones que dice que los antiguos métodos de interrogatorio de la CIA no sólo fallaron a la hora de «protegernos» sino que socavaron «nuestra autoridad moral.? Una semana más tarde, una mujer que sostenía la mano de un menor se sumergía entre una multitud en Bagdad y se inmolaba. Al parecer, ella no había tenido noticias de nuestra nueva autoridad moral. Ese término — ??autoridad moral? — se utiliza por doquier. Existirá algo así, supongo, aunque un terrorista suicida probablemente piense que tiene de ello en abundancia. Al margen de lo que pueda ser, no obstante, es una base tremendamente pobre sobre la que levantar una política exterior. Por mi parte, me satisface que ya no estemos torturando a nadie, pero dejar de practicar este desagradable ejercicio no protege más a los estadounidenses en absoluto. Prohibimos la tortura por otras razones.

Aún así, el debate de la tortura se ha visto infectado de argumentos estúpidos en torno a la utilidad: si funciona o si no funciona. Por supuesto que funciona — con frecuencia o pocas veces, pero cuando el tiempo antes de la explosión se está agotando, puede ser lo único que funciona. Le remito al interrogatorio por parte de las autoridades filipinas de Abdul Hakim Murad en 1995, un terrorista de al-Qaeda que cantó de plano información extremadamente útil acerca de un complot para volar por los aires aviones de pasajeros en cuanto fue informado que estaba a punto de ser entregado a la Mossad de Israel. Como sugería George Orwell en ??1984,? todo el mundo tiene su propia idea de tortura.

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Si la amenaza de torturas funciona — con que haya funcionado una sola vez basta — entonces se deriva que la propia tortura funcionará. Hay algunos en el terreno de la Inteligencia, incluyendo a un ex director de la CIA, que afirman que funciona, y presumo que lo dicen basándose en pruebas empíricas. No todos pueden ser dementes o malhechores. ?sta es también la postura de Dick Cheney, quien a veces puede ser ambas cosas, pero al menos tiene cierto apoyo.

América debería repudiar la tortura no porque sea siempre ineficaz — nada es siempre algo– ni porque a otros les repugne, sino porque nos degrada y se contrapone a nuestros valores nacionales. Es una declaración de principios, similar en cierto sentido a porqué no pinchamos todas las líneas telefónicas o porqué no cacheamos a todo menor de 28 años. Esas medidas seguramente reducirían la delincuencia, pero nos resultan repugnantes.

Sin embargo es importante entender que abolir la tortura no va a hacer que estemos más seguros. A los terroristas no les preocupa lo más mínimo nuestra moralidad, nuestra autoridad moral, ni lo que un columnista llama «nuestra brújula moral.? Ciertamente George Bush despertaba rechazo en gran parte del mundo, pero los ataques del 11 de Septiembre fueron planeados mientras Bill Clinton ocupaba la Casa Blanca, y con la excepción de la derecha cristiana no ofendió a nadie. En realidad recorría el mundo disculpándose por las fechorías de América — la esclavitud en particular. Ningún terrorista cambió de opinión como consecuencia de ello.

Si Obama piensa que el mundo responderá a su nueva política con las torturas, está gravemente equivocado. En la práctica, ha puesto las cosas algo más fáciles para los terroristas que saben lo que no les va a pasar si les cogen. Y al meter paja en torno a si pondrá límites o no a la imputación de los juristas del Departamento de Justicia de la era Bush (y posiblemente también a los agentes de interrogatorios de la CIA), ha demostrado a los agentes sobre el terreno que él respalda su labor, digamos, el 62% del tiempo.

El horror del 11 de Septiembre reside dentro de mí igual que un patógeno inactivo. Pasó mucho tiempo antes de que pudiera pasar junto a un parque de bomberos de Nueva York — los altares aún frescos — sin venirme abajo. Prometí venganza esa fecha — sí, la vieja venganza al estilo Viejo Testamento — y esas brasas aún humean dentro de mí. Sé que nada de lo que hizo Obama este mes hace que América esté más segura.

Pero mientras leía los memorandos de tortura de la administración Bush, también terminaba de leer «El Tercer Reich en guerra,» de Richard J. Evans. Es el último de su importante trilogía sobre la Alemania Nazi y, al igual que sus dos obras previas, contiene el tipo de detalles que impactan, desbordan a la razón e informan de lo que nosotros — sí, la gente corriente — somos capaces de hacer.

Sé que es ofensivo comparar casi cualquier cosa o a cualquiera con los Nazis, pero los memorandos de la era Bush llaman la atención como ecos del pasado. Aquí, una vez más, estaban los escuálidos esfuerzos de chupatintas legales por justificar lo injustificable. Aquí, de nuevo, surgía la lección que precisa de constante recordatorio: antes de poder torturar a alguien, hay que torturar la ley primero. Cuando sucede eso, nadie está a salvo.

 Richard Cohen

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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Obama cumple cien días como presidente. Cien días con las furias desatadas, como los cuatro jinetes del Apocalipsis. La crisis financiera y económica, que galopa sin que nadie acierte a detenerla; la gripe porcina, que se ha desbocado; y sus dos corceles de compañía, el miedo y la incertidumbre. Y Obama no se ha descompuesto. Ha respondido en todo momento con serenidad, solvencia y proximidad. En apenas tres meses, la imagen de los Estados Unidos ha cambiado por completo, confirmando una vez más que las potencias hegemónicas inspiran un sentimiento contradictorio -amor, odio- y que los liderazgos y las políticas deciden hacia qué lado se inclina la balanza. En cien días, Obama se ha mostrado como ‘primus inter pares’ -primus, pero interpares- en el G20. Ha engrasado las relaciones con la OTAN, las ha templado con Rusia, se ha acercado sin prepotencia a América Latina, ha trazado pasarelas con Irán y con Cuba, se ha convertido a la lucha contra el calentamiento global y en pro de las nuevas energías. Se ha batido a pecho descubierto con esa hidra de siete cabezas que es el crash económico y ha recuperado los derechos humanos, que llevaban ocho años tirados en el basurero, aunque en este capítulo haya hecho algunos zig zags a los que convendrá seguirles la pista. Bueno, y ha sellado la paz de la Casa Blanca con la Moncloa. Por el momento, en nada de lo mencionado se pueden consignar resultados concretos. Pero las cañas se han lanzado con maestría y en la buena dirección. El tiempo dirá qué y cuánto se recoge. Por el momento, la serenidad de Obama serena y, a falta de tratamientos para las dolencias que nos afligen, o mientras se encuentran, nadie debe desdeñar la utilidad de los placebos. En resumen, excelente Obama en sus primeros cien días.»

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

El corresponsal del diario galo La Tribune se ha hecho eco en un artículo de unas intervenciones de Miguel Martín, de la AEB y Juan Ramón Quintás, de la CECA en las cuales ambos muestran discrepancias sobre cuales deberían ser las soluciones para los problemas del sector financiero español. Según explica Thierry Maliniak en radiocable.com, los bancos son partidarios de buscar soluciones por vía privada con fusiones o recurriendo al Fondo de Garantía de Depósito, mientras que las cajas de ahorros defienden que se usen recursos públicos para entidades con graves problemas.

Thierry Maliniak

Para Maliniak, esto se debe a que hacen frente a dificultades distintas. En el pasado solían ser los bancos los que eran intervenidos por el Banco de España, pero ahora son las cajas las que afrontan un mayor desafío, porque su exposición al sector inmobiliario y su morosidad son mayores.

Pero el corresponsal cree que no hay que «demonizar» a las cajas, ni que el modelo esté fracasando. Al contrario piensa que ha dado mucho a la sociedad española en términos de dividendos sociales. Pero bancos y cajas mantienen desde siempre una competencia feroz por el mercado financiero. También cree que «A los bancos todo lo que suena a intervencion del Estado, les suena a compentencia desleal».

Hasta ahora el estándar de liderazgo, se centraba en directivos firmes, resolutivos, asentados sobre principios e ideales fijos y sistemáticos. Pero un estudio de la Universidad de Cambridge asegura que empieza a despuntar un nuevo tipo de líder: el informal, que se adapta a las situaciones, no es rígido y permite la cohesión de los grupos. Y en el contexto actual, las empresas pueden beneficiarse más de esta clase de directivos ya que sabe mediar en conflictos, es flexible y consigue, de manera natural, que la gente confíe en él.

Bill Clinton
(Foto: Flickr/ Mark from Cincinnati)

Martin Kilduff, profesor de management de la Universidad de Cambridge identifica los líderes formales e informales dentro de las organizaciones. Los primeros se refieren a gente que está en puestos de liderazgo y autoridad, mientras que los segundos hacen referencia a personas que son percibidos como líderes dentro de un grupo social.

Según Klinduff los líderes informales suelen servir como conectores para las relaciones, se adaptan bien a las diferentes situaciones sociales, cambian sus comportamientos para dar respuesta a las demandas a los diferentes contextos o ambientes. Son como ??camaleones del mundo social?. Y pone como ejemplo a Bill Clinton o Tony Blair. Líderes que se han presentado siempre como optimistas en público, aunque por dentro no se sintieran así. Este perfil de líder puede tener un mal día, pero nunca va dar muestras de ello.

Los directivos «informales» son además unos oradores activos, perceptivos con aquello que les rodea y siempre dispuestos a ayudar o a dar un consejo. Son excelentes como mediadores en conflictos porque son sensibles a los demás. Están orientados a trabajos específicos y son gradables. En contraposición está el líder formal que se guía en la vida y en la empresa con actitudes y comportamientos coherentes, basados en principios, ideales y valores fijos.

Pero este tipo de liderazgo o directivo sigue sin ser el habitual. Otro artículo de Tendencias 21 se ha eco de un estudio de la Universidad de California en Berkeley que pone de manifiesto que los individuos que muestran su ??dominancia? o tienen una marcada tendencia a ser asertivos logran una mayor influencia en las empresas porque parecen más competentes, aunque no lo sean realmente.

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Es el trabajo de los antenistas de montaña. Gracias a su actividad, anónima, silenciosa, miles de personas acceden a su conexión a Internet, teléfono móvil y, ahora, incluso a telefonía fija.Pero el suyo no es un trabajo sencillo. Las condiciones son generalmente duras: accesos en todoterreno, montañas nevadas, frías temperaturas y antenas de más de 30 metros de altura. Se necesitan conocimientos de escalada y resistencia física.

Allí, en el punto más alto de una antena de telefonía, en plena sierra de Madrid, entrevistamos en directo a una de sus técnicos, gracias a un móvil con videollamada 3G.


Este reportaje se emitió en Cámara Abierta (La2) Radiocable.com estrenó allí una nueva sección, participativa, en la que los espectadoresproponen , ruedan y montan reportajes junto al equipo del programa.

Para inaugurar la nueva sección, Daniel Seseña, de Cámara Abierta, pidió a radiocable.com que eligiera un tema y lo desarrollase. Esta fue su elección:

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El reportaje tal y como fue emitido en TVE


Radiocable.com eligió a Maria Luz Martín Sima de la empresa vodafone para acompañarla en su trabajo. Accedimos al lugar en tres coches todoterreno. Con el objeto de no perder detalle se trabajó con un helicóptero teledirigido con cámara de vídeo que siguió sus movimientos en las alturas.  La entrevista tuvo lugar por videoconferencia a 30 metros del suelo.

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Algunas de las imágenes aéreas.

 

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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Es como si estuviéramos viviendo una regresión. Cuanto más mayores, más chicos. Como en el extraordinario caso de Benjamin Button. ¿Saben una cosa? Se han agotado en España las ventas de mascarillas para evitar el contagio de gripe porcina. De verdad. ¿Tan difícil nos resulta estar precavidos sin sacar las cosas de quicio? ¿Que nos ha pasad? ¿Que le ha pasado a muchos? . Cuando éramos pobres éramos menos histéricos y ahora parece que no hay susto que no multipliquemos por cien, ni arañazo que no nos parezca una herida, ni dificultad que no consideremos una tragedia enorme…» [sigue en el vídeo]

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

 

Los primeros casos en España de gripe porcina han tenido una notable repercusión en los EEUU. Tanto el Washington Post como The Wall Street Journal publican hoy la noticia. John W. Miller y Thomas Catan titulan en este último: ??La Unión Europea activa planes pandémicos contra la gripe porcina?.

??El primer caso confirmado de gripe porcina de la Unión Europea, en España, ha llevado a los países de la UE a reactivar los planes pandémicos implantados en 2005 y 2006 durante la crisis de la gripe aviar. España ha anunciado que está investigando otras 19 posibles infecciones, todas ellas en personas que han vuelto de un viaje a Méjico. El único caso confirmado en España es de un estudiante de 23 años que volvió de Méjico el 22 de abril. La ministra española de Sanidad ha recomendado que se evite viajar a Méjico dentro de lo posible. También ha aconsejado que se evite el contacto con las personas que hayan vuelto de la zona afectada durante un periodo de 15 días?.

??Al igual que otros aeropuertos de la UE, el aeropuerto de Barajas de Madrid no ha instalado las cámaras de detección de fiebre que se han visto en muchos aeropuertos asiáticos. La ministra española de Sanidad, Trinidad Jimenez, ha instado a los españoles a mantener la calma. ??Tenemos suficientes reservas de antivirales???. [sigue]

¿Quieres rodar un reportaje para televisión? Cámara abierta invita, a los espectadores, a participar en una nueva sección del programa. Puedes grabar junto al equipo de TVE.

Para inaugurar la nueva sección, Daniel Seseña, de Cámara Abierta, pidió a radiocable.com que eligiera un tema y lo desarrollase.

Nuestra elección: el trabajo de los antenistas de montaña. Gracias a su actividad, anónima, silenciosa, miles de personas disfrutamos de conexión a Internet y de teléfono móvil.

Pero el suyo no es un trabajo sencillo. Las condiciones son generalmente duras: accesos en todoterreno, montañas nevadas, frías temperaturas y antenas de más de 30 metros de altura. Se necesitan conocimientos de escalada y resistencia física. Allí, en el punto más alto de una antena de telefonía, en plena sierra de Madrid, entrevistamos en directo a una de sus técnicos, gracias a un móvil con videollamada 3G.

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Algunas de las imágenes aéreas.

Radiocable.com eligió a Maria Luz Martín Sima de la empresa vodafone para acompañarla en su trabajo. Accedimos al lugar en tres coches todoterreno. Con el objeto de no perder detalle se trabajó con un helicóptero teledirigido con cámara de vídeo que siguió sus movimientos en las alturas.  La entrevista tuvo lugar por videoconferencia a 30 metros del suelo.